CUBA: Castro dice que la revolución apenas comienza

El presidente de Cuba, Fidel Castro, exhortó a las nuevas generaciones a continuar la revolución liderada por él hace 40 años como parte de una causa mundial contra el orden económico imperante.

"Aún hoy para las generaciones más nuevas, la revolución apenas comienza", afirmó el líder de 72 años la noche del viernes desde uno de los balcones del ayuntamiento de Santiago de Cuba, 800 kilómetros al este de La Habana.

En el mismo escenario donde el 1 de enero de 1959 dirigió su primer discurso al pueblo cubano tras la huída del país del dictador Fulgencio Batista, Castro intentó una vez más demostrar la continuidad de la revolución.

"No se trata hoy de defender con egoísmo una causa nacional. Una causa nacional en el mundo de hoy, no puede ser por sí sola una gran causa", dijo en un discurso leído y sobrio de una hora y media de duración, bastante más corto de lo esperado.

De los 11,1 habitantes que contituyen la población cubana actual, 7,1 millones no habían nacido el 1 de enero de 1959, 1,3 millones tenían menos de 10 años y la inmensa mayoría de los que entonces tenían más de 50 años han fallecido.

"Hay hechos que hoy nadie se atreve a negar", comentó al comparar las condiciones sociales de la Cuba prerrevolucionaria con la que en la actualidad exhibe "con orgullo" índices comparables con los de los países industrializados.

Resaltó que una población que a mediados de siglo era analfabeta y semianalfabeta, carente de cultura política, fue capaz de iniciar un proceso que no tiene paralelo en el mundo.

"Quiso el azar o el destino que (la revolución cubana) fuese sometida a la más dura prueba a que haya sido sometido proceso revolucionario alguno en el mundo", afirmó.

"Con la participación ya de tres generaciones ha resistido 40 años de agresiones, bloqueo, guerra económica, política e ideológica de la más poderosa y rica potencia imperialista que ha existido jamás en la historia", añadió.

Al mismo tiempo, atribuyó a la grandeza que se deriva de haber sido sometida a esa prueba histórica, la resistencia y la decisión de siguir adelante en los últimos años de crisis económica, cuando la isla se quedó "absolutamente sola" tras el derrumbe del bloque socialista europeo.

Para el líder cubano, en un mundo que "se globaliza de manera rápida, incontenible e irreversible" ninguna causa es más importante que las causas globalizadoras, las causas de la propia humanidad por su sobreviviencia.

Castro afirmó que sería padecer de visión estrecha, miopía política y ausencia de preocupación por el destino humano, creer que un pueblo pequeño o mediano "puede responder por sí solo sus problemas".

Por eso, a su juicio la lucha iniciada hace cuatro décadas "tiene que convertirse en una lucha junto a los demás pueblos por los intereses de toda la humanidad".

Las "soluciones para la humanidad no vendrán de la buena voluntad de los que hoy se adueñan del mundo y lo explotan", advirtió Castro, para quien "el orden económico que hoy prevalece en el planeta caerá inevitablemente".

Para demostrarlo, el presidente cubano hizo un recuento de la actual crisis económica mundial, criticó a los que han convertido el mercado en una especie de religión y aplaudió la decisión europea de unirse y crear una moneda fuerte frente al dólar.

Castro consideró hipócrita afirmar que la libertad del hombre y la libertad del mercado son inseparables, y recordó que "la lucha por el mercado originó la espantosa carnicería de las dos guerras mundiales" de este siglo.

"La Teología del Mercado es sectaria, fundamentalista y antiecuménica", aseguró.

Sin realizar afirmaciones absolutas sobre el futuro del socialismo en Cuba, Castro respondió de alguna manera a los que exigen cambios políticos radicales a su gobierno, incluida reformas neoliberales y economía de mercado.

"El mundo no tiene otra alternativa a la globalización neoliberal que una distribución justa de las riquezas que los seres humanos sean capaces de crear", afirmó.

Agregó que debe terminar la hegemonía de un orden que conduce a la especie humana hacia el abismo, salvar la naturaleza, proteger la biodiversidad y la cultura y hacer que prevalezca la verdad y la fraternidad, fuentes de la verdadera libertad.

"Que sea el mérito, la capacidad, el espírito creador, no el robo, la especulación o la explotación de los más debiles lo que determine el límite de las diferencias" en un planeta donde cada vez son mayores las diferencias entre ricos y pobres, exhortó Castro. (FIN/IPS/da/ag/ip/99

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