por ciento lo apoya, según una encuesta realizada hoy por la consultora privada Sondaxe.
Las dos centrales sindicales mayoritarias, Comisiones Obreras (CCOO), de origen comunista, y la socialista Unión General de Trabajadores (UGT), emitieron un comunicado conjunto en el que manifiestan "su total oposición a la operación militar anglo- estadounidense".
La oposición ciudadana aumenta cuando se consulta si España debe participar en los ataques: ocho de cada 10 encuestados contestaron que no y sólo el 16 por ciento que sí.
La mayoría también opina que el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, ordenó el ataque para eludir su enjuiciamiento por el Congreso de su país.
La posición del gobierno del centroderechista Partido Popular (PP) es opuesta a la de la opinión pública, los sindicatos, las organizaciones de derechos humanos y las dos principales fuerzas de oposición: el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la coalición Izquierda Unida (IU), basada en el Partido Comunista.
El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, dijo que España no es beligerante, pero "muestra su solidaridad con sus aliados", al tiempo que expresa su voluntad de seguir trabajando para que se cumplan las resoluciones de las Naciones Unidas (ONU) y los compromisos del presidente de Iraq, Saddam Hussein.
Matutes declaró a Radio Nacional de España que ha sido Saddam Hussein el que puso el calendario del ataque, "al impedir hace dos días la inspección de una serie de recintos en los que estaban trabajando los inspectores de la ONU para la destrucción del armamento químico y nuclear".
También dijo, en el parlamento, que sabía que estaba por iniciarse un segundo ataque -lo que efectivamente ocurrió horas después- y afirmó que no está previsto que los atacantes soliciten utilizar las bases españolas, como ocurrió en la primera guerra del Golfo, en 1991.
Las críticas a los ataques son generalizadas y su apoyo por el gobierno español, tibia, justificándola en su carácter de aliado, pero abogando por que concluya y se reanuden las negociaciones pacíficamente.
El experto en relaciones internacionales Felipe Sahagún considera insuficiente la justificación oficial de que el ataque se debe a las trabas puestas por Saddam Hussein a los inspectores de la ONU. "Vale como justificación, pero es insuficiente", afirmó.
La decisión de atacar se explica mejor por el propósito de mantener el prestigio de superpotencia, el costo de la fuerza desplegada y el hundimiento de los precios del petróleo, añadió.
El experto sostuvo que el desenlace ideal, para Clinton, el pueblo iraquí y los vecinos de Iraq, sería que la operación militar, por cuestionable e ilegal que sea, provoque la caída de Saddam Hussein.
Pero advirtió que si el dictador iraquí se mantiene en el poder, "por debilitado que salga, será más héroe que nunca ante todos los radicales antioccidentales del mundo islámico". (FIN/IPS/td/ag/ip/98
