Un proyecto ecológico que utiliza neumáticos e automóviles como arrecifes artificiales está regenerando hábitats del fondo marino del golfo de Nicoya en Costa Rica, el segundo de importancia por tamaño y biodiversidad en el Pacífico de América Central.
El no gubernamental Instituto de Recursos Costeros y Marinos (Inrecosmar) está aumentando las posibilidades de reproducción de numerosas especies marinas, ubicando bajo el mar pirámides de neumáticos y un viejo barco que nadie sabía que hacer con él.
Esto ha llevado un beneficio doble la región, pues por un lado se preservan especies, como jurel, pargo, mero, langosta, camarón, pulpo y ostras, de uno de los lugares con mayor biodiversidad marina en América Central y por otra se ayuda a los pescadores locales a mantener su principal fuente de ingreso.
Inrecosmar, una organización que busca beneficiar a las comunidades costeras centroamericanas con planes de desarrollo sustentable, ubica en el fondo del golfo módulos de 30 neumáticos unidos en forma piramidal, que se convierten en refugios ideales para que las especies marinas depositen allí sus larvas.
Las neumáticos se convierten en sustitutos de promontorios como arrecifes de coral o rocosos, donde los peces tienen mayor posibilidad de reproducirse, pues les resulta más fácil encontrar alimento y refugio.
En los últimos tres años, Inrecosmar ha ubicado en el golfo de Nicoya -el segundo en importancia en América Central después del golfo de Fonseca- decenas de módulos piramidales a más de 10 metros de profundidad, que en conjuntos suman alrededor de 5.000 neumáticos.
"La ventaja es que estos materiales son totalmente seguros y no desprenden ningún tipo de sustancia contaminante ni dañina para las especies", dijo el oceanógrafo Jorge Campos, director de Inrecosmar e investigador de la Universidad de Costa Rica.
Además, es una manera de aprovechar desechos. El proyecto fue presentado a empresas privadas de Costa Rica y algunas donan a Inrecosmar los neumáticos que ya no utilizan.
El golfo de Nicoya tiene un área de 1.340 kilómetros cuadrados y de allí se obtiene anualmente el 21 por ciento de la producción pesquera de Costa Rica. Sin embargo, en los últimos años los pescadores de esta zona han comenzado a notar una escasez de recursos debido a la contaminación.
"Las manchas de aceite matan las larvas de camarón blanco y ahora es más difícil conseguirlo", comentó Hugo Steller, un pescador de la zona.
En el golfo de Nicoya se vierten cada día compuestos orgánicos y residuos naturales, según datos de Inrecosmar. Se estima que si continúa la tendencia actual, la vida útil de los recursos pesqueros no será más de cinco años.
"Es por eso que estamos trabajando con las comunidades para que comprendan lo importante de preservar nuestros recursos", dijo el director de Inrecosmar. De ahí que son los mismos pescadores los que solicitan capacitación para aprender a evitar la sobreexplotación.
"Todos los días salíamos al amanecer a pescar, pero hemos notado que ahora tenemos que navegar más lejos para pescar lo mismo y eso nos representa más tiempo y más dinero", indicó Gerardo Rojas, un pescador de la zona.
Este mes, Inrecosmar recibió como donación un viejo barco camaronero cuya vida útil ya había acabado y sus dueños no sabían que hacer con él. Los biólogos de la institución decidieron formar con el barco un arrecife artificial en el golfo de Nicoya.
"Poco a poco lo que queremos es que la gente de la zona cambie de mentalidad para que sea la propia sociedad civil la que tenga este tipo de iniciativas, que al final de cuentas nos benefician a todos", afirmó Campos.
En este sentido, Inrecosmar está elaborando un atlas costero de la península de Nicoya con un recuento de las especies marinas que se encuentran en la zona y ha distribuido a 300 escuelas de la región guías didácticas en las que se explica la importancia de conservar los recursos biológicos. (FIN/IPS/nms/ag/en/99
