YUGOSLAVIA: Ex jefe de Estado Mayor en la oposición política

En medio de crecientes protestas contra el gobierno de Yugoslavia, la oposición yugoslava recibió el inesperado refuerzo del general Momcilo Perisic, quien fue jefe del Estado Mayor del ejército hasta noviembre del año pasado.

Como ocurre con muchas otras figuras opositoras provenientes del oficialismo, el prestigio político de Perisic creció durante una larga relación con el presidente Slobodan Milosevic.

Se presume que el ex jefe del Estado Mayor tiene influencia entre los oficiales del ejército, pero aún no se sabe si agregará coherencia a la oposición, que está profundamente dividida, o aumentará la confusión actual.

Perisic se unió a un grupo de dirigentes que han tratado de catalizar el descontento y formar un desafío creíble a la coalición gobernante de socialistas, neocomunistas y nacionalistas radicales.

Hasta ahora esos intentos fracasaron, porque en las cuestiones decisivas prevalecieron las discrepancias entre varias personalidades fuertes, en desmedro de la causa común.

El general lanzó en agosto su Movimiento por una Serbia Democrática (MSD) y recibió duras críticas de sus antiguos camaradas de armas y de la prensa oficialista.

Perisic se agregó a las filas de quienes culpan a Milosevic por las dificultades económicas y la pérdida de la provincia de Kosovo, tras 11 semanas de bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que dejaron al país en ruinas.

El ex jefe del Estado Mayor afirmó que se había opuesto a la política de Milosevic sobre Kosovo porque consideró que los militares yugoslavos no podían enfrentar a la alianza bélica mas poderosa del mundo. Esa fue la causa de su renuncia, según aseguró.

Perisic declaró que su principal objetivo «poner fin al actual régimen, exclusivamente con medios democráticos», y que su repentino salto a la escena política no se debió a ambiciones personales.

También indicó que el MSD no es en realidad un partido, sino una organización que busca unir a los distintos partidos opositores, las organizaciones no gubernamentales (ONG), los estudiantes y otros grupos cívicos contrarios al gobierno.

El MSD afirmó que el régimen de Milosevic «pone en peligro la libertad y seguridad de todo el pueblo serbio» y «niega a la gente el derecho básico de trabajar y existir».

La declaración fundacional de la organización exhortó a la reconciliación con los países vecinos que formaron la antigua federación yugoslava, y a la cooperación con el resto del mundo.

«Queremos establecer la paz en este país sin nuevas divisiones internas catastróficas, para evitar luchas callejeras y el peligro de una guerra civil», expresó.

El temor a una guerra civil ha aumentado en Serbia, en especial después de que algunos altos jefes militares declararon que su deber era defender al gobierno contra posibles intentos de derrocarlo.

«El deber del ejército es defender a su comandante supremo, el presidente», declaró el general Nebojsa Pavkovic, comandante del Tercer Ejército, al diario oficialista Politika, al comentar las demostraciones públicas para pedir la renuncia de Milosevic, cuyos organizadores evitaron cualquier exhortación a la violencia.

Los dirigentes de la oposición mantienen diferencias sobre el modo en el que debería producirse el cambio de régimen. Algunos prefieren que exista un período de transición, en cooperación con la coalición gobernante, y otros son partidarios de un cambio drástico.

Pero la principal discrepancias entre los opositores se refiere a cuál de ellos debe ser el líder. Esto fue evidente en la multitudinaria manifestación realizada el mes pasado en Belgrado, durante la cual 150.000 personas observaron que sus dirigentes no se hablaban y lanzaban mensajes contradictorios.

Perisic expresó que confiaba en que el ejército no intervendría si se producían levantamientos. «Si alguien trata de usar al ejército yugoslavo contra su propio pueblo, sólo logrará volcar en su contra a las fuerzas armadas», aseguró.

También afirmó que muchos oficiales no estaban «políticamente infectados», lo cual fue una declaración insólita para alguien cuya carrera militar se desarrolló dentro de un ejército abiertamente ligado al partido gobernante, con la misión explícita de defender un Estado socialista.

La salida a escena de Perisic este verano (boreal), por primera vez desde su retiro en noviembre, causó conmoción entre sus antiguos colegas.

El general rompió su silencio en julio, en una entrevista publicada por el semanario NIN, durante la cual afirmó que el ejército se había dejado sumergir en la política y que «la conducción militar se ha transformado en una célula del Partido Socialista de Serbia y la Izquierda Unida Yugoslava (JUL)».

La JUL, por medio de «la usurpación, el chantaje y el miedo, logró infiltrarse en todas las instituciones, incluyendo el ejército, pero sólo después de mi dimisión», aseguró el ex jefe del Estado Mayor.

El general Dragoljub Ojdanic, quien reemplazó a Perisic, es notorio por su vinculación a la JUL, que está liderada por Mira Markovic, la esposa de Milosevic.

Perisic criticó la política de Milosevic sobre Kosovo, diciendo que el resultado de la guerra «en algunos aspectos fue peor que una capitulación», y que el presidente «empujó a la gente al sacrificio, mientras permanecía a salvo y obtenía beneficios personales del sufrimiento del pueblo, haciéndose aun más arrogante».

El ex jefe del Estado Mayor dijo que la decisión de enfrentar a la OTAN fue «fatal», pero no explicó qué alternativas propuso cuando esa organización presentó a Yugoslavia un ultimátum, exigiendo libre circulación militar sobre territorio yugoslavo y un referendo sobre la independencia de Kosovo.

Perisic es el segundo general retirado que funda una organización política en Serbia. El primero fue Vuk Obradovic, ex portavoz del ejército, quien lanzó el Partido Socialdemócrata, ahora miembro de la coalición opositora Alianza por los Cambios.

Los medios de comunicación oficialistas no han ahorrado críticas a Perisic, a quien la televisión estatal llamó «el general estadounidense». Dragan Tomic, portavoz del parlamento serbio, dijo que «Perisic debería avergonzarse de decir cosas que agradan a (Bill) Clinton y (Tony) Blair» (el presidente estadounidense y el primer ministro británico, respectivamente).

«Podrían producirse consecuencias fatales si el ejército se involucra en la política», declaró Stipe Sikavica, un experto militar.

Sikavica añadió que «esa intromisión es más que evidente en este momento», cuando «generales de los cuadros superiores atacan a la oposición empleando el mismo vocabulario que los partidos oficialistas».

«El uniforme y la política no van juntos. Es uno o la otra», aseveró.

Slobodan Vucetic, un juez de la Corte Suprema de Justicia de Serbia, dijo que el involucramiento del ejército en política sería inconstitucional.

«Las declaraciones de los generales contienen amenazas contra el pueblo. La Constitución es clara: el ejército está aquí para defender la soberanía del país, la independencia territorial y el orden constitucional. Es responsable del Estado pero no del régimen», afirmó el magistrado. (FIN/IPS/tra- en/vpr/ak/ego/mp/ip/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe