El gobierno de Paraguay inició una profunda reestructuración en las Fuerzas Armadas, y decidió el pensionamiento de 19 generales y una veintena de oficiales de mando medio, en su mayoría vinculados al ex general golpista Lino Oviedo.
Oviedo encabezó en abril, cuando era jefe del ejército, un movimiento militar de resistencia a la decisión del presidente, Juan Carlos Wasmosy, de separarlo de su cargo y pasarlo a situación de retiro, que provocó un grave riesgo a las instituciones democráticas.
El tribunal liderado por el presidente Wasmosy estudió los legajos de los militares que dejarán el cuadro activo y de los que serán promovidos.
La reunión estuvo precedida por versiones de que los militares leales a Oviedo en la crisis de abril pasado pasarían a retiro.
La reestructuracion mostró que Wasmosy se apoya cada vez más en los comandantes de la Fuerza Aérea, general César Cramer, y de la Armada, contralmirante Guillermo López.
Estos dos jefes militares fueron defensores de la institucionalidad democrática en la crisis desatada el 22 y el 23 de abril de este año.
Pese a los movimientos dispuesto por Wasmosy, hubo algunos descontentos en esferas de la Fuerza Aérea y la marina.
En los días previos, desde estas armas se hicieron escuchar veladas protestas, y circularon versiones según las cuales ciertos militares "oviedistas" iban a ser premiados.
Tanto Wasmosy como su ministro de Defensa, Hugo Estigarribia, coincidieron en que tampoco correspondía una "caza de brujas" por los sucesos registados en abril pasado.
Desde abril, el ejército, tradicionalmente el arma con más influencia, comenzó a perder paulatinamente su antiguo poder.
La actual reestructuración también se enmarca en el proceso de racionalización de los recursos del Estado, recomendado por los ministros de Defensa del hemisferio.
En tal sentido se prevé un gradual achicamiento del aparato militar consolidado en los tiempos del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989). (FIN/IPS/ct/jc/ip/96
