/AMPLIACION/ GUATEMALA: Asesinato de obispo, otro crimen político

El asesinato en Guatemala del obispo católico Juan Gerardi, perpetrado al parecer por motivos políticos, recordó a la población los horrores del pasado.

Un golpe contundente con un objeto pesado causó el domingo de noche la muerte de Gerardi, de 75 años, que fue encontrado dos horas después con el cráneo y la cara destrozados.

El obispo estaba a cargo de la investigación de la Iglesia Católica de violaciones de derechos humanos durante el pasado conflicto armado, y fue agredido cuando pretendía entrar en la casa parroquial de la Iglesia San Sebastián, de la capital, en la que residía.

La víctima había cenado pocos minutos antes con un familiar fuera de ese edificio. Al lugar se presentaron el jefe de la Policía Nacional Civil, Angel Conte y el titular del Ministerio Público, Héctor Pérez Aguilera.

El asesinato de Gerardi se produjo menos de 72 horas después de la presentación del informe "Guatemala: Nunca Más", que contiene los resultados de una investigación realizada por la Iglesia Católica durante tres años.

Los investigadores documentaron 55.000 casos de violaciones a los derechos humanos en más de tres décadas de guerra.

Gerardi era el coordinador de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, la misma que impulsó el proyecto Recuperación de la Memoria Histórica, que tuvo a su cargo la investigación.

El trabajo describe a lo largo de 1.400 páginas distribuídas en cuatro tomos los testimonios de 6.500 víctimas del conflicto armado que causó más de un millón de víctimas.

El informe, ya entregado a la Comisión de Esclarecimiento Histórico, atribuyó al ejército 80 por ciento de las violaciones de derechos humanos durante el conflicto armado interno, nueve por ciento a la ex guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).

No se pudo atribuir responsabilidad al restante 11 por ciento de las violaciones.

"Estamos conmovidos, indignados, tristes y con mucho luto. No puedo creer que apenas 48 horas después de que me entregara el informe (Gerardi) esté muerto", declaró la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú.

Menchú caracterizó el hecho de "asesinato político" y dijo que no sólo las victimas de la guerra guardan luto por la muerte del obispo, sino que toda Guatemala está conmovida.

Al presentarse el documento el viernes, Gerardi dijo que "el informe tiene una intencionalidad pastoral, como servicio de la Iglesia a la sociedad y a las víctimas, en la línea del respeto a los derechos humanos".

El informe también detalla que durante el conflicto fueron asesinados 20 sacerdotes católicos y un número no determinado de catequistas, en especial en la región del altiplano.

El documento también afirma que 1,44 millones de personas fueron víctimas directas del conflicto armado. Cincuenta mil personas resultaron desaparecidas y los refugiados fueron un millón. Doscientos mil niños y niñas quedaron huérfanos, y 40.000 mujeres, viudas.

El asesinato de Gerardi es el hecho de violencia más importante tras la firma de la paz en diciembre de 1996.

El ex procurador de los Derechos Humanos y ex presidente de Guatemala Ramiro de León dijo este lunes que "a primera vista parece que se trata de un crimen político".

"Es sintomático que ocurra a pocas horas de la aparición del informe Recuperación de la Memoria Histórica, que realizó con mucho profesionalismo la Iglesia Católica", agregó De León.

Ronalth Ochaeta, director de la la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, dijo que "duele muchísimo la saña con que lo mataron". "En realidad creo que este es un golpe muy duro para el país y para el proceso de paz. Este es el tiro de gracia para el proceso de paz", señaló.

El ministro de Gobernación (Interior), Rodolfo Mendoza, aseguró que tienen una pista importante, pues un testigo describió a uno de los asesinos.

Mientras no se conozcan los resultados de la investigación, "sería una irresponsabilidad querer orientar el crimen hacia uno u otro lado, porque no sabemos nada", dijo Mendoza.

Sin embargo, el procurador de Derechos Humanos, Julio Arango, expresó que "éste es un asesinato político". "No se lo puede calificar de otra forma y no deben pasar más de cuatro días sin que aparezcan los autores intelectuales, porque aquí si hay autores intelectuales", advirtió.

Arango sostuvo que los asesinos quisieron simular un robo, igual que en otras oportunidades, como los asesinatos del dirigente político Jorge Carpio y del presidente de la Corte de Constitucionalidad, Epaminondas González Dubón.

Según el procurador, "la violencia no ha desaparecido del país", pues "las comunidades en el interior son hostigadas y en la capital hay guerra sicológica, con los mismos métodos que se utilizaban en el pasado".

El francés Jean Arnault, director de la Misión de Naciones Unidas para Guatemala, calificó el asesinato de "retroceso a los esfuerzos de paz y reconciliación".

El asesinato de Gerardi se produjo pocos días después de que se retiró a Guatemala de todos los listados en que la Organización de las Naciones Unidas en que se ubica a los países violadores de los derechos humanos.

La organización humanitaria Grupo de Apoyo Mutuo, que nuclea a familiares de desaparecidos, dijo que no descarta que se trate de "un aviso" de quienes procuran impedir que en Guatemala se conozca la verdad y se termine la impunidad.

Mientras, Menchú advirtió que el objetivo de los asesinos del obispo es "la intimidacion de todos nosotros, los que dimos testimonio para el histórico documento sobre la recuperación de la memoria en Guatemala".

Agregó que Gerardi había dicho siempre que "la verdad tiene riesgos", una afirmación que reiteró el viernes cuando dio a conocer el informe. (FIN/IPS/cz/mj/hd/98

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