La agricultura es el principal punto de discordia entre el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Europea (UE), según se evidenció durante el Foro Empresarial bilateral celebrado en Brasil.
La escasa presencia en el encuentro de empresarios vinculados a la producción agropecuaria fue sintomática, pero no impidió que los subsidios y las barreras comerciales europeas en ese sector fueran persistentemente recordados como el gran escollo a una asociación comercial entre los dos bloques.
En la inauguración del foro, el domingo pasado, el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, acusó a los países desarrollados de establecer "el mayor aparato de proteccionismo y subsidios de que se tiene conocimiento para defender los intereses de un único sector".
Para "impedir que su agricultura se exponga a las reglas de la competencia", gastan 160.000 millones de dólares al año, dijo Cardoso, aludiendo en particular a los países europeos.
Ese fue uno de los factores que invirtió la balanza comercial entre ambos bloques, tradicionalmente favorable al Mercosur.
Entre 1990 y 1996, las exportaciones de los 15 países de la UE hacia el bloque sudamericano (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) aumentaron 274 por ciento, mientras las importaciones sólo crecieron 25 por ciento, destacó Cardoso.
En el Mercosur, la apertura de los mercados permitió una acelerada expansión de las importaciones de bienes industriales provenientes de Europa, sin que hubiera habido una contrapartida para las materias primas y alimentos en que los cuatro países sudamericanos son competitivos.
Incluso los productos agropecuarios europeos ganan mercado en el Mercosur, ya que sus ventas crecieron 30 por ciento desde 1991, mientras en sentido inverso el aumento fue de sólo cinco por ciento, señaló Jorge Campbell, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de Argentina.
El presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, el canciller argentino, Guido Di Tella, y líderes empresariales de los cuatro países del Mercosur insistieron en destacar el tema agrícola como crucial para un acercamiento interregional.
El representante de la Comisión Europea, Martin Bangemann, admitió la necesidad de revisar los subsidios agrícolas en la UE y destacó como "una feliz coincidencia" el inicio de la discusión sobre ese tema en Bruselas, sede de la Unión, con la celebración del foro empresarial en Rio de Janeiro.
Las reacciones a esa discusión, reflejadas en la protesta de 30.000 campesinos en Bruselas el domingo, no dan pie a demasiadas esperanzas.
Francia y otros países agrícolas resisten la aprobación de un mandato a la Comisión Europea para que pueda negociar un acuerdo de libre comercio con el Mercosur.
De esa forma, es poco probable que la reunión Mercosur-UE que se celebrará en paralelo a la Cumbre Eurolatinoamericana de junio en Rio, ponga en marcha las negociaciones, señaló este martes el corresponsal en París del diario brasileño O Estado de Sao Paulo, Reali Junior.
Sin embargo, en el foro empresarial no faltaron muestras de optimismo.
Los dirigentes industriales, que dominaron la reunión, destacaron que un sector que sólo ocupa tres o cuatro por ciento de la población no puede seguir obstruyendo un comercio mundial más libre.
El canciller de Brasil, Luiz Felipe Lampreia, dijo confiar en la presión de los industriales europeos, descontentos con la permanencia de subsidios agírcolas que absorben la mitad del presupuesto de la UE y dificultan las relaciones con bloques como el Mercosur.
Lampreia sugirió la posibilidad de una alianza entre el bloque sudamericano y el sector industrial de la UE en la lucha contra los subsidios y las barreras al comercio agrícola.
El coordinador europeo del Foro Empresarial, Jurgen Strube, presidente de la trasnacional alemana BASF, recordó que la UE es la principal fuente externa de inversiones directas en el Mercosur, con 43 por ciento del total, y su mayor socio comercial, hechos que alientan un mayor acercamiento. (FIN/IPS/mo/dg/if/99
