Los problemas en el sureño estado mexicano de Chiapas tocaron fondo, coincidieron en señalar la Iglesia Católica y un grupo de mediadores del Congreso, tras exhortar al gobierno y a la guerrilla a una inmediata reanudación del diálogo de paz, suspendido hace ocho meses.
Luego de realizar recorridos por la zona, religiosos y diputados advirtieron que el estancamiento en las negociaciones, el masivo depliegue militar y los intentos gobierno de solucionar con medidas policiales conflictos religiosos, de tierras y políticos llevaron a Chiapas a una situación alarmante.
Los miembros de la Comisión Episcopal para la Paz y la Reconciliación y la Comisión de Concordia y Pacificación del Congreso (Cocopa) se entrevistaron en la última semana con militares, indígenas, sacerdotes y portavoces de grupos humanitarios de Chiapas.
El objetivo de las dos comisiones es contribuir a bajar tensiones y alentar la negociaciones de paz, que en enero, cuando parecían reactivarse, se paralizaron por el rechazo de las autoridades a un proyecto de leyes indígenas prepararado por la Cocopa.
La convivencia social en Chiapas, uno de los estados más pobres de México, se está degrandando al punto que parece haber una lucha de "todos contra todos", denunció la Iglesia Católica.
En contradicción con las tesis oficiales, los obispos que integran la Comisión Episcopal indicaron que la militarización en Chiapas -en aumento desde 1995, cuando el gobierno ordenó detener a la comandancia de la guerrilla- propicia la prostitución, impide el libre tránsito y abona la violencia.
Según los testimonios recogidos por los religiosos, los soldados hostigan a la población y entregan servicios sociales "de manera selectiva y con fines de investigación".
Además, se reportan "asesinatos impunes, aprehensiones infundadas, tortura, rumores, presión piscológica, desplazados y descomposición social", indicaron.
La Comisión añadió que la presencia de grupos paramilitares y el apoyo de autoridades a campesinos contrarios a la guerrilla abona la violencia reinante por conflictos de tierras, diferencias religiosas y militancia política.
En los últimos meses, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) denunció insistentemente hostigamientos militares contra sus tropas y base social. Incluso llegó a afirmar que los soldados recibieron la orden de atacar.
Las autoridades niegan las acusaciones y sostienen que la presencia militar en Chiapas no ha aumentado y que lo movimientos de carros blindados, helicópertos y tropa son parte de los programas normales en la lucha contra el narcotráfico y a favor de la comunidades nativas.
El gobierno ha dado "pruebas reiteradas de flexibilidad" para retomar el diálogo en Chiapas, sostuvo la Secretaría de Gobernación en un comunicado difundido el día 10, tras recordar que ha sido el EZLN el que ha interrumpido siempre las negociaciones.
La guerrilla suspendió el año pasado del diálogo con el gobierno del presidente Ernesto Zedillo tras acusarlo de no cumplir acuerdos firmados y de tratar de ganar tiempo para atacarlo.
Jaime Martínez, presidente en turno de la Cocopa, sostuvo que el gobierno no ha entendido que no será con medidas policiales como se resolverán "los conflictos y rezagos ancestrales en Chiapas".
El senador Pablo Salazar, también miembro de la Cocopa, advirtió que si no se da un proceso de reconciliación en Chiapas más allá de las acciones policiales y militares, "el país lo va a lamentar porque los precarios equilibrios están a punto de romperse".
En el primer trimestre del año, más de 25 personas murieron en el estado por enfrentamientos que tienen origen en problemas políticos, disputas de tierras y diferencias religiosas.
La Cocopa indicó que durante su recorrido por la zona norte de Chiapas recogió testimonios que hablan de que la violencia alcanzó "límites de brutalidad nunca vistos, asesinatos cometidos con saña, cuerpos mutilados, sin cabeza, sin brazos y sin manos".
Para detener la violencia, el gobierno debe alentar la negociación entre campesinos de grupos distintos y las autoridades y la guerrilla deben realizar esfuerzos para retomar el diálogo de paz, señalaron los miembros de la Cocopa. (FIN/IPS/dc/ag/ip/97