AMERICA: La exclusión de Cuba del ALCA es realista, según Gaviria

Los conflictos con Estados Unidos y la aspiración por libertades públicas y económicas hacen que sea "realista", por ahora, la exclusión de Cuba del proceso de creación del Area de Libre Comercio de América (ALCA) , dijo hoy César Gaviria, secretario general de la OEA.

Es un tema no discutido en las reuniones ministeriales y viceministeriales que preparan las negociaciones, porque está definido desde la Cumbre de Miami en 1994, que dio inicio al proceso, explicó el máximo jerarca de la Organización de Estados Americanos (OEA) y ex presidente colombiano.

"Mientras no se encuentren maneras de resolver las diferencias con Estados Unidos", la participación de Cuba será difícil, reconoció. Admitió sin embargo la posibilidad de que se realicen gestiones diplomáticas y políticas en ese sentido en el futuro.

Gaviria formuló declaraciones en esta ciudad brasileña, donde este jueves y el viernes se reúnen los ministros responsables de Comercio de los 34 países del continente, con la única excepción de Cuba, en busca de resolver las trabas que dificultan la formación del ALCA.

Sobre otra exclusión en esta etapa inicial del ALCA, la de la sociedad civil, a excepción de los empresarios, Gaviria declaró que personalmente reconoce la "legitimidad de la participación sindical y de otros actores".

Un grupo de países, encabezados por México, se opuso a la creación oficial de un Foro Sindical propuesto por Brasil y apoyado incluso por Estados Unidos.

En el futuro "habrá que crear mecanismos para oir a todos los que tienen algo que aportar", señaló Gaviria, justificando su ausencia porque la preparación es una fase más bien de gobiernos.

También los campesinos y pequeños agricultores se quejaron de exclusión en el Foro Paralelo Nuestra América que sectores de la sociedad civil organizaron al margen de la reunión oficial.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), que arrojó a los campesinos mexicanos al "peor de los mundos", debe servir de lección para el resto de América Latina y el Caribe, advirtió Víctor Suárez, director de la Asociación Nacional de Empresas comercializadoras de Productos del Campo, de México.

Suárez dijo que el TLC se estableció en base a falsos argumentos, como el de que el aumento del comercio genera por sí solo más bienestar, que sólo se debe producir en lo que cada país es más competitivo y que la agricultura familiar obstruye la modernización del campo y la capacidad de exportar.

Se fijó un plazo de 15 años para eliminar subsidios agrícolas en México, pero el gobierno lo hizo en los tres primeros años de vigencia del tratado, añadió.

Expulsó así del campo a más de 500.000 campesinos, desestimuló la pequeña producción para el consumo interno y agravó el déficit del país en el comercio agropecuario en el TLC.

Los campesinos deben luchar, en el proceso del ALCA, por asegurar el derecho de cada país a producir los alimentos básicos, y por una cláusula permanente de seguridad alimentaria sostenible, que debe tener políticas nacionales, recomendó el líder mexicano.

Instó asimismo a establecer un criterio de complementariedad, "no de competitividad o sustitución", en los acuerdos que afectan la agricultura.

El ALCA debería contemplar también un foro de agricultura familiar, propuso, elogiando la iniciativa del Mercado Común del Sur (Mercosur) de crear un Foro Económico y Social, donde todos los sectores de la sociedad tienen participación asegurada para influir en las decisiones del bloque.

La apertura comercial también fue desastrosa para Brasil, que en 1990 importaba 1.000 millones de dólares en alimentos y en 1996 elevó esa suma a 6.000 millones, denunció Adriano Campolini, del Foro de Desarrollo Rural Sostenible, una organización brasileña.

Eso sería consecuencia del desmantelamiento de los sistemas de protección de la producción nacional, que el gobierno brasileño puso en marcha desde 1990, y también del Mercosur, que aumentó mucho las importaciones agrícolas desde Argentina y Uruguay, especialmente de trigo.

El énfasis que pone Estados Unidos en la defensa de la propiedad intelectual, en las negociaciones del ALCA, busca consolidar un dominio tecnológico que agravaría las desventajas de la agricultura latinoamericana, especialmente de los pequeños agricultores, opinó Campolini. (FIN/IPS/mo/jc/if/97

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