La cuestión de género forma parte importante en el temario de las reformas educacionales mundiales de cara al próximo milenio, según se advierte en el desarrollo de la Quinta Conferencia Internacional sobre Educación de Adultos, que se realiza en la ciudad alemana de Hamburgo,
Las reformas educativas no se limitan a plantear la reducción del analfabetismo femenino y promover la capacitación postalfabetización de las mujeres.
La Conferencia de Hamburgo es impulsada por la Organiación de Naciones Unidas para la Eduación, la Ciencia y la Cultura (ONU).
También abarcan aspectos políticos, como la promoción del "empoderamiento" de la mujer, palabra que procede del concepto inglés de "empowerment" y que implica reconocer poder de decisión a las mujeres para que puedan abordar conjuntamente los problemas relacionados con su género que obstaculizan su desarrollo, según explicó la filipina Carolyn Medel.
"Hablar de la educación de adultos desde la perspectiva de género no se limita a la alfabetización de las mujeres. Tenemos que abordar también la orientación social que debe tener toda la educación en su conjunto, por ejemplo definir qué y para qué debe estudiar la mujer", expresó a su vez la peruana Rosa Alfaro.
Según la investigadora social Sara Lonwe, la educación tradicional tiende a perpetuar los principios "patriarcales" (machistas) y las mujeres reciben instrucción para la subordinación durante el proceso de aprendizaje escolar, que las induce a aceptar como natural la dominación masculina.
Es por ello que las feministas están batallando para que se examinen y reformulen los programas educacionales y planes de estudio, a fin de descubrir hasta qué punto contienen mensajes que refuerzan los estereotipos patriarcales, con el propósito de revertirlos .
Las organizaciones feministas no sólo están demandando igualdad de acceso a la educación para hombres y mujeres, sino también reformulación de los programas educativos.
La diferencia en las tasas de alfabetización adulta de hombres y mujeres en América Latina y el Caribe es relativamente reducida.
El 87,7 por ciento de los varones y el 85,5 de las mujeres de la región saben leer y escribir, pero en algunos países, como Bolivia (14,5 por ciento), Guatemala (13,9) y Perú (11,5), la diferencia entre ambos géneros es significativamente mayor.
Sin embargo, las mujeres son consideradas como grupo prioritario primordial en las discusiones que se llevan a cabo en el Congreso de Educación de Adultos, por el decisivo papel que tienen en el creciente número de familias monoparentales, donde el padre es una figura ausente.
El documento base de la Conferencia de Hamburgo señala que "las políticas de educación de adultos deberían dar prioridad a ampliar las oportunidades educativas de la mujer y eliminar los prejuicios y estereotipos que limitan su acceso a la educación de adultos y el provecho que podría derivar de ésta".
"Las mujeres tienen derecho a la igualdad de oportunidades. A su vez, la sociedad depende de su contribución plena en todos los campos del trabajo y todos los aspectos de la vida", prosigue el texto.
Convertir esos enunciados generales en una pauta de acción concreta provoca debates. Algunos sectores perciben el "empoderamiento" sólo como un enfoque puramente económico e individual, según el cual la capacitación de la mujer debe servir para que saque el mayor provecho de su propia vida.
Pero un sector más "radical" del movimiento femenino reclama que las reformas educativas promuevan "un grado de movilización y organización política adecuado para estar en situación de tomar posesión" del poder de decisión, que todavía está mayoritariamente en manos de los hombres.
Alicia Canaple, de la Red de Educación Popular Entre Mujeres, con sede en Uruguay, dijo que se pedirá a la Conferencia que recomiende a los países miembros de la Unesco la creación de un mecanismo de evaluación de los programas educativos nacionales desde la perspectiva de género.
"En Argentina y Chile, los ministerios de Educación han admitido la creación de comisiones para que vean los materiales educativos desde una perspectiva de género", comentó. (FIN/IPS/al/dg/pr-ed/97
