JORDANIA-ISRAEL: Asesinato de niñas israelíes empeora relaciones

El deterioro de la relación entre Jordania e Israel por temas palestinos se agravó hoy con el asesinato de siete niñas israelíes por un soldado jordano, coinciden los observadores.

Siete estudiantes israelíes de 12 y 13 años que se hallaban de visita en la "'Isla de la Paz", en medio del río Jordán, murieron y otras seis resultaron heridas cuando el militar, que aparentemente actuó solo, abrió fuego contra ellas. El soldado fue controlado por sus compañeros.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, condenó lo que llamó "el asesinato de niñas inocentes" y exhortó a todas las partes de la región a rechazar la violencia.

"Nunca debe existir una aceptación de la violencia, sin importar cuál sea el motivo. No podemos buscar la paz a menos que lo hagamos pacíficamente", declaró a Radio Israel.

Mientras, el rey Hussein de Jordania, que debió interrumpir una visita a España, emitió una declaración expresando que "esas balas traicioneras" fueron dirigidas contra él mismo y sus hijos, así como "contra el honor militar de las fuerzas armadas jordanas".

El incidente se produjo en medio de un creciente deterioro de las relaciones entre ambos países, a consecuencia de los desacuerdos sobre asuntos palestinos.

Jordania, el principal aliado árabe de Israel, se puso del lado de los palestinos y condenó las decisiones del gabinete de Netanyahu de construir nuevos asentamientos judíos, así como el retiro "simbólico" de tropas israelíes de Cisjordania.

En una crítica sin precedentes, Hussein afirmó que Israel está llevando el proceso de paz "hacia un abismo de sangre y desastres", en una carta enviada esta semana a Netanyahu.

El gabinete israelí aprobó el mes pasado la construcción de 6.500 apartamentos para judíos sólo en Jerusalén oriental, que los palestinos reivindican como la futura capital del estado independiente que pretenden establecer.

Así mismo, el gabinete aprobó sólo un retiro limitado de tropas israelíes, que pondrá nueve por ciento más del territorio de Cisjordania bajo exclusivo control de la Autoridad Nacional Palestina, aunque los palestinos esperaban un repliegue tres veces mayor.

Hussein, en su carta, acusó a Netanyahu de convertir la paz de la región en "un espejismo distante y esquivo". "¿De qué sirvió ofrecer ese repliegue tan insignificante? ¿Por qué esa continua y aparentemente deliberada humillación de sus llamados 'socios' palestinos?", preguntó.

En respuesta, Netanyahu envió una misiva a Hussein exhortando al monarca a no vincular las inevitables altas y bajas de los vínculos israelo-palestinos con las relaciones de Israel y Jordania.

El tono frío de la correspondencia contrasta con la calidez que caracterizó a las relaciones bilaterales desde que los ex enemigos firmaron un tratado de paz en 1994.

A diferencia de los acuerdos de Camp David entre Israel y Egipto, en 1979, considerados como una paz "fría", el tratado con Jordania dio lugar a un constante intercambio turístico y comercial, así como a buenas relaciones personales entre el rey Hussein y los sucesivos mandatarios israelíes.

Cuando el primer ministro israelí Yitzhak Rabin fue asesinado por un extremista judío en 1995, Hussein impresionó profundamente a los israelíes en el funeral con un conmovedor discurso. Esa calidez se extendió a las relaciones con el sucesor de Rabin, Shimon Peres, y aun con Netanyahu luego de su victoria electoral, el pasado mayo.

Desde que asumió el poder, el gobierno derechista de Netanyahu consideró a Jordania como una alternativa estable a la formación de un estado palestino en Gaza y Cisjordania, y con ese fin destacó la opción de una confederación jordano-palestina.

A diferencia de lo que ocurrió en el caso de los acuerdos de paz con los palestinos, que dividieron notoriamente al pueblo de Israel, una abrumadora mayoría de israelíes aprobaron la formalización de la paz con Jordania, que de hecho ya existía.

Pero la paz entre los líderes no se dio de igual forma entre los pueblos. Al igual que los egipcios, renuentes a entablar vínculos profesionales y culturales con los israelíes, los jordanos se resisten a relacionarse con el pueblo de Israel a nivel popular.

Los fundamentalistas islámicos representados en el parlamento de Jordania exhortaron reiteradamente a Hussein a reducir o cortar los vínculos con Israel, dependiendo del estado del proceso de paz.

La razón de ello es que la mayoría de los cuatro millones de habitantes de Jordania son de origen palestino y tienen familiares en Cisjordania. (FIN/IPS/tra-en/mom/dho/rj/ml/ip/97

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