VENEZUELA: El combustible resta velocidad al ajuste

Por el espectro de una caída en la producción y suministro de alimentos, el combustible comienza a funcionar como freno en vez de acelerador del programa de ajustes iniciado hace tres semanas en Venezuela.

Productores de cinco regiones agrícolas y dos pesqueras iniciaron reclamos y movilizaciones de protesta por el impacto de los nuevos precios del gasóleo, que utilizan tractores, embarcaciones y bombas de succión en pozos de agua.

Del millar de camiones con alimentos que cada día viaja hacia Caracas -equipados con motores diésel o de gasolina- uno de cada 10 se desvía hacia ciudades más cercanas a los centros de acopio agrícola, impactando, además de los precios, el estado de los suministros a la capital.

Los 500 transportistas de querosén y gasóleo en la región capital amenazan con paralizar el fin de semana sus suministros a expendios, calderas y talleres, como protesta por el escaso margen de utilidad que les acuerda la petrolera estatal.

Desde que el 16 de abril se elevaron los precios del combustible, los propietarios de unos 176.000 camiones de carga seca enlentecieron su trabajo hasta que los clientes aceptasen nuevos fletes.

El gobierno elevó los precios de la gasolina, de un promedio de 10 a otro de 55 bolívares el litro (12 centavos de dólar), y el gasóleo de 4,20 a 48 bolívares (10 centavos de dólar).

El alza del combustible y una devaluación lineal de 70 por ciento son las medidas más visibles del programa de ajustes, que agrega mayores impuestos, liberación de tasas de interés, libre cambio y desmonte de controles a precios y tarifas.

El programa tiene como meta enjugar el déficit fiscal para abatir la inflación a partir del segundo semestre de 1996, fue pactado con el Fondo Monetario Internacional y tiene 14 programas de auxilio a la sobrevivencia de los estratos más pobres.

El presidente Rafael Caldera por años rehuyó el ajuste y favoreció el subsidio a los combustibles, con argumentos sobre su impacto multiplicador en la cadena de precios, pero aceptó la casi sextuplicación de su valor de venta al ordenar los ajustes.

Tres semanas después, el grupo estatal Petróleos de Venezuela, (PDVSA), monopólico en la producción y venta de combustibles, estudia medidas de alivio para los usuarios del gasóleo.

"Se trata de paliar los elevados costos que para los sectores agrícola y pesquero representa haber incrementado los precios del combustible diésel en 1.042 por cineto", dijo Luis Giusti, preidente de PDVSA.

Concepción Quijada, empresario rural, puso como ejemplo que los arrozales del centro-oeste, "granero de Venezuela", se riegan con agua de pozos equipados con bombas a gasóleo.

"Sólo por ese concepto sube cuatro centavos de dólar el costo de producir un kilo de arroz (que cuesta al consumidor 40 centavos), y debe agregarse el gasóleo del tractor que prepara la tierra y del camión que lleva el producto", dijo Quijada.

Los pescadores de altura y artesanales advirtieron del impacto del valor del gasóleo en sus faenas, mientras el pescado e los mercados de Caracas sube de precio entre 30 y 100 por ciento.

Agricultores de varias provincias comenzaron a retrasar entregas a la agroindustria, exigiendo que se les reconozcan los costos previsibles para las siguientes cosechas, asociados al combustible y otros insumos.

En Venezuela, la actividad agrícola y pecuaria trabaja a crédito, con plantas agroindustriales que adquieren compromiso de compra de la producción a precios predeterminados por el gobierno, en tanto la banca debe financiar con préstamos con tasas por debajo del resto de su cartera.

Hiram Gaviria, presidente de la federación de empresarios agrícolas, llamó públicamente a su colega del gremio ganadero, Zeilah Carrasco, a emprender acciones conjuntas contra las medidas oficiales, con un paro de actividades en el horizonte.

Giusti y otros responsables de la economía admitieron que se estudian medidas como descuentos por volumen, créditos para operaciones y ajustes en las tablas de precios agrícolas.

Pero la que se abre paso con mayor ímpetu es la rebaja del precio del gasóleo a por lo menos la mitad -colocarlo en unos cinco centavos de dólar por litro- e iniciar en el segundo semestre aumentos graduales.

De confirmarse esta opción, el combustible contendría la velocidad del ajuste y se abriría campo a rectificaciones de corte gradualista en lo que durante tres semanas ha sido un cambio económico de "shock". (FIN/IPS/hm/dg/if/96)

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