ZAIRE: Ruanda confirma su represalia por ataques del ejército

El gobierno de Ruanda confirmó hoy que soldados ruandeses se infiltraron en Zaire este martes por la noche para hacer retroceder al ejército de ese país, en guerra con rebeldes tutsi.

"Nuestros soldados se infiltraron en Zaire por la noche e hicieron alejarse de la frontera a los soldados zaireños", admitió Firmin Kagame, un alto oficial militar de Cyangugu, vecina a la ciudad zairense de Bukavu.

Fuerzas ruandesas cruzaron la frontera con Zaire en represalia por el bombardeo este martes de Cyangugu, perpetrado por el destacamento militar zaireño de Bukavu, comunicó Kagame a los periodistas que cubren la guerra desatada en el este de Zaire.

Se trata de la primera vez que Kigali admite abiertamente cualquier participación en el conflicto entre el ejército de Zaire y rebeldes banyamulenge de origen tutsi, que amenaza con extenderse a Ruanda y a toda la región de los Grandes Lagos.

La confirmación se produjo tras informes de que Ruanda y Zaire estaban al borde de la guerra, desmentidos por Seth Kamanzi, portavoz de la oficina del primer ministro en Kigali.

"No estamos al borde de la guerra, pero se produjeron algunos ataques provocativos de Zaire a través de la frontera con nuestro país", aclaró el portavoz, y convocó a la comunidad internacional a exhortar a Kinshasa a respetar los derechos humanos de sus ciudadanos.

El actual conflicto en el este de Zaire surgió cuando el vicegobernador de la provincia de Kivu del Sur, Lwasi Ngabo Lwabangi, ordenó a los banyamulenge abandonar su ancestral provincia, bajo amenaza de guerra.

Los banyamulenge, a quienes las autoridades de Zaire niegan la ciudadanía, llegaron a Kivu del Sur hace unos 200 años, desde lo que hoy es Ruanda y Burundi.

El gobierno de Zaire acusa a Ruanda de entrenar y armar a los banyamulenge, que suman unos 400.000, y a los banyaruanda, otro grupo de origen tutsi que habita Kivu del Norte, en el este del país.

Sin embargo, Kamanzi negó cualquier ayuda militar de Ruanda a los rebeldes, quienes además, agregó, son capaces de protegerse militarmente por sí mismos.

Funcionarios del gobierno de Ruanda y los propios banyamulenge afirmaron reiteradamente que éstos obtuvieron sus armas del antiguo ejército ruandés, dominado por los hutu, que huyó con sus armas a Zaire cuando fue derrotado por el gobernante Frente Patriótico Ruandés.

Los banyamulenge sostienen que compraron sus armas a los refugiados hutu antes del comienzo de su rebelión, pero también pudieron haberlas adquirido de otras fuentes en Zaire, que es un gran centro de tráfico de armas.

El gobierno zaireño también acusó a Ruanda de pretender extender su territorio y ocupar áreas del este de Zaire habitadas por tutsis.

El general Paul Kagame, vicepresidente y ministro de Defensa de Ruanda, negó la acusación este miércoles en conferencia de prensa, y agregó que si los banyamulenge desean separarse de Zaire, sólo ellos pueden tomar esa decisión.

Así mismo, advirtió que Kigali no tolerará más ataques de Zaire a través de la frontera, y que si Ruanda vuelve a ser atacada, tomará represalias.

Miembros de agencias humanitarias y periodistas extranjeros informaron este miércoles que rebeldes banyamulenge se encontraban en las afueras de Bukavu, donde soldados y civiles zairenses robaron este martes vehículos y otros bienes a punta de escopeta.

Para contener el caos, Kinshasa designó dos gobernadores militares para Kivu, donde varias ciudades fronterizas con Burundi, Ruanda y Uganda cayeron en manos de los rebeldes desde la semana pasada.

El gobierno de Zaire pospuso este miércoles una reunión extraordinaria de gabinete convocada para procurar una solución al conflicto. Según informes no confirmados, el encuentro fue postergado porque el primer ministro Kengo wa Dongo no compareció.

En todo caso, el gobierno central tiene muy poca influencia sobre Kivu del Sur, situada a 2.000 kilómetros de la capital y gobernada durante años como una provincia independiente.

Mientras, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Boutros Boutros-Ghali, encomendó este miércoles al diplomático canadiense Raymond Chrétien una misión de mediación y pacificación en la convulsionada región de los Grandes Lagos. (FIN/IPS/tra-en/mn/ml/ip/96

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