Los empresarios de Costa Rica reclamaron hoy al gobierno la puesta en marcha de políticas de reactivación económica, tras conocerse los problemas financieros de una de las empresas nacionales más sólidas y a la cual se le ve como una nueva víctima de la recesión.
Lachner y Sáenz, una empresa dedicada a la venta de vehículos, repuestos y lubricantes, solicitó el lunes la administración por intervención judicial, un mecanismo al cual recurren los empresarios para evitar la quiebra definitiva y que les permite obviar el pago de intereses durante tres años.
La solicitud de esa firma, de ser aceptada por el juzgado, implicará que los inversionistas no puedan cobrar su capital e intereses durante el tiempo que dure la intervención.
El principal problema de Lachner y Sáenz fue que no pudo honrar deudas por más de 40 millones de dólares con inversionistas locales, bancos extranjeros y locales, proveedores y con la firma japonesa Itochu, que financia la importación de vehículos.
A esa situación llegó, según diversos especialistas, debido entre otras cosas a la baja en las ventas locales ocasionadas por la recesión.
Carlos Lachner, presidente de la empresa, señaló que en los últimos meses las ventas de vehículos bajaron 50 por ciento, lo que derivó en serios problemas de liquidez.
Carlos Murillo, gerente de la Comisión Nacional de Valores, dijo que los problemas de Lachner y Sáenz son propios de la recesión.
Varias organizaciones empresariales coincidieron en que la difícil situación económica que afronta el país es la principal responsable de la crisis financiera de la empresa, creada en 1975.
Para Jaime Guardia, de la Cámara Textil y de Confección, el hecho muestra que la gente se está preocupando por comer y no por comprar artículos suntuosos y aseguró que debe tomarse como una llamada de atención sobre la iliquidez que enfrentan los comerciantes a causa de la contracción de la demanda.
Marco Vinicio Ruiz, presidente de la Cámara de Industrias, dijo este martes que "ninguna empresa, por solvente que sea, podrá sobrevivir con caídas de entre 30 y 40 por ciento en sus ventas, como las sufridas en los últimos meses".
El industrial señaló que "los políticos no han reaccionado con el sentido de celeridad y urgencia que exige el difícil momento que atraviesa el sector empresarial".
La recesión ha afectado especialmente al sector que produce para el mercado interno, en virtud de una sensible baja en el consumo.
Hasta mediados de agosto, el crédito sólo creció tres por ciento, cuando se preveía que lo hiciera en 19 por ciento en el correr de este año.
Para 1996 se proyectaba un aumento de 2,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), pero ahora se calcula en uno o 1,5 por ciento, menos que el crecimiento demográfico, estimad en 2,5 por ciento.
La economía está en un círculo vicioso difícil de romper, según los expertos. Los programas de ajuste minaron la capacidad de consumo de la población, lo cual afecta también al Estado, porque la captación vía impuestos es mucho más lenta.
Ello obliga al gobierno a emitir más bonos para financiarse, aumentando una deuda interna -considerada el punto más débil de la economía local- cuyo pago consume anualmente entre cuatro y cinco por ciento del PIB.
Pero el gobierno de José María Figueres insiste en que hay síntomas de recuperación, como la baja en las tasas de interés, que pasaron de 40 por ciento en 1995 a entre 27 y 28 por ciento este año.
La inflación, que llegará a 12 por ciento en 1996, está bajho control, al igual que la estabilidad monetaria, mientras las reservas internacionales se encuentran en buen nivel, indica. (FIN/IPS/mso/dg/if/96)