TURQUIA: Policía reprime a pacifistas en conferencia de prensa

La policía de Turquía disolvió hoy una conferencia de prensa convocada por activistas nacionales y europeos que realizaban una campaña por una solución pacífica al conflicto con la minoría kurda en el sudeste del país.

Al menos 23 personas habrían sido detenidas, incluido un funcionario consular británico que intentó intervenir. Otras tres, incluida una mujer española, habrían resultado heridas debido a los golpes de bastones.

La operación fue la culminación de un intenso esfuerzo del gobierno por impedir que un grupo pacifista alemán llevara desde Bruselas al sudeste turco un "tren de la paz" con figuras mundiales, entre ellas el obispo sudafricano Desmond Tutu y el escritor estadounidense Arthur Miller.

Al no poder llegar al sudeste, el grupo convocó una conferencia de prensa en el Hotel Mim, en el distrito de Sisli. Como ignoraron las órdenes policiales de detenerse, los escuadrones antidisturbios ingresaron al recinto.

Organizaciones pacifistas de Estambul sostuvieron que 11 alemanes, tres españoles, un danés, dos italianos, dos suizos y un británico fueron detenidos junto a dos periodistas turcos y un miembro del grupo alemán.

La embajada británica protestó enérgicamente por la breve detención de su vicecónsul en Estambul.

Las tres personas heridas serían la ciudadana española María Coronado, el periodista turco Mehtap Kurucay y una tercera persona aún no identificada.

Otros 60 extranjeros fueron confinados en sus hoteles a la espera de la transferencia a sus respectivos consulados antes de la deportación, según funcionarios de gobierno.

Las autoridades declararon a la prensa que los extranjeros debían solicitar permiso antes de hablar en público, medida que omitieron.

Los activistas procuran un fin a la guerra de 13 años en el sudeste de Turquía entre las fuerzas de seguridad del gobierno y los guerrilleros del Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK), que luchan por la autodeterminación en esa región, de población predominantemente kurda.

Unas 23.000 personas murieron y cientos de miles resultaron desplazadas a consecuencia de la guerra.

El viaje en tren entre Bruselas y Diyarbakir, suspendido el domingo bajo intensa presión de los gobiernos de Turquía y Alemania, había creado grandes expectativas sobre un fin pacífico al conflicto.

Pocas de los cientos de personas que planeaban unirse al "tren de la paz" intentaron subir al ómnibus, pero no llegaron muy lejos.

Las autoridades de Turquía y Alemania consideraron la protesta como un respaldo a las guerrillas del PKK, prohibido en ambos países.

Incidentes similares se registraron en Estambul, Ankara y en la ciudad sudoriental de Diyarbakir, donde los activistas y sus invitados habían planeado la celebración del Día Mundial de la Paz, el 1 de septiembre.

Los ómnibus fueron detenidos en la carretera. Dieciséis integrantes de una delegación internacional fueron detenidos el martes en las afueras de Estambul.

La iniciativa de paz contó en todo momento con el respaldo de sindicatos y partidos izquierdistas y prokurdos que acompañaron al grupo durante toda la semana.

"Estuve con ellos desde el domingo. El gobierno turco demostró a los visitantes lo mejor que pudo que otro país comienza más allá de la ciudad sudoriental de Gaziantep", dijo la dirigente Filiz Karakus, del socialista Partido Libertad y Solidaridad.

Karakus explicó que el viaje no tuvo inconvenientes hasta Gaziantep, pero tras abandonar esa ciudad los activistas fueron vigilados desde carros acorazados y por tropas montadas y equipos policiales.

A pesar de ello, algunos civiles burlaron a los funcionarios de seguridad y vitorearon al ómnibus.

Las autoridades se sintieron libres de reprimir a turcos y extranjeros debido a la ausencia de personalidades que desistieron de subirse al ómnibus, como Tutu, Miller, el dramaturgo Harold Pinter, el premio Nobel de la Paz belga Dominique Pirand y legisladores e intelectuales de toda Europa.

Voceros de las fuerzas de seguridad alegaron que efectuaron las detenciones para salvaguardar "la propia seguridad" de los pasajeros, dijo el periodista de Estambul Celal Baslangic, quien viajaba con las delegaciones. También se informó sobre la detención de diplomáticos suizos e italianos.

Dino Frisulla, dirigente del italiano Partido Democrático de Izquierda (ex comunista) condenó el martes luego de su arresto los métodos "fascistas" del gobierno turco.

"Hemos venido aquí a promover la paz. Pero somos recibidos por un gobierno fascista que no tiene inclinación alguna a negociar por la paz", agregó Frisulla.

Akin Birdal, presidenta de la Asociación de Derechos Humanos de Turquía (IDH) expresó su "extrema pena" por el modo en que el gobierno de su país recibió a la misión de paz, que dejaba en evidencia que el compromiso de la nueva coalición de gobierno con la democracia y la paz era "pura hipocresía".

"No hemos venido aquí por el separatismo ni para invadir Diyarbakir. Lo que queremos es detener las lágrimas de las madres kurdas y turcas. Y somos testigos de que el gobierno de Turquía no quiere la paz", dijo un activista alemán. (FIN/IPS/tra- en/nm/mom/rj/mj-ml/hd/97

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