AMBIENTE: Los aviones trazan estelas amenazadoras para el clima

Los gases y partículas emitidos por los aviones alteran la concentración de los gases en la atmósfera superior y contribuyen al cambio climático y al recalentamiento de la Tierra, aseguró la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Las sustancias desprendidas de las aeronaves modifican la concentración de gases de efecto invernadero, como dióxido de carbono, ozono y metano, desencadenan la formación de estelas de condensación y pueden aumentar la cantidad de nubes cirrus, todo lo cual contribuye al cambio climático, precisó la OMM.

El informe "La aviación y la atmósfera global" fue preparado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

El estudio se limita a ofrecer asesoramiento científico, sin incluir recomendaciones políticas, aclaró el secretario del IPCC, N. Sundararaman, en la presentación del trabajo la semana pasada.

El IPCC preparó el estudio junto con el grupo de evaluación científica del Protocolo de Montreal sobre las substancias que agotan la capa de ozono y a solicitud de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

La investigación reconoció la rápida expansión experimentada por la aviación, que desde 1960 ha crecido a un ritmo anual cercano a nueve por ciento, 2,4 veces superior a la tasa media de crecimiento del producto interno bruto (PIB).

Una estimación manejada por los investigadores del IPCC proyectó en un cinco por ciento anual, entre 1990 y el 2015, el aumento de la demanda mundial de viajes aéreos de pasajeros.

A su vez, el uso de combustible destinado a transporte aéreo de pasajeros y carga y a operaciones militares crecerá tres por ciento anual en el mismo período.

Las proyecciones parten del supuesto de la aplicación de mejoras tecnológicas que reducirán las emisiones por pasajero y por kilómetro, y que para el 2050 se logrará una gestión ideal del tránsito aéreo.

Si estas mejoras no se materializan, el uso de combustibles y las emisiones serán entonces mayores, previno el IPCC, un organismo creado en 1988 por la OMM y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Las principales emisiones de las aeronaves incluyen los gases de efecto invernadero, dióxido de carbono y vapor de agua. Pero también comprenden óxido nítrico y dióxido de nitrógeno, que de modo colectivo se denominan NOX, y los óxidos de sulfuro y el hollín.

En el caso del dióxido de carbono, su permanencia en la atmósfera se prolonga por unos 100 años, por lo cual las emisiones de los aviones no se pueden distinguir de las desprendidas de otras fuentes.

En cambio, los otros gases y partículas tienen una permanencia más breve en la atmósfera, donde se mantienen concentrados cerca de las rutas de vuelo, en particular en las latitudes medianas del hemisferio norte.

Para determinar los efectos de las emisiones sobre el ozono, el estudio distinguió entre aviones subsónicos, que vuelan en la troposfera superior y en la estratósfera inferior a altitudes que varían entre nueve y 13 kilómetros, y supersónicos, que circulan por la estratósfera, a altitudes de entre 17 y 20 kilómetros.

Las emisiones de NOX en la troposfera superior y en la estratósfera inferior ocasionan un aumento del ozono y una disminución del metano. En contraste, a altitudes más elevadas, el aumento de NOX causa disminución del ozono en la capa estratosférica.

El informe dictaminó que la permanencia de los NOX, que son precursores del ozono, aumenta con la altitud. Por tanto las perturbaciones del ozono provocadas por los aviones dependen de la altura de la inyección de NOX y varían de perturbaciones regionales en la troposfera a globales en la estratósfera.

El estudio estimó que las emisiones de NOX procedentes de los aviones subsónicos habían aumentado en 1992 las concentraciones de ozono en las altitudes de crucero de latitudes sepentrionales medias, hasta seis por ciento, comparadas con una atmósfera sin emisiones de aeronaves.

El IPCC calculó que ese aumento del ozono se incrementará 13 por ciento en el 2050.

"Estos aumentos tenderán a calentar la superficie de la Tierra", vaticinó el organismo creado para evaluar la información sobre distintos aspectos del cambio climático.

Con relación a los vuelos supersónicos, el estudio dijo que los NOX, el vapor de agua y los óxidos de sulfuro emitidos por esos aviones contribuyen a los cambios en el ozono estratosférico.

Las emisiones de los aviones supersónicos en la estratósfera del hemisferio norte pueden desplazarse al hemisferio sur y provocar el agotamiento del ozono, advirtió el IPCC.

Sundararaman dijo en la rueda de prensa de presentación del informe que los efectos de las emisiones de la aviación pueden reducirse mediante cambios en la tecnología de las aeronaves y los motores, el combustible y las operaciones aéreas.

Los aviones subsónicos que se producen en la actualidad son 70 por ciento más eficientes en el uso del combustible por pasajero y por kilómetro que hace 40 años.

La mejora en la eficiencia en el consumo de combustible será de 20 por ciento en el 2015 y se espera que aumente entre 40 y 50 por ciento en el 2050.

Las mejoras en la eficiencia de los motores reducen el consumo de combustible y la mayoría de los tipos de emisiones, pero las estelas de condensación que dejan los aviones pueden aumentar, puntualizó el IPCC.

Por otra parte, sin adelantos en la tecnología del combustible, también pueden incrementarse las emisiones de NOX, previno.

En este sentido, el informe admite que al parecer en los próximos decenios no hay ninguna alternativa práctica para los combustibles a base de queroseno utilizados por los aviones de reacción comerciales.

El secretario del IPCC observó que otras opciones en materia de combustibles, como el hidrógeno, parecen viables a largo plazo pero exigirían nuevos diseños de aeronaves y también una nueva infraestructura para el abastecimiento.

El combustible a base de hidrógeno eliminaría las emisiones de dióxido de carbono de los aviones pero aumentaría las de vapor de agua.

De todos modos, el informe aceptó que las mejoras en la tecnología de los aviones y motores y en la eficiencia del sistema de tránsito aéreo aportarán beneficios ambientales pero no compensarán totalmente los efectos de las mayores emisiones resultantes del previsto crecimiento de la aviación.

Entre las opciones que se manejan para reducir más las emisiones figuran los reglamentos más severos para las emisiones de los motores de los aviones y la eliminación de los subsidios e incentivos que tienen consecuencias negativas para el ambiente.

Otras alternativas mencionadas por el IPCC se basan en el mercado e incluyen gravámenes ambientales, el intercambio del derecho de emisiones y acuerdos de medidas voluntarias, programas de investigación y la sustitución de la aviación por el transporte ferroviario o en autobuses. (FIN/IPS/pc/mj/en/99

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