ESPAÑA: Devuelven una peluca y un bigote con historia democrática

Una peluca y un bigote postizo que, junto a otros elementos de disfraz, simbolizan un capítulo de la historia democrática de España, le fueron devueltos a su propietario, el septuagenario ex dirigente comunista Santiago Carrillo.

La entrega se realizó en el Ministerio del Interior, ante su titular, Jaime Mayor Oreja, y por quien ocupaba ese cargo en 1976 y hoy diputado del gobernante Partido Popular (PP), Rodolfo Martín Villa.

Veinte años atrás, en 1976, Santiago Carrillo era el secretario general del Partido Comunista de España (PCE) y había ingresado clandestinamente al país desde su exilio en Francia, con una peluca cubriendo su calva y un bigote postizo.

En noviembre del año anterior había muerto el dictador Francisco Franco y, con la coronación de Juan Carlos I, comenzado lo que después se conocería como "transición española a la democracia".

Esa transición se caracterizó por la negociación y el consenso entre las autoridades del Estado, los partidos políticos y los sindicatos. También hubo pactos, como la detención de Carrillo el 22 de diciembre de 1976.

El PCE y su homólogo de Italia encabezaban en esa época la corriente eurocomunista, que preconizaba el acceso pacífico al poder.

Quizás por ello, todavía en vida de Franco, el ya reconocido como su sucesor en la jefatura del Estado, Juan Carlos de Borbón, envió una persona de su confianza a entrevistarse con Carrillo en el exterior.

Después, muerto Franco y siendo Adolfo Suárez jefe del gobierno, éste encomendó la negociación para legalizar el PCE al periodista y abogado José Mario Armero, una persona de gran influencia en todos los sectores y que cumplió un papel destacado en la transición.

Las conversaciones comenzaron en Francia y prosiguieron en Madrid, después de de la entrada ilegal al país del líder eurocomunista, a finales de 1976.

Suárez quería legalizar a todos los partidos políticos, incluido el PCE, pero al mismo tiempo debía tener en cuenta la reacción de las Fuerzas Armadas, todavía con fuerte influencia franquista.

En diciembre de 1976 el PCE urgía su legalización mientras el gobierno pedía tiempo. Carrillo, previo aviso confidencial a Suárez, lo puso ante un hecho consumado: el 20 de ese mes ofreció una conferencia de prensa en Madrid.

El 22 de diciembre, en un acto también pactado, fue detenido en plena vía pública, al bajar de un coche. En el interior de éste la policía secuestró varios papeles, la peluca, el bigote y una bata, todo lo cual pasó a formar parte del sumario.

El 30 de diciembre fue liberado y desde entonces los comunistas pudieron transitar libremente por las calles de España, sin ocultar su identidad.

Pero el PCE debió esperar todavía unos meses, hasta el sábado de la semana santa católica de 1977, para obtener su legalidad plena y poder participar en las elecciones.

Este martes, sin haberlo pedido y por iniciativa de un funcionario policial, el Ministerio del Interior devolvió a Carrillo los elementos que utilizó para disfrazarse y despistar a la policía.

Como un signo de los tiempos, en el acto de devolución estuvieron presentes también Teófilo Lagunero, su compañero cuando ingresó clandestinamente a España y los jefes de la policía de entonces, Mariano Nicolás y Emilio Rodríguez Guzmán.

Ellos, como Carrillo, ya no ocupan los mismos cargos, jubilados todos. (FIN/IPS/td/jc/ip/96

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