Para muchos rumanos que viven en zonas urbanizadas, encontrar un lugar "tranquilo" se ha transformado en una utopía porque la contaminación acústica ya es endémica.
Según funcionarios municipales de Bucarest, la mayor ciudad del país, la falta de consideración al ambiente humano durante los 40 años de gobierno comunista, sumado al desarrollo incontrolado de numerosas empresas, incrementó la polución acústica y sus efectos a extremos alarmantes.
Según el Instituto de Salud Ambiental en Bucarest, el ruido excesivo está causando un creciente número de casos de hipertensión arterial, sordera, úlcera y disturbios nerviosos entre los dos millones de habitantes de la capital.
Un ambiente se considera "sano" cuando el ruido no supera los 30 decíbeles (dB), la unidad de medida del sonido. Entre 30 y 60 dB surgen efectos físicos. En comparación, el ruido producido en las discotecas oscila en los 100 dB. Camiones pesados generan entre 80 y 90 dB, mientras el tren subterráneo llega a 100 dB.
Las actuales normas rumanas de control acústico estipulan 25 dB en lugares cerrados y 50 dB en espacios abiertos.
"En ciudades superpobladas como Bucarest, los niveles acústicos durante las horas pico del día se duplican respecto a los límites admisibles", declaró María Zurini, jefa del Instituto de Higiene Ambiental en Bucarest.
Añadió que durante la noche los límites admisibles exceden como promedio 45 dB.
"Esto se debe al hecho que a menudo los pisos están situados muy cerca de la calle", explicó. El tráfico vehicular está considerado como la causa principal de la polución acústica.
Según cifras de la municipalidad, Bucarest tiene 5.000 calles abiertas al tránsito automotor por las que circulan 500.000 autos registrados en la urbe, como tambien otros 1.000 vehículos provenientes de los suburbios.
"Avenidas con tráfico intenso como Armata Poporuliu, Magheru y Stefan cel Mare, generan el doble de los decíbeles permitidos", dijo la funcionaria.
Zurini explicó que en su esfuerzo de construir más y más viviendas populares, el ex gobierno comunista no tuvo en cuenta las más elementales medidas de aislación acústica, sobre todo en las casas de departamentos.
Otra razón es que Bucarest carece de amplios espacios verdes que puedan absorber el impacto del ruido.
"La situación despues se complicó porque en áreas que no fueron construídas para actividades generadoras de ruidos, emergieron discotecas, restaurantes y panaderías", señaló.
También la difusión de salones de juegos en los sótanos de algunas casas agravaron el problema.
Los estudios del Instituto de Higiene demostraron un alarmante aumento de gente joven afectada por el exceso de ruido, sobre todo por disturbios nerviosos, sordera y precoz mutación celular propia de edades más avanzadas.
Especialistas del instituto indicaron que niños de cuatro a seis años se ven muy afectados por ruido mientras duermen, lo cual les provoca anomalías en su proceso de crecimiento.
Además, los expertos del instituto denunciaron que la permanente polución acústica incrementó la cantidad de pacientes afectados de úlcera e hipertensión. Mucha gente tambien se queja que está perdiendo la facultad de concentración.
Adrian Korda, un inspector de la Agencia para la Protección Ambiental (APM), en Bucarest, lamentó que todavía se carecen de datos estadísticos fidedignos, "porque la magnitud de este problema no solamente afecta a Bucarest si no tambien a otras ciudades del país".
Añadió que si bien "hacemos lo posible para atender al público, la agencia no puede intervenir en casos de polución acústica provocados por particulares en sus departamentos, especialmente durante fiestas o casamientos".
Una idea para reducir la polución provino de la APM que propuso bajar el límite de velocidad permitido en las ciudades de 60 kilometros por hora a 30.
Mientras la ley de protección ambiental aprobada en diciembre último prevé penas de prisión hasta de tres años y multas superiores a 1.000 dólares, su aplicación por parte de las autoridades hasta el momento ha sido virtualmente nula, lamentó Korda. (FIN/IPS/tra-en/gv/rj/ego/en).
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