PERU: Los milagros de dos santas de devoción informal

Dos mujeres de humilde origen que difícilmente sean canonizadas por la Iglesia Católica son veneradas por miles de ciudadanos pobres en Perú.

Los fieles se encomiendan a estas dos "santas" ya fallecidas para obtener lo que la sociedad les niega: trabajo y alimento.

En sus tumbas jamás faltan las flores ni las velas y hasta es posible encontrar algún objeto extraño, más próximo a la brujería que a la liturgia católica.

Entre sus devotos es difícil hallar personas de altos ingresos, pero sí numerosos harapientos, desplazados, ladrones y prostitutas.

"Si la semana ha sido floja, el domingo voy al cementerio a llevarle sus flores, me amisto con ella y mi suerte se arregla", dice Rita, una mujer treintañera que luce ropa y maquillaje demasiado llamativos para visitar el cementerio de El Callao, el primer puerto peruano.

Fue en los Barracones, un barrio duro de El Callao, donde vivió Sarita, una de las dos santas furtivas de Perú. La otra es Melchorita, también conocida entre sus adeptos como "la Beata".

Sobre 'la Sarita', como la llaman sus fieles, se conoce poco, pese a que se ha escrito mucho. Se llamaba Sara Colonia. Algunos afirmann que era inmigrante, pero no saben de dónde procedía, y otros juran que era "chalaca" (natural de El Callao).

Sarita vivió en El Callao en los años 40, y aunque nadie la vio realizar ningún milagro, fue adorada por la bondad que la animaba a compartir lo que no tenía con sus vecinos pobres.

Cuando murió, sus amigos y vecinos le erigieron un mausoleo, para dejarle flores y a contarle sus problemas, como hacían cuando ella vivía.

Medio siglo después, autobuses del transporte público, barriadas y hasta grupos de rock llevan su nombre, en prueba de su arraigo en el imaginario popular.

"Ella fue un almita tan buena que Dios tiene que escucharla", dice una morena delgada y entrada en años, mientras enciende un cirio. "No, yo no la conocí, pero dicen que era muy caritativa, que ayudaba a todos, que si no podía darles algo al menos los escuchaba y a veces eso es suficiente", agrega.

"A mí la Sarita me protege. Una vez me asaltaron, me amenazaron con un cuchillo y me iban a quitar el coche, cuando uno de los delincuentes se percató de mi escapulario. 'Compadre, tú eres devoto de la santa, eres de los nuestros', dijo uno de los ladrones, y todos se fueron sim robarme", cuenta Evaristo Contreras, un taxista.

"Lo gracioso fue que tiempo después, un pasajero muy correcto, después de pagarme la tarifa, me arrancó el escapulario de un tirón y se lo llevó. 'Para que surta efecto tiene que ser regalado o robado', me dijo como disculpa", cuenta Contreras.

Cada vez que lleva algún pasajero a El Callao, Evaristo hace un alto en el cementerio "para saludarla". "¿Qué le pido?, protección y trabajo, que no me falte nunca el trabajo", explica.

"Sarita es un hilo conductor para contar la historia de toda una población que emigró a la capital entre los años 20 y 70", comenta Judith Vélez, directora de cine, quien acaba de lanzar el primer video documental sobre esa santa popular.

De acuerdo con las investigaciones de Vélez, el culto a Sarita se debe a los desplazados, "esa gente que necesita encontrar, en una ciudad extraña, alguien en quien confiar sin ser defraudados, un intermediario con Dios con quien puedan hablar en forma horizontal", indica Vélez.

Sarita es la amiga de esas personas, "la que les permite mantener la fe en los momentos difíciles", señala y, por eso no le sorprende que la petición más frecuente entre los fieles sea conseguir trabajo.

El apacible pueblo de Grocio Prado está ubicado al sur de Lima. Allí se alza la ermita dedicada a otra mujer extraordinaria, Melchora Saravia Tasayco, también conocida como la Beata Melchorita.

Melchora perteneció a la orden secular de San Francisco en calidad de terciaria hasta fallecer víctima de cáncer. Su portento consistía en dar de comer a los hambrientos gracias a una olla maravillosa, en la que nunca se agotaba la comida. ¿Cómo lo lograba? "Milagro, pues", contestan sus devotos.

"Era una olla sin fondo, de la cual surgía interminablemente la comida, hasta que todos los pobres se saciaban. Yo sé que es de no creer, pero así son los milagros, cuestión de fe", asegura Julio Gutiérrez, de 73 años, encargado de los cuidados de la ermita, y que asegura haber conocido a la Beata en su infancia.

"La Melchorita no me abandona. Siempre me ayuda a tener dinero, a que me salga algún trabajito, a que no falte la comida en casa. Yo le estoy muy agradecido y por eso vengo con mi familia, para que también ellos le profesem el mismo cariño y fe", dice Ricardo Chávez, un conductor de camión.

De ambas se conserva una única foto. La de Melchorita muestra un rostro calmo, regordete, una mirada serena, idéntica a la que luce Sarita, más bien pálida y delgada.

Ambas lucen su rostro en miles de estampas, escapularios e imágenes destinadas a ser exhibidas orgullosamente en los vehículos de transporte público o en paredes de los barrios pobres como escudo de protección contra invisibles enemigos.

Para el sacerdote jesuita Manuel Marzal, director del Programa de Ciencias Sociales de la Universidad Católica, este tipo de culto es una forma de acercamiento a lo divino, a Dios, y una prueba de fe y, al mismo tiempo, una expresión cultural.

"En el mundo andino, el santo es un intercesor ante Dios más que un modelo de vida y funciona como mito, porque habiendo perdido sus contornos históricos, conserva su existencia real", observa Marzal.

"Como mito, el santo es una fuente de poder sagrado, un fundamento de seguridad para el devoto y hasta un motivo para vivir cristianamente, aunque no pueda ser un modelo de conducta cristiana en el sentido estricto", señala el sacerdote, en su libro "El Sincretismo Iberoamericano".

A pesar de su popularidad, Sara y Melchora tal vez nunca sean beatificadas, porque de acuerdo con los cánones eclesiásticos, "no califican". Pero eso tiene sin cuidado a sus fieles, que diariamente se encomiendan a Sarita o a la Beata para enfrentar una vida que a veces necesita milagros para ser sobrellevada. (FIN/IPS/zp/nc-ff/cr/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe