La producción de la industria automovilística de Brasil cayó el año pasado 24 por ciento en relación con 1997 y retrocedió al nivel de 1994 como consecuencia de las turbulencias financieras internacionales.
En 1998 se fabricaron 1.573.128 vehículos, contra 2.069.703 el año anterior, según datos divulgados este lunes por la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (ANFAVEA).
Según este informe, el año pasado se interrumpió la expansión registrada en toda esta década.
La venta de las cadenas de montaje a la red comercial cayó más aun, 27,5 por ciento, limitándose a 1.189.635 unidades. También las exportaciones se redujeron a 384.674 vehículos, 7,7 por ciento menos que en 1997, pero obteniendo ingresos cinco por ciento superiores, alcanzando 4.900 millones de dólares.
El sector automovilístico refleja las dificultades financieras del país, que obligaron a un fuerte aumento de las tasas de interés y a una consecuente reducción de las ventas de bienes duraderos.
Esta caída ocurre cuando importantes empresas, como la francesa Renault, se instalan en Brasil y se multiplican las cadenas de montaje en todo el territorio, considerado uno de los pocos mercados con gran potencial de expansión en todo el mundo.
En los cinco años anteriores, la producción del sector se había duplicado, ya que en 1992 Brasil produjo solo 1,07 millones de vehículos y saltó a un volumen sin precedentes de 2,07 millones en 1997.
El total de empleados por el sector volvió al nivel de 25 años atrás, menos de 100.000.
El año pasado terminó bajo el trauma del despido de 2.800 trabajadores de la Ford en el ABC, conjunto de ciudades industriales del área metropolitana de Sao Paulo. Eso representa 40 por ciento del total empleado en la fábrica.
Los obreros de la Ford, apoyados por el Sindicato de Metalúrgicos local, ocuparon la fbrica, presionando a la empresa a negociar alternativas para reconsiderar el despido. La Ford solo aceptó anular el despido de 300.
Algunas semanas antes el sindicato había logrado un acuerdo con la Volkswagen, con reducción de la jornada laboral y de salarios en 15 por ciento, para evitar el despido de 7.500 obreros.
Las perspectivas para este año son aún desalentadoras. "No creo en recuperación económica y, sin mayores ventas, aumentará el desempleo", previó el presidente del Sindicato de Metalúrgicos del ABC, Luiz Marinho.
Un plan que alentó esperanzas sobre la recuperación del sector fracasó en las negociaciones entre los sindicatos, la industria y el gobierno. La idea consistía en estimular la renovación de los 5,5 millones de automóviles con más de 15 años de uso que siguen circulando en el país.
Sus dueños habrían disfrutado de descuentos de unos 2.000 dólares en la adquisición de un vehículo nuevo, destinando el viejo al reciclaje de chatarra. Para eso, el gobierno hubiera debido renunciar a parte de los tributos y la industria a parte de sus utilidades.
El Sindicato de Metalúrgicos del ABC estima que el programa podría aumentar la producción en 400.000 automóviles al año. Pero hasta ahora no hubo acuerdo entre las partes y, por el contrario, el ajuste fiscal adoptado por el gobierno, con una subida de impuestos, hace prever un aumento del precio de los vehículos.
Cada despido en la industria automovilística provoca la desocupación de otros cinco trabajadores en la cadena de producción, comercio y servicios que depende de los vehículos, señaló el presidente del Sindicato de Metalúrgicos de Sao Paulo, Paulo Pereira da Silva.
El sindicalista pidió este lunes al ministro del Trabajo, Francisco Dornelles, que presione por una rebaja del impuesto a los productos industrializados, que grava los automóviles, y de las tasas de interés, como forma de proteger empleos.
Se prevé que la recesión actual provoque una revisión en los planes de las transnacionales que fabrican automóviles y piezas, que anunciaron cerca de 20.000 millones de dólares en inversiones hasta el 2000, las que convertirían a Brasil uno de los grandes centros mundiales de producción y exportación de vehículos. (FIN/IPS/mo/mj/if/98
