La compañía minera que hace 15 meses causó la mayor catástrofe ambiental de la historia de Guyana promete ahora contribuir a la economía nacional con un aumento de su producción de oro.

Omai Gold Mines fue obligada a suspender sus actividades en noviembre de 1995, tres meses después de la rotura de un dique que contenía las aguas residuales de la mina contaminadas con cianuro, elemento utilizado para la extracción del oro.

Pocos meses antes, la firma había solicitado autorización al gobierno para contaminar deliberadamente el curso de agua, argumentando que su depósito de desechos estaba saturado.

El vertido tóxico persistió durante 100 horas, arrojando más de tres millones de metros cúbicos de residuos tóxicos a los ríos Omai y Esequibo, en lo que se considera el desastre ambiental más grande de la historia de Guyana.

Para el movimiento ambientalista local, los peores temores se habían vuelto realidad, y para la compañía canadiense, la credibilidad ante el gobierno y el pueblo guyanés estaba en su punto más bajo.

El derrame causó la muerte de miles de peces y otros animales marinos y decoloró los ríos durante varias semanas, obligando a miles de pobladores ribereños a suspender el uso de las aguas para fines domésticos y comerciales.

La situación ha cambiado desde entonces, pero los residentes del lugar aún miran los ríos con recelo, y la mínima decoloración provoca la alarma en varias comunidades.

Durante las semanas siguientes al derrame, los partidos opositores la emprendieron contra el gobierno, exigiendo además el retiro del país de la compañía responsable por el desastre.

El gobierno hizo oídos sordos a los reclamos, y actualmente la firma, propiedad de la canadiense Cambior Inc. y de la estadounidense Golden Star Resources, promete agregar millones de dólares a las arcas del Estado mediante un significativo aumento de su producción.

La semana pasada, la compañía inauguró pomposamente una nueva planta procesadora de mineral aurífero, atrayendo a periodistas, miembros del gobierno y de la oposición y empresarios locales al sitio de la mina.

Las autoridades de la firma no perdieron tiempo en señalar que la nueva planta no sólo incrementará el procesamiento de mineral en 50 por ciento a 20.000 toneladas diarias, sino que también aumentará la producción de oro en casi tres toneladas por año.

"Esto beneficiará sin duda la economía nacional", destacó el encargado de Relaciones Públicas, Seeta Mohamed.

Junto con el proyectado ascenso de su producción, Omai Gold Mines aumentará su contribución al producto interno bruto, que actualmente es de 25 por ciento.

Desde 1991, la compañía contribuyó a la economía de Guyana con más de 150 millones de dólares, sin contar los millones que paga por concepto de derechos, impuestos y seguridad social para sus 1.000 empleados, 92 por ciento de los cuales son guyaneses, destacaron los directores.

Si la empresa logra sus objetivos, pronto estará lista para invertir millones de dólares más en la explotación de dos nuevos yacimientos adyacentes a la mina principal, de los cuales se podría extraer casi ocho toneladas de oro anualmente.

Los directores de la firma prometen no volver a cometer errores pasados, y aseguran que adquirirán los equipos necesarios para mejorar la seguridad y cumplir con las normas ambientales, especialmente en lo referente a la dilución del cianuro de las aguas residuales que se arrojan al río Esequibo.

Actualmente está en uso un nuevo depósito de desechos, cuya construcción fue supervisada por el gobierno y se impuso como condición para la reapertura de la compañía. (FIN/IPS/tra- en/bw/cb/ml/en/96

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