Las mujeres de América Latina invadirán la arena política y su influencia en la toma de decisiones de sus países el próximo siglo será equitativa con la de los hombres, concluyeron dirigentes femeninas reunidas en Ecuador.
El Encuentro Internacional de Mujeres Líderes en la Política, que se llevó a cabo en la ciudad portuaria de Guayaquil este martes y miércoles, "fue una gran oportunidad para constatar que en los países de América Latina vivimos procesos muy similares", dijo este jueves Rosalía Arteaga, vicepresidenta de Ecuador.
"Esta similitud de problemas proviene de una raíz común" y por ello "es necesario que las mujeres de todo el continente que hemos optado por el camino de la política, unamos nuestras experiencias y esfuerzos", dijo.
Las vicepresidentas, senadoras, diputadas, y funcionarias de gobierno reunidas en el encuentro coincidieron en que "la incursión gradual de la mujer en la política ha sido positiva", pero que aún están muy lejos de llegar a sus metas, según comentó Noemí Sanín, candidata a la presidencia de Colombia.
Para Sanín, dirigente del movimiento Sí, Colombia, "es lamentable que a lo largo de la historia sólo 28 mujeres hayan podido acceder al mandato de un país en todo el mundo".
Pero ello es comprensible si se considera que 70 por ciento de la pobreza mundial "recae en las mujeres", lo que repercute "en sus posibilidades de educación y en el desarrollo de capacidades que estén más allá de las impuestas por una tradición", señaló.
"La política no es sólo un espacio dominado por los hombre sino que ha sido construido para los hombres y por lo tanto las reglas del juego están a su favor", consideró la candidata, para quien "hay que cambiar las reglas".
"Una mujer que entra en la política corre el riesgo de masculinizar su forma de actuar si decide seguir las reglas de la política tradicional", consideró la vicepresidenta de Honduras, Guadalupe Jerazano.
Otra de las alternativas es que "opte por convertirse en el lado maternal de una legislatura o de un gabinete de gobierno y, por lo tanto, sus opiniones serán consideradas como un elemento moral, que en la política es decorativo", apuntó.
Para Arteaga, primera ecuatoriana en ocupar la vicepresidencia, "existe una gran brecha entre las avances de la sociedad y sus demandas y los políticos tradicionales".
"Yo fui elegida mediante el sufragio de los ecuatorianos para gobernar, pero cuando intenté ejercer ese derecho la vieja clase política que domina Ecuador se encargó de decirme 'hasta aquí"', señaló.
"El pueblo eligió a una vicepresidenta consciente de lo que hacía y aceptando una nueva forma de gobernar", consideró.
Arteaga llegó al gobierno de Ecuador junto a Abdalá Bucaram, a quien el parlamento destituyó de la presidencia en febrero.
"Nadie dudó que la Constitución vigente me aseguraba el legítimo derecho a la sucesión, pero se hicieron todo tipo de componendas y manipulaciones para que se designe un presidente interino", apuntó la vicepresidenta.
Según Sanín, las mujeres deben comenzar por "romper con el monopolio de la ternura que ha sido impuesto históricamente a la mujer" y después "invadir los espacios de la política".
"Debemos quitar los derechos de exclusividad en todas las actividades que por tradición debe realizar la mujer", anotó la candidata colombiana.
Pero esta iniciativa no se puede llevar a cabo si no se invita a los hombres a dialogar. "Podemos quedarnos solas", dijo por su parte María Elena Chapas, diputada por el gobernante Partido Revolucionario Institucional de México.
"Si logramos sumar a los hombres a nuestra lucha por la equidad podremos conseguir un cambio verdadero de la sociedad y de la política", señaló.
Para ello, hay que poner atención "en la educación de las nuevas generaciones, que se comienza en la casa, en las tareas cotidianas, donde es posible inculcar el respeto y la igualdad de condiciones entre hombres y mujeres", concluyó Chapas. (FIN/IPS/mg/dg/ip-pr/97
