VENEZUELA: Chávez envaina la espada tras aplastante triunfo

La elección con más de 56 por ciento de los votos de Hugo Chávez como nuevo presidente de Venezuela, llevó de inmediato a envainar las espadas al vencedor y a su principal oponente, Henrique Salas, mientras los fantasmas de violencia se disipaban en medio de una estruendosa celebración popular.

"Asumo esta victoria con humildad", fueron las primeras palabras de Chávez ante las cámaras de televisión, en un tono reposado diametralmente opuesto al de sus arengas, y pidió a sus compatriotas "hacer de 1999 el año del reencuentro de todos".

Llamó a la fraternidad y apenas se anunció el resultado a su favor dijo sentirse "hermano de todos los venezolanos", ofreció que llamará a los mejores a gobernar a su lado y reiteró sus promesas de respeto y garantías jurídicas para los inversores.

Salas, quien consiguió 39 por ciento de sufragios y emergió como líder de la nueva oposición, al reconocer su derrota ofreció "ser vigilante" frente al gobierno de Chávez pero también "quiero que oiga que estaré a su lado en todo lo que concierna al mejor interés de Venezuela".

La tercera espada desenvainada durante el proceso electoral, la de la violencia popular y previsible represión de desórdenes que se desatarían ante un hipotético fraude, se disolvió con la contundente victoria de Chávez y el desencadenamiento de una celebración en forma de fiesta ruidosa sin sangre ni saña.

Por último, las Fuerzas Armadas, con sentimientos encontrados ante la perspectiva de un gobierno del país y comando de la institución por Chávez, borraron los rumores de golpe con un reconocimiento del resultado en boca del sonriente ministro de la Defensa, Tito Rincón.

Chávez, teniente coronel retirado del ejército, de 44 años, encabezó en 1992 una cruenta sublevación de unidades del ejército contra el presidente Carlos Andrés Pérez, la cual fue sofocada por las mayoritarias fuerzas leales.

"Envío un abrazo a todos los hombres y mujeres de Venezuela, sin distingo alguno", dijo Chávez al enfrentar la prensa la noche del domingo y reivindicar, ante una pregunta, la asonada de 1992: "Hicimos lo que teníamos que hacer".

Sobre las versiones de que su avance ensanchaba la brecha entre uniformados que lo apoyan y adversan, Chávez comentó: "Tantos rumores y mentiras, y ahí están los militares, celebrando, en silencio, en el interior de los cuarteles".

Los más duros adversarios de Chávez, en la recta final de la campaña, plantearon la elección de este domingo como un combate entre la democracia que ellos representaban y la dictadura que implantaría el ex comandante de paracaidistas.

"Llamo a la unidad a quienes me adversaron, respetando nuestras diferencias, para que trabajemos todos por el interés de la Patria entera", dijo el ahora presidente electo.

Casi siguió los pedidos de quienes avizoraron su victoria al tiempo que le adversaron, como el ex presidente Pérez, quien durante las últimas semanas admitió la ventaja del ex comandante y abogó porque "apenas gane diga ante las cámaras que buscará la cooperación de quienes fueron sus opositores".

Pérez mismo apunta a guardar su propia espada, y en su condición de nuevo senador buscará una reforma de la Constitución para que sea posible sin forzar ningún texto legal llamar a una asamblea constituyente.

La convocatoria a esa asamblea fue una bandera de Chávez, que sus adversarios en los partidos tradicionales, el socialdemócrata Acción Democrática y el socialcristiano Copei, denunciaron como amenaza contra los demás poderes y camino abierto para una dictadura de Chávez. (Fin/IPS/jz/eg/98

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