Estados Unidos deportó 1,2 millones de mexicanos inmigrantes en 1998, 271 murieron en el intento de internarse en ese país y 89 fueron asesinados, heridos o golpeados por agentes de la patrulla fronteriza, informó hoy el gobierno mexicano.
El número de expulsiones fue similar al de años anteriores, pero las muertes superaron en 41 por ciento a las registradas en 1997, mientras el de violaciones de derechos humanos fue 93,4 por ciento mayor, precisó la cancillería mexicana en un informe.
El gobierno del presidente Ernesto Zedillo, diputados y analistas atribuyen el aumento de las deportaciones, muertes y ataques a inmigrantes al endurecimiento de las leyes y controles migratorios en Estados Unidos.
Llevados por traficantes o los denominados "polleros", miles de mexicanos intentan cada año llegar a Estados Unidos para buscar trabajo.
A pesar de las numerosas reuniones bilaterales y anuncios de programas de coopreación fronteriza para atender el problema de los inmigrantes, Estados Unidos y México mantienen discrepancias y periódicos roces por el tema.
Para apoyar a los ciudadanos mexicanos que deciden inmigrar y evitar que sean blanco de abusos, el gobierno de Zedillo invirtió en 1998 más de cinco millones de dólares en sus representaciones diplomáticas en Estados Unidos.
En los últimos años, Wahington levantó muros y aumentó el número de agentes a lo largo de los 3.200 kilómetros de frontera con México. Además, dictó leyes que dificultan la inmigración e instaló en sitios estratégicos equipos de detección de movimientos y visión nocturna.
Engañados por los traficantes, los inimigrantes siguen rutas más largas y peligrosas por zonas desérticas o son "sellados" dentro de vagones de tren o camiones de carga, lo que aumenta el riesgo de muerte.
Entre los 271 inmigrantes muertos durante 1998 hay casos de deshidratación, agotamiento, mordedura de serpiente y picadura de escorpión.
Según la cancillería, el número de muertos en la frontera pudo haber sido mayor el año pasado. La patrulla fronteriza de Estados Unidos y los agentes mexicanos rescataron a 595 inimigrantes que estuvieron a punto de morir por inanición, asfixia o agotamiento.
Xenofobia, identificación de inmigración y delincuencia, maltrato, explotación y persecución han sido algunos de los términos con que el gobierno de Zedillo ha calificado las acciones de Washington contra ciudadanos mexicanos.
Un estudio realizado por expertos de Estados Unidos y México, financiado por organismos de los dos países, considera un fracaso las políticas antiinmigratorias de Washington, pues aumentaron el número de muertes sin evitar el ingreso de inmigrantes.
Según el informe, publicado en 1997, más de 315.000 indocumentados mexicanos desafían cada año los controles migratorios, ingresan a Estados Unidos y encuentran trabajo.
Lo único que logran los controles de Washington es fortalecer las redes de traficantes de indocumentados, cambiar los patrones de inmigración, fenómeno alentado por la oferta de mano obra barata en Estados Unidos, y aumentar los casos de muertes y violaciones de los derechos humanos, añade.
Si se desea resolver el problema en unos 15 años, Estados Unidos y México deberían mejorar su cooperación y considerar factores "históricos, demográficos, sociales, económicos, culturales, psicológicos y políticos" para tratar el tema de la inmigración, apunta el estudio. (FIN/IPS/dc/ag/ip-hd/99
