En una más de las sorpresas que se suceden en la recta final de la campaña para las elecciones presidenciales del próximo domingo en Venezuela, Acción Democrática (AD) expulsó hoy a Luis Alfaro, hasta el sábado su candidato presidencial y por años "hombre fuerte".
La terquedad de Alfaro, de 77 años, en mantenerse como candidato de AD, pese a que más de 200 dirigentes le revocaron la postulación para apoyar al independiente Henrique Salas, forzó la decisión de sus antiguos subordinados.
A pocas horas del cierre de la campaña, el Consejo Nacional Electoral se enfrenta con reclamos de Alfaro y de AD sobre la posesión de la tarjeta blanca del partido, lo que podría incrementar en forma explosiva la incertidumbre si sus votos fueran decisivos en la victoria o derrota de Salas.
El presidente del CNE, Rafael Parra, dijo este lunes que el organismo, formado por independientes, tomará una decisión sobre la crisis respetando la legalidad, pero otros miembros mostraron que consideran a Alfaro como el candidato de AD si no renuncia.
La nueva ley del sufragio indica que sólo por renuncia, muerte u "otras causas legales y constitucionales" no especificadas podrá cambiarse un candidato una vez postulado, lo que a juicio de Alfaro le otorga la propiedad de la representación de AD.
En cambio, AD asegura que la propiedad de la candidatura es del partido y que entre las causas legales está la decisión de su máximo órgano entre congresos de revocar una postulación para apoyar a otro candidato "en defensa de la democracia".
El favorito para ganar las elecciones es, según los sondeos, el candidato del Polo Patriótico Hugo Chávez, un teniente coronel retirado que fracasó en 1992 en tomar el poder por las armas.
A falta de encuestas que puedan medir ya el efecto de la traumática concentración del voto "antichavista", un sector de analistas considera que la situación favorecerá a Salas, mientras otro considera que el beneficiado será el militar retirado.
El partido socialcristiano Copei pasó también a apoyar a Salas, un ex gobernador independiente de 62 años, al que ya habían migrado muchos militantes de esa fuerza y de AD, mientras que otra parte apoya a Chávez. Lo mismo hicieron 15 gobernadores ajenos al Polo de Chávez y 290 de los 365 alcaldes venezolanos.
Los opositores a Chávez aseguran que el país se juega hacer los cambios que requiere en paz, libertad y democracia, o sucumbir al autoritarismo, mientras que el candidato del Polo subraya que su propuesta consiste en rescatar la democracia para el pueblo, mediante una refundación política del país.
Las elecciones del próximo domingo son consideradas las más cruciales del último medio siglo en Venezuela y el electorado se ha polarizado entre los que buscan que Chávez sea "el vengador" de las lacras de la democracia y los que temen que con su triunfo llegue una dictadura, de izquierda o de derecha, y la violencia.
AD y Copei enfrentan el rechazo de la gran mayoría de los 23 millones de venezolanos, por lo que Chávez habla de secuestro de la democracia por los partidos, debido a los altos niveles de pobreza y corrupción, así como a la falta de reforma de los poderes públicos.
"La conducta de Alfaro lo coloca al margen de nuestra organización", sentenció el secretario general de AD, Lewis Pérez, al informar de la decisión de la cúpula adeista.
Alfaro, considerado un opaco dirigente del que fuera uno de los mayores partidos de América Latina, paradójicamente fraguó su poder en AD al imponer la disciplina como el gran valor interno y excluir toda disidencia como mecanismo para controlar el aparato.
Hasta el increíble final de su relación con el partido del que fue fundador, Alfaro se mantenía en los sondeos con una intención de voto de siete por ciento y el mayor rechazo entre todos los candidatos, cercano a 40 por ciento, por encima del de Chávez.
Esto sucedía pese a que en las elecciones legislativas y regionales del día 8, AD logró mantenerse como primera fuerza individual, por encima del Movimiento V República de Chávez, al sumar casi 1,3 millones de votos.
Tras esos comicios, que actuaron como una verdadera primera vuelta, la propaganda de AD y el discurso de Alfaro se concentraron en criticar a Salas para tratar de arrancarle el segundo lugar, con el apoyo de Chávez, quien hábilmente intentó mantener fragmentados a sus opositores.
Chávez, de 44 años, es respaldado por su propio partido y por un Polo Patriótico formado por otros ocho grupos, en el que está casi toda la izquierda, los antiguos militares golpistas y empresarios proteccionistas, atraídos por su oferta de mayores controles e intervencionismo económico.
Los ocho gobernadores de AD electos el día 8 fueron los que impulsaron el cambio de candidatura del partido, ante revelaciones de que Chávez proyecta paralizar el proceso de descentralización y eliminar los 23 estados actuales para establecer nueve regiones, similares a las provincias militares.
Diferentes voces comenzaron a alzarse este lunes, en medio de la confusión y volatilidad de los acontecimientos, por el peligro que supone que no esté claro a cual candidato deben contarse los votos de la tarjeta de AD el día 6.
Si llegan a ser determinantes para el triunfo y se le cuentan a Salas, Chávez llevaría el caso hasta la Corte Suprema de Justicia, "lo que podría traer sangre en unas elecciones signadas por la tensión", dijo a IPS un jurista que pidió anonimato.
En Copei, el proceso para abandonar a su candidata, Irene Saéz, ex alcaldesa de un municipio caraqueño y famosa como Miss Universo, fue más largo pero culminó con menos dramatismo, porque la postulada renunció con elegancia a la tarjeta del partido.
Sáez se mantendrá como candidata de su propia organización, IRENE, y otra pequeña fuerza política que la respalda, aunque casi no obtuvieron votos en los comicios del día 8.
Alfaro también es respaldado por otras siete pequeñas fuerzas sin representación parlamentaria, que ratificaron el sábado su apoyo al candidato, ahora defenestrado de AD. (FIN/IPS/eg/ag/ip/98
