El presidente del gobierno de España, José María Aznar, se quedó hoy solo con su partido en su intención de incriminar a los independentistas vascos legales de los crímenes cometidos por la organización clandestina ETA.
Todos los partidos políticos, excepto el Partido Popular que preside Aznar, rechazaron su afirmación del sábado de que los miembros de la coalición electoral Herri Batasuna (HB, próxima a ETA) deben "acabar en la cárcel".
El secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Joaquín Almunia, también rechazó esa posición, pero disculpó a Aznar porque "se calentó" y que su expresión contra HB "se le escapó".
Sin embargo, Aznar reflexionó sobre el asunto en un artículo publicado el domingo por dos diarios vascos y este lunes en El País, de Madrid.
El jefe del Gobierno español calificó a HB de "un grupo cómplice del asesinato". De acuerdo con las leyes españolas, los cómplices deben ser juzgados.
Aznar recordó en el artículo a la amplia movilización en toda España en repudio al asesinato de Miguel Angel Blanco, un concejal del PP, en julio de 1997, y sostuvo que los partidos y quienes se movilizaron "consideraban a aquel grupo (HB) como participante en el diseño criminal de lo que había ocurrido".
La posición de Aznar rompe el consenso entre todos los partidos, con excepción de HB, que consideran que el peso de la justicia debe caer sobre quienes cometan actos criminales, sea para defender el independentismo o para negarlo.
Defender el independentismo por medios legales, como escribir artículos, realizar actos públicos y organizarse para elecciones, no son considerados delitos por las leyes españoles y ninguno de los partidos democráticos propuso modificarlas.
Los 25 miembros de la dirección de Herri Batasuna fueron juzgados y condenados en diciembre con penas de cárcel, que están purgando, por "colaboración con banda armada y apología del terrorismo".
La condena se basó en la cesión por parte de HB de un espacio electoral gratuito en la televisión pública para emitir un video de ETA, que incluyó un mensaje de esa organización y la imagen de etarras encapuchados y armados.
Todos los partidos, excepto el PP, rechazaron el intento de incriminar a HB y llevar a sus miembros a la cárcel, pues no condenan que una persona, un partido o una coalición defiendan el independentismo.
Lo que condenan es que esa defensa, o cualquier otra, se base en el uso ilegal de las armas, con tiros en la nuca y bombas debajo de automóviles.
El rechazo a la propuesta de Aznar fue unánime, pero diferenciada. El portavoz de HB, Joseba Permach, la consideró "una declaración de guerra".
Según Permach, Aznar está nervioso pues, por encima de los últimos atentados de ETA, algunos partidos y movimientos están defendiendo el diálogo y "una salida democrática al problema vasco".
Los partidos nacionalistas moderados, mayoritarios en aquella región, así como sindicatos independentista y Elkarri, un movimiento pacifista próximo a HB, propugnan desde hace unas semanas el diálogo con esa coalición como un paso en busca del fin de la violencia.
El portavoz del Partido Nacionalista Vasco (PNV), moderado y gobernante en el País Vasco, Iñaki Anasagasti, se preguntó si entre los proyectos de Aznar figura "la construcción de una cárcel para los 150.000 votantes de HB".
"Como vosotros no queréis, nosotros nos vamos a mover. Vamos a contactar con HB y pensamos seguir haciéndolo", advirtió a Aznar el presidente del PNV, Xabier Arzalluz.
Iñaki Esnaola, líder indiscutido de HB hasta 1991 y ahora en un discreto segundo plano pero muy vinculado a esa coalición, aseguró al diario El Mundo que "ETA está a favor de que conversen los partidos políticos" y que podría decretar una tregua si ve que esas conversaciones prosperan.
En conclusión, el Gobierno seguirá diciendo que no dialogará con los violentos en tanto no se silencien las armas, "mientras ETA no deje de matar", los nacionalistas seguirán "conversando" en busca de un acuerdo y ETA continuará con sus atentados. (FIN/IPS/td/mj/ip/98
