/AMBIENTE/: Minería destruyó la tierra, sostienen grupos indígenas

Los minerales de la minería, desde el carbón al uranio, han transformado montañas en cráteres y contaminado los ríos, sostienen representantes de pueblos indígenas de unas 50 comunidades del mundo reunidos esta semana en esta capital.

Organizada por el Consejo Mundial de Iglesias, la Consulta sobre Pueblos Indígenas y Minería, discutirá hasta el 16 de mayo estrategias de acción con la participación de nativos de Namibia, Siberia, Guyana, Fiji y otras partes del globo.

Los indígenas relataron experiencais sobre la selva tropical transformada en una tierra árida en Nueva Guinea, en el Pacífico Sur, y la matanza de millones de peces producida por la extracción de cobre en Guyana y Filipinas.

Empresas mineras destruyeron en enero las viviendas de pueblos indígenas en Bihar, India, en la búsqueda de uranio, y en Suriname se produjeron ataques áereos contra grupos que viven en tierras ricas en oro en junio del año pasado.

En Venezuela, terratenientes contratan "asesinos de indios" para perseguir a quienes se oponen a la minería del cobre, relataron los participantes.

Para muchos pueblos indígenas, la destrucción causada por la minería y la violencia que la acompaña es completamente opuesta a los valores de sus culturas.

"'Mai bula ki lagi' -desde el corazón de la Tierra al cielo- es lo que decimos en nuestro país para explicar el respeto por la santidad espiritual de la naturaleza y su valor material como fuente de sustento", dijo Rabici Ganilau, de Fiji.

Según el grupo ambientalista Minewatch, unos tres millones de entre 300 y 400 millones de grupos indígenas que estima viven ahora en el planeta, explotan minerales a pequeña escala.

Pero en los últimos años, desiertos remotos y bosques aún habitados por grupos nativos se convirtieron en el blanco de corporaciones multinacionales que tienden a agotar las fuentes minerales.

Minewatch estima que, desde 1940, más de la mitad del uranio del mundo provino de tierras indígenas, y que en el 2010 la mitad del cobre y el oro se extraerán en estas tierras.

Aún en los casos en que los pueblos indígenas tienen derechos a la tierra, el Estado tiene la propiedad de las minas, mientras los indígenas ni siquiera pueden trabajar en la extracción.

En la zona de Irian Jaya, controlada por Indonesia, por ejemplo, la mayor mina de oro, en manos de la empresa Freeport McMoRan, de Nueva Orleans, sólo 10 por ciento de la fuerza de trabajo es indígena.

Los desechos contaminantes de la minería que afectan al medio ambiente muchas veces perjudican directamente a los pueblos indígenas.

En Europa oriental, por ejemplo, alrededor de 46 por ciento de la basura generada, o 5.000 millones de toneladas, fueron producidas por la minería, según una reciente estimación de Integrated Solid Waste Management.

La estrategia de lucha contra el daño ambiental de los grupos indígenas se centra ahora en una acción conjunta en varias partes del planeta, ya que las empresas que operan en sus tierras en general forman parte de una multinacional con actividades en otras regiones indígenas.

La mayor empresa minera del mundo, la Río Tinto Zinc, con sede en Londres, se fusionó recientemente con Conzinc Riotinto de Australia para crear una compañía que generó en 1995 2.850 millones de dólares en ganancias -antes de pagar impuestos-, en un total de ventas de 9.300 millones de dólares.

Otros gigantes de la minería incluyen a Broken Hill Propietary (BHP), de Australia, Anglo-American y De Beers en Sudáfrica, Noranda y Placer Dome en Canadá y Phelps Dodge y Cyprus en Estados Unidos.

Una de las tácticas que ya comenzaron a usar los grupos indígenas es el inicio de juicios contra las empresas en sus países de origen. Cortes en Melbourne han permitido que comunidades de Papúa Nueva Guinea lleven ante la justicia la destrucción ambiental causada por empresas mineras.

Cortes en Nueva York permitieron a comunidades indígenas de Ecuador abrir juicio contra la Texaco por perforar sus tierras en busca de petróleo, y en Gran Bretaña un ex empleado de la Río Tinto Zinc enjuició a la empresa por sus actividades en Namibia. (FIN/IPS/tra-en/pc/rj/lp/en/96)

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