BANGLADESH: Nuevas inundaciones cuestionan proyecto de control

Tal como ocurre todos los años en esta estación, una gran parte de Bangladesh sufre el castigo de inundaciones que se agregan a las penurias de millones de personas que viven en condiciones miserables en uno de los países más pobres del mundo.

Mientras los equipos de socorro luchan por atenuar los daños y la oposición acusa al gobierno de no saber manejar este desastre natural, los ambientalistas advierten que los millones de dólares que se gastan anualmente en un ambicioso programa nacional de control de inundaciones, no resolverán el problema.

En los últimos dos meses, el desborde de los ríos afectó a la mitad de los 64 distritos que comprenden el territorio de este país costero de Asia meridional, destruyendo plantaciones, cobrando numerosas vidas, diseminando enfermedades que nacen del agua y quebrando la vida de más de dos millones de personas.

Los socorristas estiman que han sido destruidas 172.000 casas y 500 escuelas, y que han muerto más de 4.000 cabezas de ganado a causa de las inundaciones. También se puede prever la venta desesperada de tierra por parte de agricultores que han perdido sus cultivos, el ganado y los depósitos de alimentos.

El líder opositor Begum Jaleda Zía, que recientemente visitó las áreas afectadas del distrito de Bogra, atacó al nuevo gobierno del partido Awami Lague, encabezado por Sheikh Hasina, por el mal manejo de las operaciones de asistencia.

Las inundaciones ocurren todos los años en este país, que está ubicado en las planicies inundables del delta conjunto de los dos más grandes sistemas fluviales de los montes Himalayas en Asia meridional: el Ganges y el Brahmaputra.

La mayor parte del país está cruzada por una cambiante red de ríos que serpentean en dirección al Golfo de Bengala.

La deforestación en las zonas donde nacen estos ríos, al pie de los Himalayas, ha incrementado la cantidad de lodo que arrastran hacia Bangladesh, según los ambientalistas.

Esto ha elevado el nivel del lecho de los ríos, facilitando las inundaciones en la época del monzón. Los dos sistemas fluviales arrastran hacia Bangladesh aproximadamente 2.400 millones de toneladas de sedimentos cada año.

Las más grandes inundaciones, hace ocho años, sumergieron tres cuartas partes del territorio, expulsando de sus hogares a 33 millones de personas y dando origen a uno de los más ambiciosos proyectos de control de inundaciones conocidos en todo el mundo, en favor de Bangladesh.

Con el apoyo de numerosos donantes extranjeros, el Plan de Acción contra las Inundaciones (FAP) es una combinación de 64 grandes proyectos de infraestructura que serán terminados en el término de un decenio con un costo de 2.500 millones de dólares.

Gran parte de estos proyectos se sumarán a los diques de contención construidos a lo largo de los ríos por la Junta de Desarrollo Hídrico de Bangladesh, regida por el Estado, en las últimas cuatro décadas.

No obstante, la ineficacia de estas defensas durante las actuales inundaciones ha reforzado las acusaciones de los críticos del proyecto, quienes sostienen que éste no dará una respuesta al problema.

El país ya cuenta con 7.000 kilómetros de diques de contención. Sin embargo, algunos estudios demuestran que los diques sólo han logrado empeorar las inundaciones y agravar los daños producidos por la erosión fluvial.

Los ambientalistas señalan que, en su preocupación por controlar los daños de las inundaciones, las autoridades se olvidan de la utilidad de este fenómeno anual para la economía de Bangladesh, predominantemente agraria.

Las inundaciones traen una carga fresca de suelo fértil, limpian la tierra de los productos químicos y los pesticidas acumulados, y reponen los acuíferos subterráneos. Los diques que están siendo construidos por el FAP, en cambio, han cortado el suministro de agua de los ríos a las granjas.

Los ambientalistas presentes en Dhaka han presionado a sus respectivos gobiernos y a las instituciones financieras internacionales para detener el programa, obteniendo algunos éxitos.

Los funcionarios del gobierno están decepcionados porque no se ha producido un desarrollo del FAP tal como estaba previsto, pero no aceptan el argumento de que las inundaciones son buenas.

Por el contrario, los hidrólogos internacionales que se oponen al FAP recuerdan que los grandes proyectos de control de inundaciones, como los aplicados en Estados Unidos en el río Mississippi, han mostrado la inutilidad de contrariar a la naturaleza. (FIN/IPS/tra-en/ti/mu/arl/en/96

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