El movimiento sindical de Perú mostró su letargo hoy, cuando, tres días antes del Día Internacional de los Trabajadores, obtuvo escaso éxito su convocatoria a huelga general contra las intenciones reeleccionistas del presidente Alberto Fujimori.
La huelga de 24 horas convocada por la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) no logró afectar las actividades de Lima y las principales ciudades del país, a pesar del apoyo de todas las fuerzas políticas opositoras y de 57 por ciento de la ciudadanía, según las encuestas.
Fuentes de la Defensoría del Pueblo informaron a IPS que en Lima fueron detenidas en el marco de la protesta 56 personas, pero que no se produjeron incidentes graves de violencia entre policías y manifestantes.
Las versiones de los enfrentados protagonistas, los dirigentes de la CGTP y los voceros del gobierno de Fujimori, discrepan en la evaluación de la huelga. Mientras unos la consideran exitosa, otras la califican de fracaso total.
La protesta fue declarada "improcedente" por el Ministerio de Trabajo, calificada de "ilegal" por Fujimori y de "movimiento comunista" por el primer ministro Víctor Joy Way.
El cardenal Augusto Vargas Alzamora, una de las figuras más importantes de la Iglesia Católica peruana, replicó que la huelga era una forma democrática y justa de expresar repudio a una política económica.
La CGTP, que no tiene prevista ninguna movilización para el Día Internacional de los Trabajadores, logró el respaldo de todos los partidos opositores y de las organizaciones estudiantiles a una protesta cuya convocatoria reúne reinvindicaciones políticas, económicas, regionales y sociales de distinto origen.
En Lima, ciudad de siete millones de habitantes, la huelga general fue poco perceptible. El transporte público funcionó casi normalmente, con 80 por ciento de las unidades en circulación, así como los mercados populares, comercios y bancos.
No resultaron afectados los servicios de energía eléctrica, teléfonos y agua. Los hospitales y centros de asistencia del Ministerio de Salud y del Instituto de Seguridad Social operaron casi con la totalidad de su personal.
Acataron la huelga casi la totalidad de los trabajadores de construcción, la mayoría de los profesores de enseñanza pública, incluso de universidades, y los funcionarios municipales de los distritos cuyos alcaldes pertenecen al movimiento Vamos Perú.
Hay informes discrepantes sobre la efectividad de la huelga en el sector industrial y minero, en tanto que los pesqueros, petroleros y transportistas interprovinciales registraron actividad normal.
Los primeros informes del Ministerio de Trabajo sostienen que "fracasó la huelga de la CGTP", pues "el muestreo efectuado en las principales empresas así como el reporte del consumo de energía eléctrica industrial indican que las actividades productivas disminuyeron solo cinco por ciento".
Pero dirigentes de la CGTP sostuvieron que la paralización alcanza a 70 por ciento en el sector industrial y casi 100 por ciento en algunos rubros, como construcción civil, educación y trabajadores municipales.
Indicaron también que en algunas ciudades de la Sierra, como Cajamarca, Apurimac, Arequipa y Cuzco ,la inasistencia laboral fue casi total y que la policía detuvo a profesores y estudiantes que desfilaban pacíficamente.
La plataforma de la huelga incluyó 12 puntos, entre los que figuran el "rechazo a la política económica dictada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional" y a las intenciones de Fujimori de lograr una tercera reelección consecutiva prohibida por la constitución en las elecciones del 2000.
También demandó el incremento de los presupuestos municipales, rebaja de tarifas de servicios públicos, la condonación de las deudas agrarias, "educación y salud gratuita y de alta calidad", e incluyó una critica a los acuerdos de paz con Ecuador.
El movimiento sindical de Perú está exánime, desangrado por la recesión y el temor de los trabajadores a perder sus empleos, según observadores. En 1998 disminuyeron 40 por ciento las huelgas en relacion con el promedio de los anteriores tres años, segun el Ministerio de Trabajo.
Los trabajadores sindicalizados no superan 30 por ciento de la población económicamente activa, como consecuencia de la informalización de las empresas y el extenso sector marginal de la economía.
El ministro de Trabajo, Pedro Flores, señaló que la huelga no tuvo carácter laboral porque sus objetivos son políticos. El secretario de Estado había advertido el martes que "si bien la huelga no es legal, tampoco está prohibido acatarla, pero quienes no concurran a sus labores perderán sus salarios de un día".
El aspecto más notorio de la huelga fue la incorporación en los desfiles callejeros de apoyo al paro del alcalde de Lima, Alberto Andrade, candidato presidencial opositor al frente de las encuestas, con 35 por ciento de votos potenciales.
A la cabeza de una columna de unos 1.000 trabajadores de su municipio y de los concejos municipales de su organización política, Somos Perú, realizó una manifestación distinta de la convocada por la CGTP.
En la Plaza de Armas, grupos de despedidos por su alcaldía se enfrentó con palos y piedras con sus simpatizantes.
En el centro histórico de Lima, grupos de manifestantes fueron dispersados por la policia por tratar de que comercios y restaurantes cerraran sus puertas.
Una columna de manifestantes, encabezada por miembros de la Defensoría del Pueblo, que se movilizó para disuadir desmanes y enfrentamientos entre la policía y los huelguistas, marchó por las principales calles del centro sin incidentes mayores.
Por su parte, el legislador oficialista Luis Delgado Aparicio afirmó en conferencia de prensa que el paro fracasó en todas las ciudades del interior, "a pesar de que los sectores radicales del magisterio trataron de arrastrar a los estudiantes para que cometan disturbios". (FIN/IPS/al/mj/ip lb/99
