La renovación y ampliación de acuerdos comerciales entre México y Uruguay, el socio menor del Mercosur, dejó en claro la potencia negociadora que despliega en múltiples frentes el gobierno de Ernesto Zedillo, quien visitó esta semana Río de Janeiro y Montevideo.
México es el único socio latinoamericano del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que integra junto con Canadá y Estados Unidos, lo cual no no fue obstáculo para mantener sus tradicionales relaciones diplomáticas y económicas con Cuba.
Al mismo tiempo, es uno de los 29 integrantes de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que nuclea a los países más poderosos del mundo, y uno de los 21 del Foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC), que concentra 45 por ciento del comercio mundial.
Además, esta misma semana, en la Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea, en Río de Janeiro, México y la Unión Europea (UE) se comprometieron a alcanzar un amplio acuerdo de desgravación arancelaria antes de fin de año.
México, que tiene tratados de libre comercio vigentes con Costa Rica y Nicaragua, es activo participante de las negociaciones para constituir el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en el 2005, y es miembro de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).
Guatemala, El Salvador y Honduras negocian hace siete años un tratado de libre comercio con México, y también lo hace Panamá.
México también integra la Asociación de Estados del Caribe (AEC) y mantiene el acuerdo comercial denominado Grupo de los Tres, junto con Colombia y Venezuela, los socios mayores de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Los presidentes Ernesto Zedillo, de México, y Julio María Sanguinetti, de Uruguay, firmaron el jueves la renovación y ampliación de acuerdos comerciales, que puede derivar en un avance de las relaciones entre el Mercosur (Mercado Común del Sur) y el TLCAN.
El compromiso tiene la finalidad de profundizar el acuerdo comercial bilateral vigente y ampliar la lista de preferencias arancelarias entre ambos país.
Este acuerdo tiene un doble impacto para Uruguay, que, con 3,2 millones de habitantes, es el menor de los países del Mercosur. Por un lado, reactiva las interrumpidas ventas uruguayas de carne, arroz y otros productos agropecuarios y, por otro, abre el camino para las de ganado ovino y textiles.
El comercio entre ambos países es pequeño. En 1998, Uruguay colocó en México bienes por 25,8 millones de dólares y México le vendió a Uruguay por 43,4 millones de dólares.
Las exportaciones mexicanas, que representan 39 por ciento del total de América Latina, tienen como principal destino al mercado de Estados Unidos.
En 1998, México vendió a Estados Unidos productos por 94.700 millones de dólares, lo que representó un crecimiento de 137 por ciento desde enero de 1994, cuando entró en vigor el TLCAN.
Mientras, el comercio bilateral entre la UE y México ascendió a 15.600 millones de dólares también en 1998.
Pero, más alla de las reducidas dimensiones que en comparación con esos gigantescos mercados tiene Uruguay, el acuerdo marcó un hecho político relevante en el proceso de integración regional.
Sanguinetti abandonó las restricciones impuestas por las normas arancelarias del Mercosur, que inhiben a sus integrantes de negociar en forma directa con un país que no integra el bloque sudamericano.
Pese a que el Mercosur obliga a sus integrantes (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) a desarrollar una política comercial externa común, el gobierno uruguayo se sintió habilitado para suscribir el acuerdo con México por actitudes anteriores de Brasil, el mayor socio del bloque.
Brasil "abrió la puerta a las bilateralidades" por su negociación con la CAN, comentaron fuentes del gobierno uruguayo. "Nosotros tiempre hemos insistido en que haya un acuerdo entre el Mercosur y México, pero Brasil se ha opuesto", agregaron.
A fines de marzo, Brasil había despertado reacciones en sus socios del Mercosur cuando decidió negociar en solitario con la CAN, bloque integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
Argentina, Paraguay y Uruguay se habían opuesto en lo previo a un acuerdo entre ambos bloques sudamericanos, por lo cual prorrogaron los acuerdos bilaterales que tenían vigentes con los países andinos en el marco de la Aladi.
Brasil y la CAN firman este viernes, en la sede del bloque en Lima, un acuerdo de preferencias arancelarias hasta el 30 de julio, en lo que se considera un gran paso hacia la formación de una zona de libre comercio.
Que Uruguay integre un bloque comercial no significa que deba encerrarse en la región, pues, por el contrario, "debe tomar el Mercosur como una plataforma de lanzamiento al mundo", dijo Sanguinetti ante empresarios de su país y de México.
En su visita a Uruguay, Zedillo cuestionó la oposición de Brasil a la negociación que ahora asumió Sanguinetti. Es "casi paradójico que justamente cuando comienza a funcionar el Mercosur se empiece también a frenar el avance de nuestras relaciones comerciales", dijo.
"Yo le dije al presidente Sanguinetti que si los mexicanos queremos que nos escuchen nuestros amigos brasileños, nos tienen que ver dialogando a los mexicanos y los uruguayos", reveló Zedillo durante un discurso improvisado.
Más tarde, en una visita a la sede de Aladi en Montevideo, el mandatario mexicano dijo que su país se dispone a negociar con Brasil un acuerdo de preferencias arancelarias, "como un primer paso hacia un acuerdo completo de libre comercio".
En esa ocasión, Zedillo centró su exposición en la necesidad de impulsar cada vez más el libre comercio entre las naciones debido a la globalización de la economía.
Desde esa óptica, el presidente mexicano exhortó con énfasis a dejar atrás "la retórica de la integración" e invitó a pasar "a la integraci.MDNM/ón de los hechos". (FIN/IPS/rr-mj/mj/ip if/99
