CULTURA: El gusto por el tango renace en Uruguay y Argentina

Montevideo y Buenos Aires, las dos capitales del Río de la Plata, que se han disputado a lo largo de este siglo la paternidad del tango, son escenario de un resurgimiento de este género musical, que vuelve a atraer a amplias capas de la población, e incluso a los jóvenes.

En Buenos Aires se creó una Universidad del Tango -al que los rioplatenses denominan "música ciudadana"-, y el parlamento acaba de aprobar una "Ley del Tango" destinada a proteger y promover todo lo que tiene que ver con esta expresión cultural.

Montevideo se prepara en tanto a ser este año sede de la tercera cumbre mundial del tango.

Entre el 4 y el 17 de noviembre, la capital y otras cinco ciudades de Uruguay (Fray Bentos, Las Piedras, Maldonado, Colonia y Tacuarembó) recibirán a artistas y estudiosos del tango venidos de todo el mundo, incluso de países tan lejanos, geográfica y culturalmente, como Finlandia, Dinamarca y Japón.

Los organizadores del encuentro prevén la participación de unos 500 artistas y la realización de más de 50 espectáculos.

Estos acontecimientos coinciden con un renacimiento del gusto por el tango, que había perdido en los últimos años mucho de su antiguo prestigio, especialmente entre los sectores más jóvenes, volcados hacia el rock, la música tropical u otras expresiones nacionales como es en Uruguay el afroamericano candombe.

En Montevideo, los bares nocturnos que se multiplican como hongos desde fines de los años 80 dan cada vez más cabida al tango en su programación musical, con presentación "en vivo" de conjuntos.

Al mismo tiempo son cada vez más los locales especializados en esta expresión que dejaron de ser centros a los que concurren sólo turistas en busca de cosas típicas, como era habitual en el pasado.

La propietaria de uno de ellos, el "Salú", cuenta que la experiencia de "probar con tango" la realizaron percibiendo el nuevo auge del ritmo del "dos por cuatro".

"Lo hicimos la noche de un jueves de julio de 1995. El bar se llenó y así es hasta hoy. Bailan hasta en la calle. La gente trae sus propios casetes. Son barras tangueras en las que nadie se siente sapo de otro pozo porque son de todos los pozos", contó la mujer al semanario "Brecha".

Paralelamente, las escuelas de tango crecen en número y en alumnos. La que anima José Erman enseñó a bailar a más de 3.000 personas en los últimos años. Elena Vilariño, una profesora que vivió en París entre 1976 y 1995, abrió su propia academia y admite que le va bien, que la asistencia es constante.

Erman se dice feliz de que el tango retome "la alegría de los comienzos" y que vuelva a ser bailado. Este veterano profesor es especialista en el "tango oriental" (uruguayo), una expresión "para adentro, que se baila reconcentrado, con una gran tensión interior, diferente del argentiino".

Desde julio de 1995, a los tradicionales programas radiales dedicados al tango, que tenían una audiencia claramente adulta e incluso de tercera edad, se ha sumado una emisora de frecuencia modulada, FM Gardel, que cuenta entre sus oyentes a muchos jóvenes.

"Estábamos gestando el proyecto desde hacía dos años. En el mundo había sólo dos antecedentes de música tanguera por frecuencia modulada, ambos en Buenos Aires", señala Sandra Arévalo, de 24 años, una de las locutoras de la radio.

La respuesta del público fue inmediata "y hoy existe incluso un club de amigos de la radio, con 200 socios".

Al otro lado del Río de la Plata, en Buenos Aires, sucede algo similar. Un sondeo realizado en agosto por el Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría muestra que 79 por ciento de los habitantes de la capital argentina gustan del tango y 41 por ciento lo baila.

Los jóvenes de entre 18 y 29 años son los menos proclives a este género, pero también entre ellos es mayoritario el sentimiento favorable (61 por ciento).

Senadores y diputados argentinos sancionaron recientemente por unanimidad una Ley del Tango que establece que esta música es parte del patrimonio cultural del país en todas sus expresiones.

El texto, promovido por el presidente de la Academia Nacional del Tango de Argentina, el uruguayo Horacio Ferrer, protege a todas las instituciones destinadas a conservar la memoria del tango (colecciones, hemerotecas, videotecas), y establece su enseñanza en todos los niveles de la educación.

En el plano empresarial, reduce impuestos a todos los difusores del tango (radios, canales de televisión, editoriales, grabadoras) y favorece la importación de materiales con él relacionados.

Para 1997, la Academia Nacional apunta a crear el Conservatorio de Estilos, destinado a formar poetas y compositores e impartir cursos de bandoneón, flauta y guitarra.

Según dijo José Erman al semanario "Brecha", en el nuevo gusto por el tango en el Río de la Plata hay una voluntad de "volver a las raíces".

En el mismo sentido se expresó Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión por la Nueva Mayoría, para el cual el fenómeno que se vive en Argentina y en Uruguay "se está viendo en muchas otras partes del mundo" con otras tradiciones culturales e incluso con el deporte.

"En alguna medida, la música y el deporte tienden a transformarse en trincheras, en refugios de una identidad cultural en momentos en que la economía, la política y lo militar dejaron de serlo", declaró Fraga a la revista argentina La Maga. "Es la contracara de la globalización", concluyó. (FIN/IPS/dg/jc/cr-pr/96

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