CUBA: Comités de Defensa de la Revolución, contra el delito

Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que se perfilan, en la óptica del gobierno de Cuba, como los guardianes ideológicos del proyecto político que encabeza Fidel Castro, sumaron ahora a sus funciones la lucha contra la delincuencia

Creados en 1960 en medio de la gran efervescencia revolucionaria de esa época, los comités, que agrupan a 7,8 millones de personas, ampliaron luego su radio de acción de lo ideológico a tareas económicas y sociales.

Recuperación de materias primas para reciclar, colaboración en campañas de vacunación y donaciones de sangre masivas se mezclaron por muchos años con las guardias nocturnas cuadra por cuadra.

Sin embargo, muchas personas parecieron perder con el paso del tiempo el entusiasmo o dejaron de creer en la eficacia o bondad de los comités. Otras vieron en ellos una forma de las autoridades de inmiscuirse en la vida privada de las personas.

"Los CDR nacimos con bombas, crecimos en el vórtice del huracán revolucionario y ahora nos reunimos luego de un ciclón (el Georges). Eso nos ratifica que nacimos y estamos aquí para la lucha, el combate y la victoria", dijo Juan Contino, ex dirigente juvenil encargado de revitalizar la organización.

Contino, un representante de la nueva oleada de dirigentes jóvenes, resultó reelecto como coordinador nacional de los CDR durante el quinto congreso, clausurado el martes 29 de septiembre con un discurso de más de cuatro horas del presidente Fidel Castro.

Fue el propio Castro quien, en la cuarto reunión de los CDR, cinco años atrás, lanzó el reto de insuflar aires renovadores a la mayor organización de masas del país, la cual -dijo- de no habérsela creado en 1960, debería haber sido fundada en 1993.

Ese año marca el comienzo de una serie de reformas para sacar al país de la crisis en que cayó a partir de 1990, luego de la caída del campo socialista y la desintegración de la Unión Soviética, el principal y más firme socio político y económico de la isla.

Junto a la incertidumbre y pérdida de confianza que trajo la debacle del campo socialista, medidas como la autorización de la tenencia de dólar, la apertura al turismo y a la inversión extranjera trajeron nuevos problemas a la otrora austera e igualitaria sociedad cubana.

"Los cinco años transcurridos desde el anterior congreso han coincidido con la difícil situación económica que atraviesa el país y las renovadas agresiones del enemigo para destruir el socialismo", dice un documento-agenda de la reunión de cuatro días.

Al cabo de ese tiempo resultan evidentes las secuelas sociales de la crisis. "Delitos prácticamente inexistentes en Cuba han comenzado a reflejarse en las estadísticas", se lamentó Contino.

"Surge la droga, el proxenetismo y su deshonrosa acompañante, la prostitución; el robo con violencia, el delito contra extranjeros y nacionales, la corrupción de menores y otras lacras que requieren de atención especializada de la fuerza pública y de la colaboración decidida de nuestra población", dijo.

A riesgo de empalidecer su imagen externa, la delicada cuestión de la delincuencia saltó a la palestra ante un peligro mayor y que tiene que ver, según las autoridades, con la supervivencia de la revolución.

"El descontrol, la indisciplina social y la ilegalidad favorecen a quienes desean debilitar a la revolución", advirtió Contino, quien exhortó a los "cederistas" a "trabajar juntos y en estrecha coordinación con la policía".

Aclaró, sin embargo, que los "cederistas" no son policías ni inspectores, sino "sencillos revolucionarios" cuya tarea es "persuadir, alertar, discutir y garantizar por todos los medios políticos disponibles que en nuestro lugar de residencia se preserve la legalidad".

En el barrio falta a la legalidad, por ejemplo, quien alquile habitaciones o trabaje por cuenta propia sin el debido registro y pago de impuestos.

Según Contino "al enemigo le interesa estimular" la violación de la ley "porque así creen desestabilizar a la nación".

Para Castro, "la lucha contra las ilegalidades" está relacionada con la lucha ideológica y los CDR se incluyen entre las fuerzas creadas por la revolución para "librar esa batalla en estos momentos".

Aunque los índices de criminalidad permanecen muy por debajo de otros países latinoamericanos, el problema viene preocupando desde hace un tiempo a las autoridades policiales.

"Junto con la escasez material, aumentaron la pérdida de valores en no pocos ciudadanos y la trasgresión de la ley, pero nunca hasta límites que son cotidianos en numerosas naciones", comentó un alto cargo de la Policía Nacional Revolucionaria. (FIN/IPS/pg/mj/ip/98

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