Los ciudadanos de México, acostumbrados a compararse con los de Estados Unidos para afianzar su identidad, miran con sorpresa el escándalo sexual del presidente Bill Clinton pues en este país tener amante no causa problemas a políticos y gobernantes.
Las últimas encuestas realizadas por radioemisoras y estaciones de televisión indican que la población de México observa con indulgencia las relaciones extramaritales de Clinton, a quien el presidente Ernesto Zedillo considera "un amigo sincero" de su país.
El escándalo de su vínculo con Monica Lewinsky "parece subrayar una diferencia importante en la manera de pensar de mexicanos y estadounidenses respecto de las relaciones extramaritales y especialmente de los personajes políticos", opinó Sergio Sarmiento, columnista del diario Reforma.
La fama de mujeriegos que tuvieron algunos gobernantes mexicanos no les ocasionó descrédito político. Los observadores atribuyen eso, en parte, a los medios de comunicación, que nunca se ocuparon con profundidad de esos asuntos.
Sin embargo, trascendieron las relaciones extramaritales de los ex presidentes Adolfo López Mateos (1958-1964), Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), José López Portillo (1976-1982) y Carlos Salinas (1988-1994), que durante sus gestiones gozaron de alta popularidad.
Lo que en Estados Unidos "habría sido considerado una falta a la moral, en México se convierte en un detalle que humaniza la imagen de un mandatario", apuntó Sarmiento.
Como en la mayoría de países, parte de la población de México siguió atenta el lunes la difusión del video donde Clinton declaró ante el Gran Jurado de su nación los contactos que tuvo con Lewinsky.
"No fue lo que se esperaba", "estos gringos se entretienen con cualquier cosa" y "no hay motivos para destituir a Clinton" fueron algunas de las respuestas que dieron personas entrevistadas por las televisoras.
La vecindad con Estados Unidos, país con el que las relaciones oscilan entre la cercanía y el enfrentamiento, lleva a los mexicanos a comparar constantemente ese país con el suyo, sostuvo el sociólogo Carlos Murrieta.
Esa práctica afianzó el patriotismo y la identidad de los mexicanos en los asuntos más diversos, incluidos los sexuales, agregó Murrieta.
En los últimos 16 años, la proporción de mexicanos que dice estar muy orgulloso de su nacionalidad y valores subió de 65 a 74 por ciento, indicó la Encuesta Mundial de Valores realizada por la Universidad de Michigan, Estados Unidos, y publicada en septiembre de 1997.
Famosos por el machismo que se demuestra en expresiones como la música ranchera, muchos mexicanos consideran normal tener relaciones extramaritales, según diversas encuestas.
López Mateos, uno de los mandatarios que gozó de mayor popularidad en México, era famoso por sus aventuras amorosas con conocidas mujeres de la farándula a quienes periódicamente invitaba a pasear en autos deportivos.
Su sucesor, Gustavo Díaz Ordaz, también tenía fama de mujeriego. Entre las relaciones más conocidas de este presidente se mencionan la que mantuvo con la entonces actriz y hoy senadora Irma Serrano.
López Portillo puso a su amante, ex esposa de un hijo del presidente Luis Echeverría (1970-1976), al frente del Ministerio de Turismo.
Carlos Salinas, por su parte, fue presa de rumores sobre sus relaciones con actrices. Al terminar su mandato se divorció y se casó con la secretaria técnica de su gabinete económico.
"La actitud del pueblo mexicano frente a las relaciones amorosas de sus presidentes es indicativa de una posición sorprendentemente liberal", señaló Sarmiento.
El analista Luis Rubio opinó que el moralismo en la política de Estados Unidos marca "otro abismo" entre ese país y México, donde los problemas radican, más bien, en el proceso de apertura democrática luego de siete décadas de gobiernos ininterrumpidos del Partido Revolucionario Institucional, dijo. (FIN/IPS/dc/mj/ip/98
