FRANCIA: Claman sacrilegio por el raid policial en una iglesia

La violenta ocupación policial de una iglesia parisina en el barrio de Montmartre para expulsar a inmigrantes africanos refugiados en su interior, fue juzgada sacrílega porque violó un lugar de paz y fraternidad, afirmaron clérigos locales.

"Estoy abrumado…", murmuró el padre Henri Coinde, párroco de la iglesia de San Bernardo en Montmartre, que había dado refugio desde junio a 300 inmigrantes africanos para evitar su deportación.

Alrededor de mil agentes policiales de la unidad antimotines irrumpieron en el templo el viernes por la mañana tras derribar su puerta a hachazos, y desalojaron a los africanos a bastonazos y con el empleo de gas lacrimógeno.

El hecho causó gran embarazo al gobierno conservador y suscitó divergencias en el gabinete del primer ministro Alain Juppe.

El padre Coinde lamentó que además de derribar las puertas de madera del templo la policia causó destrozos en su interior y profanó con su acción el tabernáculo que contenía hostias consagradas.

El sacerdote mostró bancos, imágenes del Via Crucis, bajorrelieves y estatuas de santos con visibles daños. "Fíjese en eso…", dijo este sábado a IPS mostrando algunas manchas de sangre en el pavimento de la nave principal.

"¿Le parece que esto es algo que debe ocurrir en un país que se jacta de ser el ombligo cultural del mundo?", inquirió.

"Es inaceptable que las fuerzas de seguridad usen la fuerza para entrar en una iglesia. Fue un sacrilegio", afirmó un voluntario que trabaja en una organización humanitaria, quien pidió no dar su nombre.

"Extremistas de derecha y católicos racistas seguramente aplauden la violencia en la iglesia y dicen que el verdadero sacrilegio fue haber dado refugio a africanos. Creo que mucha gente moderada quedará sacudida y disgustada por largo tiempo", agregó.

"La irrupción de la policía, que se abrió paso dentro de la iglesia a hachazos, me hirió profundamente. Traspasar el umbral de cualquier iglesia es un acto simbólico, de gente que busca reposo, paz y fraternidad. Entraron empleando la violencia", señaló el padre Jean Francois Berjonnaux.

El sacerdote, que está a cargo del Servicio Pastoral Nacional sobre Migrantes, apuntó que durante las seis semanas de ocupación de San Bernardo, se produjo un nuevo diálogo y se establecieron vínculos entre africanos y europeos. "Lo consideré una nueva manera de convivir y hablar…"

"Sin embargo, no todo se ha roto", acotó.

A fines de junio, despues de meses de deambular de refugio en refugio, 300 afriocanos que buscaban residencia legal en Francia se establecieron en San Bernardo.

Muchos habían entrado legalmente al país hasta que el cambio de las leyes de inmigración en 1994, ejecutado por el entonces ministro del Interior, Charles Pasqua, los sumergió de un día para otro en la clandestinidad.

Según estadísticas oficiales entre 1983 y 1992, alrededor de 318.000 personas pidieron asilo político en Francia. Grupos humanitarios señalaron que en la actualidad el número de inmigrantes legales asciende a cuatro millones de los cuales un 60 por ciento proviene de países francófonos de Africa.

A su vez, la cantidad de inmigrantes "indocumentados" fue estimada por las mismas fuentes entre 100.000 y 500.000 personas.

A pesar que el padre Coinde desaprobó la ocupación de la iglesia y la huelga de hambre realizada luego por 10 africanos, siguió brindándoles refugio "porque es tradición de la iglesia franquear la entrada a los que llaman a su puerta".

El sacerdote tambien rehusó firmar los papeles que habrían permitido a la policía evacuar el templo mucho antes, y formuló un llamado al gobierno para que reanudara las negociaciones.

"No me sorprendí que buscaran refugio en la iglesia, porque siempre fue solidaria con los pobres y aquellos despojados de sus derechos", declaró Berjonnaux.

La actitud de Coinde contrastó con el pánico manifestado por el cura párroco de San Ambrosio, donde el grupo de 300 africanos pidió tambien refugio para evitar la deportación.

Tras acampar durante una semana en el patio de San Ambrosio, el sacerdote firmó los documentos oficiales y llamó a la policía para que desalojara la iglesia. El arzobispado dió previamente su permiso para la expulsión.

El hecho provocó una una amarga división entre clérigos y párrocos.

Si bien es cierto que la Iglesia tiene una tradición de ofrecer asilo desde la Edad Media, su historia muchas veces se vió ensombrecida por dolorosas excepciones.

Algunos oscuros episodios en la historia contemporánea de la Iglesia tuvieron que ver hasta con el silencio del Vaticano durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el genocidio de judíos en Europa perpetrado por los nazis.

La iglesia francesa brindó protección durante años a Paul Trouvier, sentenciado por tribunales locales en 1994 por crímenes contra la humanidad y el asesinato de siete judíos en 1944.

En Ruanda, durante las matanzas de tutsis perpetradas en 1994 por soldados y milicias hutus apoyadas por el gobierno francés, algunos testigos dijeron que aterrorizados sacerdotes entregaron a tutsis refugiados en sus iglesias.

Coinde dijo que si la Iglesia puede ser tan vilipendiada, en Francia tambien se ha convertido "en el último lugar donde hombres y mujeres pueden venir para defender sus derechos". Afirmó que los africanos estaban en una situación tan extrema que la Iglesia tuvo la obligación moral de brindarles acogida.

Si la actitud de Coinde no puede borrar los errores de otros clérigos, al menos puede redimir un poco la imagen de la Iglesia, que esta vez "se mantuvo firme junto con los refugiados", expresó Berjonnaux.

"Es algo enormemente triste… Lo que ocurrió el viernes, la barbarie policial, significó el fracaso de todos los esfuerzos para que se reanudaran las negociaciones", dijo.

Aseveró que la Iglesia comprendió la angustia de los inmigrantes que, tras ver que todas las puertas se cerraban, "encontraron aquí su último asilo". (FIN/IPS/tra-en/ao/rj/ego/hv- cr).

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