INDOCHINA: El Mekong, fuente de riquezas y litigios

La compatibilización de intereses entre los países de los cursos alto y bajo del río Mekong permanece como asignatura pendiente, aún cuando ya están en marcha varios proyectos que pueden tener serio impacto en la península de Indochina.

El Mekong, de 4.800 kilómetros de curso, nace en la occidental provincia china de Qunghai y avanza hacia el sur a través de Laos, Birmania, Tailandia, Camboya y Vietnam.

Empresarios privados del sudeste de Asia creen ver en el río una gran fuente de riquezas, pero a juicio de algunos comentaristas, la falta de coordinación de los proyectos emprendidos representa una bomba de tiempo.

Para China y Laos, el Mekong es fuente de energía hidroeléctrica, Tailandia apuesta al desarrollo turístico y Vietnam y Camboya consideran que la manipulación del caudal del río tendría conecuencias ambientales y económicas calamitosas.

Los proyectos de desarrollo a lo largo del Mekong y sus tributarios, que también representan una imprescindible fuente de vida para especies animales y vegetales, afectan a más de 200 millones de personas.

El gobierno de Laos y autoridades de la sureña provincia china de Yunnan se proponen aprovechar el río para atender una creciente demanda interna de electricidad y exportar energía a Tailandia.

Tailandia apoya esas iniciativas y prepara proyectos turísticos conjuntos con sus vecinos. Pero las grandes obras en el curso alto del río, y especialmente las represas, no agradan a Camboya y Vietnam.

Camboya teme principalmente el agravamiento del daño ecológico en su lago Tonle Sap, y Vietnam, que las represas resten aguas al delta del Mekong, un importante centro de cultivo de arroz.

Mientras, empresarios privados presionan en procura de acuerdos bilaterales o multilaterales entre los países de la región para disponer de mayores oportunidades de inversión.

Por último, los grupos ambientalistas y de derechos humanos advierten que el habitat y las comunidades indígenas pueden sufrir un fuerte impacto negativo.

Los proyectos de desarrollo de la cuenca del Mekong tienen el apoyo del Banco Asiático de Desarrollo y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Camboya, Laos, Tailandia y Vietnam crearon el último año la Comisión del río Mekong (CRM), que tiene el cometido de coordinar iniciativas de desarrollo en la cuenca baja del río.

Se trata de un área de 600.000 kilómetros cuadrados, para la que hay en trámite 103 proyectos, por 224 millones de dólares.

Los cuatro países asociados en la CRM desean la incorporación de Birmania y China a la comisión «para lograr el desarrollo integral de la cuenca» del Mekong, señaló a IPS Ron Morey, representante del PNUD en Hanoi.

Birmania y China fueron formalmente invitadas a ingresar en la CRM y el Banco Asiático de Desarrollo se sumó al propósito, ofreciendo a los dos países convocados asistencia financiera para proyectos de infraestructura.

Pero en diciembre, representantes de Beijing explicaron a la CRM que, antes de unirse a ella, estudiarán «en profundidad» los efectos que el reglamento de uso de las aguas del río redactado por la misma comisión tendrá en los proyectos previstos por China para el curso alto.

China se propone construir 15 represas sobre el río Mekong, con una capacidad total de generación de electricidad de 20.730 megavatios, y ya ha completado las obras de la central hidroeléctrica de Manwan, de 1.250 megavatios, que se levanta en la provincia de Yunnan,

Los ambientalistas señalaron que la represa de Manwan no tendrá impacto significativo por sí sola en el flujo periódico de aguas, pero las consecuencias pueden ser importantes al sumarse a esa obra los planes de Tailandia de desviación del Mekong y la construcción de centrales hidroeléctricas en cursos tributarios del río en Laos.

China también construirá en Yunnan la represa de Jinghong, de 1.500 megvatios, que entrará en servicio dentro de dos años, y la de Xiaowan, de 4.200 megavatios de energía, el mayor proyecto en consideración, que suministrará electricidad a dos provincias y a Tailandia.

Los planes de China coinciden con el declarado propósito de la Autoridad de Generación Eléctrica de Tailandia de diversificar fuentes de compra de energía, para aliviar su fuerte dependencia de Laos. Pero crean inquietud aguas abajo.

Hoang Trong Quang, secretario general del Comité Nacional Vietnamita del Mekong, señaló que la realización de los proyectos de China debilitaría el flujo de aguas al sureño delta del Mekong, del que Vietnam obtiene 60 por ciento de su producción agrícola.

«Los países de la región deben concertar principios para el uso de las aguas del río Mekong», dijo Quang a IPS. «La prioridad de Vietnam en el desarrollo de la cuenca del río Mekong es la prevención de las inundaciones y la protección del ambiente».

El área del delta del Mekong se inunda todos los años entre agosto y octubre. Unas 100 personas murieron el año último al desbordarse las aguas del delta y los daños a las cosechas y las viviendas sumaron 30 millones de dólares.

Las inundaciones fueron aún más graves en 1994, cuando murieron ahogadas unas 300 personas, la mayoría niños, y las pérdidas materiales ascendieron a 150 millones de dólares.

Tampoco Laos recibió de buen grado la información de los planes de desarrollo hidroeléctrico de la provincia de Yunnan, dado que China podría presentarle fuerte competencia por el suministro de electricidad a Tailandia.

Laos proyecta más de 60 obras en el río, para lograr una generación adicional de 18.000 megavatios de energía y aumentar sus ventas a Tailandia.

«La pérdida de caudal de aguas nos afectaría, a nosotros y a otros países. Dificultaría la navegación en Laos y provocaría el avance del mar sobre el delta del Mekong, en Vietnam», advirtió Kithong Vongsay, presidente del Comité Nacional Laosiano del Mekong.

En cambio, el parlamentario tailandés Vatana Asvahame cree que «el río Mekong será en el futuro una mina de oro para los inversionistas». Asvahame es socio de MP World Trading Company, una empresa que se propone invertir 200 millones de dólares en bienes raíces y proyectos turísticos en la ruta del río.

En opinión de varios inversionistas privados, la península de Indochina presenta un gran potencial como destino turístico, debido a su diversidad de culturas y de sitios de ecoturismo.

Mientras, ambientalistas y defensores de derechos humanos temen que los megaproyectos lanzados en la región afecten gravemente el ambiente y la cultura tradicional de las comunidades indígenas.

Las empresas privadas «tienen dinero, pero escasa preocupación y responsabilidad ambiental», manifestó un activista en Bangkok. (FIN/IPS/tra-en/sb/an/tg/cpg/ff/en/96

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