/BOLETIN-INTEGRACION/ AMERICA LATINA-EEUU: Discrepancias sobre efectos de globalización

Profundas divisiones entre América Latina y Estados Unidos sobre el efecto que la globalización del comercio tiene en la esfera social surgieron en una conferencia de diplomáticos, legisladores y ejecutivos en esta capital.

"El reto ya no es cómo forjar el mercado mundial, sino cómo establecer límites sensatos en el mercado que ya existe, cómo hacer que la economía funcione para la mayoría y no sólo para algunos", dijo a los delegados presentes el presidente de la federación sindical estadounidense AFL-CIO, John Sweeney.

La AFL-CIO cuenta con unos 13 millones de trabajadores afiliados.

La conferencia de esta semana fue patrocinada por el Instituto de Estrategia Económica, un centro de investigación de Washington financiado por intereses de la industria manufacturera y transportista de Estados Unidos.

Las diferencias entre América Latina y Estados Unidos se centraron en el papel que tendrán las organizaciones sindicales y ecológicas en las negociaciones de libre comercio, así como en las sanciones que Washington emplea contra Cuba y otros países.

Los ministros de Comercio de Brasil y México criticaron a Estados Unidos por permitir que sentimientos "proteccionistas" distorsionen las iniciativas de libre comercio de Washington.

Pero dirigentes del Congreso y sindicatos de Estados Unidos aseguran que el pueblo estadounidense rechazará la globalización a menos que los socios comerciales concedan a los salarios y otros factores sociales el mismo interés que a la propiedad intelectual y demás elementos importantes para las empresas.

Los intercambios verbales en la conferencia, con frecuencia cortantes y directos, destacaron la magnitud del descontento popular de Estados Unidos hacia el comercio exterior y la creciente frustración en América Latina hacia la parálisis política de Washington con respecto a la globalización.

Mientras los esfuerzos para crear el mercado mundial se dirigen "principalmente desde las cómodas oficinas de bancos y corporaciones, el nuevo internacionalismo se impulsa más que nada desde la calle", sostuvo Sweeney.

Este movimiento internacional exige "un gobierno efectivo que garantice derechos laborales y ambientales básicos, la protección al consumidor, normas sensatas contra los monopolios y regulación financiera".

El ministro mexicano de Comercio, Herminio Blanco Mendoza, expresó la frustración de América Latina con este enfoque. El miércoles, el diplomático atacó en un discurso a los "proteccionistas" de Estados Unidos por haber saboteado el avance del libre comercio en América.

Blanco solicitó a las empresas y políticos estadounidenses que apoyan el libre comercio que retomen la iniciativa perdida cuando el Congreso votó en contra del pedido del presidente Bill Clinton para contar con autoridad de negociación de vía rápida.

La vía rápida otorga al presidente estadounidense la facultad de negociar acuerdos internacionales que el Congreso debe aprobar o rechazar en forma integral, sin la posibilidad de discutir puntos aislados del tratado.

"Debemos ser tan activos como aquellos que luchan contra el libre comercio. A menos que los partidarios del libre comercio actúen con el mismo vigor, no avanzaremos con la celeridad que queremos para abrir las fronteras de nuestros países", declaró Blanco.

El rechazo del Congreso de la vía rápida "otorgó un empuje extraordinario a sindicatos y otros opositores del libre comercio", añadió.

Blanco criticó a los responsables por el retraso del ingreso de Chile al Tratado de Libre Comercio (TLC) de América del Norte, que obligaron al gobierno de Clinton a incorporar cuestiones laborales y ambientales en recientes negociaciones sobre el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Sindicatos y ecologistas "socavaron lo que habíamos logrado" y "desviaron la agenda del libre comercio. Debemos trabajar juntos para vencer esta estrategia", exhortó Blanco.

Blanco criticó especialmente las objeciones de los sindicatos de Estados Unidos a las condiciones de trabajo en las fábricas de exportación de México, en las que unas 4.000 compañías emplean a más de un millón de trabajadores.

Aunque menos cáustico, el ministro de Comercio de Brasil, José Botafogo Gonçalves, criticó las sanciones unilaterales de Washington. El funcionario dijo que las negociaciones de libre comercio continuarán en América a pesar de que el Congreso no dio a Clinton la autoridad para negociar por la vía rápida.

Debido a la derrota de la vía rápida, Botafogo aún no está convencido de que el ALCA "se desarrollará según el plan" diseñado en las últimas reuniones cumbre de líderes de América.

"Pero no vamos a parar sólo porque Estados Unidos no tiene la autoridad de vía rápida. Tarde o temprano, Washington debe encarar esta cuestión para que el ALCA tenga éxito", dijo.

En respuesta, el legislador estadounidense Jim Kolbe, republicano de Arizona y partidario de la vía rápida, estuvo de acuerdo en que el ímpetu por la liberalización del comercio se desaceleró. "Las ruedas se quedaron sin aire, la locomotora sin vapor".

Aunque "no es fatal", el rechazo del Congreso a la vía rápida es un "fracaso muy serio", opinó. Kolbe señaló que Estados Unidos y Cuba son los únicos países del hemisferio sin acuerdos de libre comercio con Chile.

En un debate sobre la política de Washington, el autor del libro "One World: Ready or Not" (Un Mundo: Preparados o No), William Greider, señaló que los defensores del libre comercio en Estados Unidos "subestimaron la profundidad y fuerza de sus opositores".

El TLC no "venció a la oposición, sino que la fortaleció", porque no se cumplieron las previsiones de las compañías sobre sus logros, aseguró Greider.

Greider advirtió que si el sistema de Estados Unidos no responde a los detractores del TLC y la globalización, el vacío político subsiguiente podría generar una "reacción de la derecha" adversa al libre comercio, más costosa para los intereses empresariales que la oposición del Partido Demócrata.

Sin embargo, el presidente de la Asociación Nacional de Manufactureros, Jerry Jasinowsky, desestimó las opiniones de Greider y Sweeney.

"La globalización perjudicó a algunos, pero el panorama general es inmensamente positivo. Somos (el país) número uno y estamos actuando como si fuéramos el número 10", comentó. (FIN/IPS/tra-en/ts/mk/aq-ml/if/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe