Un clérigo ruandés residente en Estados Unidos será entregado al Tribunal Criminal Internacional de la ONU para Ruanda, decidió una corte estadounidense, para beneplácito de funcionarios del foro mundial y de activistas.
La corte de apelaciones del quinto circuito de Estados Unidos decidió que Elizaphan Ntakirutimana, un hutu que fue clérigo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Ruanda, sea juzgado por genocidio por el Tribunal de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
La decisión del viernes confirmó el fallo del juez de distrito John Rainey, de Estados Unidos, en 1998.
"La decisión prueba que Estados Unidos apoya las leyes", dijo Michael Posner, director de la organización no gubernamental Comité de Abogados Defensores de los Derechos Humanos, que presentó un documento de apoyo al pedido de Washington para que se entregara a Ntakirutimana al tribunal de la ONU.
"Esto sienta un antecedente nacional importante ya que el señor Ntakirutimana es la primera persona que se le pide a Estados Unidos que entregue a uno de los tribunales penales internacionales", agregó Posner, refiriéndose a los tribunales de la ONU para Ruanda y la ex Yugoslavia.
Kingsley Moghalu, portavoz del Tribunal de la ONU, elogió la decisión, que permitirá que Ntakirutimana sea juzgado en la corte situada en Arusha, Tanzania.
El clérigo hutu, acusado de complicidad en el asesinato de miles de tutsis de Ruanda en las localidades de Mugonero y Bisesero en 1994, aún puede apelar el fallo ante la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos.
El fallo de este viernes terminó con la discusión legal que comenzó en diciembre de 1997 cuando un tribunal del estado de Texas dictaminó contra la entrega de Ntakirutimana al Tribunal de la ONU.
La corte de Texas alegó que no existía ningún tratado que justificara dicha entrega y que los fiscales no habían establecido la "causa probable" de que el sospechoso hubiera cometido genocidio.
Al año siguiente, el juez Rainey falló que la entrega del clérigo al Tribunal de la ONU estaba prevista por la Constitución de Estados Unidos.
La decisión de entregar a Ntakirutimana, capturado en 1996 en Texas, para que sea juzgado por el Tribunal de la ONU es el último de una serie de éxitos obtenidos por el organismo, que hace apenas dos años fue acusado de incompetencia y corrupción.
El gobierno de Malí ofreció al Tribunal las prisiones de su país para detener a los procesados por el organismo internacional.
El secretario del Tribunal, Agwu Okali, se quejó la semana pasada de que el organismo es víctima del doble discurso de los medios de comunicación de Occidente, que informan extensamente sobre Kosovo y Bosnia, pero se olvidan de Ruanda.
"Hay una clara tendencia a magnificar los problemas del tribunal de Ruanda", se quejó Okali en un discurso pronunciado ante la Asociación Nacional de Abogados de Filadelfia, Estados Unidos.
"El año pasado, los medios del mundo se ocuparon más de las actividades del Tribunal, pero la información publicada sobre el mismo en Estados Unidos es escasa y episódica, sobre todo en la televisión", protestó Okali.
En cambio, la cobertura de los medios sobre Kosovo y el tribunal de la ONU para la ex Yugoslavia ayuda a que se pueda hacer justicia en los Balcanes, aseguró. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ceb/aq/hd/99
