Más de mil dirigentes sindicales iniciaron hpy un congreso extraordinario para intentar revitalizar a la otrora poderosa Central Obrera Boliviana (COB), que en los últimos tiempos ha sido cuestionada por aplicar una línea "progubernamental" y por casos de corrupción en su diurigencia.
El último traspié que sufrió la central que agrupa a obreros, campesinos, indígenas y estudiantes de todo el país ocurrió el jueves pasado, cuando una reunión nacional de dirigentes rechazó un informe realizado por una comisión independiente que comprobó varios casos de corrupción de sindicalistas en ejercicio.
Los votos que decidieron desconocer aquel informe provenían principalmente de los propios dirigentes involucrados en casos de corrupción y otros que recibieron sueldos del gobierno.
El congreso, que se realiza en la sureña ciudad de Tarija, no discutirá el caso de los dirigentes corruptos, por decisión de la misma COB, sino que simplemente elegirá a una nueva dirección sindical.
Entre los candidatos a la secretaría ejecutiva figuran cuatro dirigentes mineros, entre ellos Edgar Ramírez, que renunciara a ese puesto en agosto al comprobar que la organización había sido "penetrada mayoritariamente por dirigentes corruptos e identificados con la coalición gobernante".
La nueva cúpula que resulte elegida tendrá entre sus principales retos la negociación de mejores condiciones salariales con el gobierno de Hugo Banzer y una dura lucha para intentar impedir un plan gubernamental de "flexibilización laboral" exigida por los empresarios.
La COB exige al gobierno un salario no definido en montos pero condicionado a que cubra el costo actual de la canasta familiar, calculada en unos 662 dólares mensuales. El salario mínimo actual equivale a unos 60 dólares.
La segunda tarea fundamental de la nueva dirección sindical es rechazar la estrategia de la "flexibilización laboral", con la cual el sector privado pretende cambiar la Ley General del Trabajo para eliminar, por ejemplo, las indeminzaciones por despido e imponer nuevas condiciones de contratación de personal.
Juan Lechín Oquendo, legendario líder sindical que dirigó la COB durante más de tres décadas desde su fundación, en 1952, calificó el plan de "flexibilización laboral" como una propuesta salvaje impulsada por el presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, José Luis Camacho.
"Lo que quiere este señor (Camacho) es esclavos y no trabajadores", dijo.
Lechín pidió a los trabajadores asistentes al congreso de Tarija que echen a los dirigentes corruptos, elijan una dirección con gente honesta, y manifestó públicamente su apoyo a Ramírez para la secretaría ejecutiva de la COB.
"Hoy por hoy, el mejor dirigente sindical es Edgar Ramírez. Es un hombre capaz, honesto y tiene cultura", afirmó.
Entretanto, en Tarija, los campesinos, que en los últimos años han participado cada vez más en el cultivo de coca, materia prima de la cocaína, volvieron a protestar porque se sienten marginados en las mismas organizaciones sindicales que los acogen.
La disconfirmidad de los campesinos se debe a un rígido estatuto sindical que reserva el puesto de secretario ejecutivo de la COB para un dirigente obrero, y de preferencia minero.
"Los (campesinos) quechas y aymaras tenemos derecho a ser candidatos a la presidencia, pero paradójicamente no tenemos derecho a ser candidatos a ejecutivos de la COB", protestó Evo Morales, representante de los productores de coca del Chapare, en el centro del país.
Morales, que desde el 6 de agosto es diputado por su región, comparte, sin embargo, el discurso de la mayoría de los dirigentes obreros, signado por la fuerte influencia de la izquierda.
"Se debe potenciar a la COB para enfrentar a la oligarquía, al neoliberalismo y al imperialismo. En ese orden es necesario encontrar una concertación con los trabajadores mineros y cooperativistas con la finalidad de lograr la unidad", asegura Morales. (FIN/IPS/jcr/dg/ip-lb/97)
