Los presidentes de Uruguay, Julio Sanguinetti, y de Chile, Eduardo Frei, clausuraron hoy en esta capital un amplio encuentro empresarial de los dos países con una decidida defensa de la integración en el Mercosur.
Sanguinetti finalizó este miércoles una visita oficial de cuatro días a Chile, acompañado por una numerosa comitiva oficial y por más de 120 empresarios, interesados en convenir futuros intercambios e inversiones con sus pares chilenos.
"La creación de más de un millón de nuevos empleos depende de nuestra asociación con el Mercosur", dijo Frei al resaltar los beneficios que traería a Chile el tratado que entrará en vigencia desde el 1 de octubre.
El mandatario uruguayo entregó a su vez este martes un claro mensaje a los empresarios chilenos, al señalar que los sectores forestal y eléctrico de Uruguay ofrecen "amplias oportunidades" a los capitales de este país.
Uruguay aspira a convertirse en receptor de los recursos de inversión de las administradoras privadas de fondos de pensiones (AFP), que este año podrán colocar en el exterior 1.200 millones de dólares, según anunció el gobierno chileno esta semana.
Sanguinetti señaló también este miércoles que es prematuro plantearse una nueva ampliación del Mercosur, tras los recientes acuerdos de asociación con Chile y Bolivia.
"Todavía no estamos en esa etapa", dijo el mandatario uruguayo al diario La Epoca, al planteársele la posible integración al bloque de Perú, Venezuela o Colombia.
El Mercosur, creado en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, aprobó en su última cumbre, celebrada en junio en la ciudad argentina de San Luis, los acuerdos de asociación con Chile y Bolivia.
Sanguinetti se convirtió en el primer mandatario del bloque subregional en visitar Chile, luego de que el presidente Eduardo Frei firmara con sus pares de los países del Mercosur el tratado, que entrará plenamente en vigencia desde el 1 de octubre.
La exitosa culminación de las negociaciones con Santiago y La Paz abrió expectativas de nuevos acuerdos del Mercosur con los países de la Comunidad Andina, conformada, además de Bolivia, por Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
"No debemos cometer los errores que cometimos en los años 60, con un proceso de integración que por querer ser universal en función de su inspiración bolivariana, terminó corriendo a la velocidad del más lento", dijo Sanguinetti.
"Hoy estamos en un proceso de integración diferente", agregó el mandatario uruguayo. "Es una integración abierta y flexible, la integración ya no es un neoproteccionismo, es la configuración de un espacio económico más ampliado para insertarnos mejor en el mundo y competir mejor".
En ese contexto, el Mercosur debe ir procesando la asociación con Chile y Bolivia "e ir caminando con parsimonia" para no desdibujar el proceso integrador "en el afán de abarcarlo todo".
La asociación de Chile con el Mercosur fue el eje de la visita de Sanguinetti, como quedó consignado en la declaración conjunta suscrita con Frei el lunes, así como en los contactos políticos y empresariales de la delegación uruguaya en Santiago.
Otros temas, como la investigación por el asesinato en Uruguay del científico y ex agente represivo chileno Eugenio Berríos, estuvieron también en la agenda de conversaciones, pero con un grado de interés menor que el de la integración.
Uruguay, que al contrario de Argentina y Brasil tiene una balanza comercial deficitaria con Chile, podría cuadruplicar sus ventas de carne a este país en el marco de la asociación con el Mercosur, aún sin gozar de rebajas arancelarias.
Así lo señaló en Santiago el presidente del estatal Instituto Nacional de Carnes de Uruguay, Julio Delfino, recordando que el tratado prevé desgravar el ingreso del producto a Chile en un plazo de 15 a 18 años.
Tanto Sanguinetti como Delfino apuntaron a aplacar los temores de los productores chilenos de rubros agropecuarios tradicionales, como granos, carnes y lácteos, que consideran amenazada su supervivencia por la asociación al Mercosur.
Señalaron que en Uruguay también la creación del Mercosur determinó la reconversión de actividades agrícolas, como la producción arrocera, que quedaron en desventaja frente a la competencia de los otros socios del bloque. (FIN/IPS/ggr/ag/if/96
