/BOLETIN-INTEGRACION/ COMERCIO: Brasil negocia con dos fuertes proveedores

Brasil pretende usar su condición de gran importador de trigo para abrir el mercado de Estados Unidos a su carne vacuna y el argentino al azúcar.

Los dos países cierran sus puertas a determinados productos brasileños. El azúcar sigue fuera del sistema de libre comercio en el Mercado Común del Sur (Mercosur) y no hay perspectivas a corto plazo para su incorporación.

El ministro de Agricultura de Brasil, Marcus Pratini de Moraes se entrevistó con sus colegas de Argentina y Estados Unidos en el marco de la Junta Interamericana de Agricultura, que concluye este sábado en la nororiental ciudad brasileña de Salvador.

Si Argentina no acepta reducir el arancel de 23 por ciento que aplica a las importaciones de azúcar, Brasil aumentará sus compras de trigo a Estados Unidos, amenazó el ministro.

El trigo es uno de los tres rubros principales de exportación de Argentina, socio de Brasil, Paraguay y Uruguay en el Mercosur.

Brasil, que en la década pasada logró una producción de trigo cercana a las necesidades de su mercado interno, es ahora uno de los mayor importadores mundiales del cereal.

Su producción será este año de 2,4 millones de toneladas de trigo, 7,36 por ciento más que en 1998, anunció este viernes el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística en su monitoreo mensual de la cosecha agrícola.

Para atender un consumo de más de ocho millones de toneladas, debe importar cerca de seis millones de toneladas, la casi totalidad desde Argentina,

Brasil importa pequeñas cantidades de trigo de otra procedencia. Las compras a Estados Unidos se limitan actualmente al trigo de grano duro, destinado a la industria de pastas alimenticias.

El subsecretario de Agricultura de Estados Unidos, Richard Rominger, reiteró el interés de su país en ampliar ventas que hasta hace poco tiempo fueron rechazadas por las autoridades sanitarias brasileñas, que alegaban contaminación por microorganismos.

Pratini de Moraes condicionó su respuesta a la reciprocidad. El ministro pretende que Estados Unidos abra su mercado a la carne vacuna brasileña, también sujeta a restricciones sanitarias.

Brasil argumenta que no hay razón para esas restricciones, pues la fiebre aftosa, una enfermedad del ganado que excluye los rebaños afectados del comercio internacional, habría desaparecido del sur del país, la zona poductora de carne de exportación.

Las áreas productoras del sur ya fueron inspeccionadas por una misión técnica estadounidense, pero la autorización para el ingreso de carne brasileña en Estados Unidos está todavía sujeta a una evaluación final, con intervención incluso del Congreso.

Los agricultores brasileños ven con buenos ojos la búsqueda de mejor acceso a mercados externos, pero lo ideal sería que el gobierno apoyara la producción de trigo, buscando la autosuficiencia, comentó Flavio Turra, de la Organización de las Cooperativas del Estado de Paraná, en el sur.

Brasil paga entre 135 y 140 dólares la tonelada de trigo argentino, un precio con el que los agricultores brasileños pueden competir, favorecidos por la devaluación de la moneda nacional, aseguró Turra.

Los agricultores locales, que deben atender altas tasas de interés por sus créditos, sólo necesitan alguna protección que "neutralice las ventajas de financiación" de los competidores externos, agregó.

La compra de productos agrícolas a países ajenos al Mercosur tiene un arancel de 12 por ciento, mientras el comercio entre los miembros del bloque no paga tarifas aduaneras.

Argentina utiliza las ventajas del libre comercio para exportar a Brasil a precios artificialmente elevados, cercanos a los que presenta el trigo estadounidense luego de pagar el arancel.

Brasil, que adquiere grandes volúmenes de trigo a Argentina, exige a su socio la desgravación del azúcar como medida de reciprocidad, señaló Turra, técnico del Departamento Económico de la Organización de Cooperativas agrícolas de Paraná, un estado productor de granos.

El aumento de la exportación de azúcar y de carne beneficiaría incluso a los agricultores de regiones no exportadoras, porque al reducirse los excedentes mejorarían los precios del mercado interno, observó.

Estas negociaciones subrayan la importancia que tendrá el capítulo agrícola en la tercera Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio, que se realizará el mes próximo en Seattle, Estados Unidos.

Los participantes en la Junta Interamericana de Agricultura, cuya reunión comenzó el martes y finaliza este sábado, buscaron concertar una posición común ante las negociaciones multilaterales de comercio de la Ronda del Milenio, que será lanzada en Seattle.

La Declaración de Salvador, divulgada el viernes, indica que los países del continente americano lucharán por mejor acceso a los mercados agrícolas, via desgravación arancelaria, y por "plazos bien definidos" para "la reducción o eliminación" de subsidios a las exportaciones.

Además, las naciones del hemisferio pretenden reducir los programas de apoyo interno que distorsionan el comercio internacional y reforzar la base científica de las exigencias sanitarias, para que éstas no se conviertan en medidas proteccionistas.

La ofensiva apunta a la Unión Europea, que mantiene fuetes subsidios a la agricultura.

Los países caribeños no firmaron la declaración, con el argumento de que integran un Mecanismo Regional de Negociación propio. En realidad, como importadores netos de alimentos, no tienen interés en la eliminación de los subsidios. (FIN/IPS/mo/ff/if/99

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