NIGERIA: Crece inseguridad ante impotencia de la policía

Los robos, los asesinatos y los atentados se han convertido en hechos cotidianos en Nigeria, mientras la policía afirma que hace todo lo posible por salvaguardar a la población y solicita ayuda para "combatir el terrorismo".

Los hechos de la última semana ilustran este clima de inseguridad, que se ha extendido desde los centros urbanos hacia el interior.

Un catedrático fue muerto a tiros frente a su hija en la Universidad de Obafemi Awolowo; un banco de Lagos fue asaltado y una persona fue secuestrada en su automóvil y luego asesinada en un suburbio de esta ciudad.

Mientras la prensa oficial intenta restar importancia a la inseguridad en tiempos de crisis nacional, la frecuencia y el número de víctimas de los ataques trascienden las divisiones sociales.

"Nadie parece estar a salvo de una terrible experiencia, ni siquiera los niños", manifestó Adenike Oke, quien este lunes fue atacada por jóvenes armados con cuchillos a bordo de un autobús.

Sin embargo, son los ataques a las personas ricas y poderosas los que ocupan los titulares de los periódicos.

Rutam House, la sede del influyente periódico The Guardian, aún recibe mensajes de solidaridad para su dueño, Alex Ibru, quien fue baleado a principios de este mes por francotiradores.

Ibru, quien hasta el año pasado era ministro de Asuntos Internos en el gabinete del general Sani Abacha, es una de varias personalidades políticas que han sido atacadas.

La lista incluye a Tony Momoh, abogado, periodista y ministro de Información bajo el régimen del ex presidente Ibrahim Babangida. Hasta hace poco, caminaba con la ayuda de muletas debido a que una de sus rodillas fue destrozada durante un ataque a tiros a su casa, el pasado marzo.

Algunos no tuvieron tanta suerte como estos ex ministros. Los homicidios del contralmirante Elegbede y del líder de la oposición Alfred Rewane aún no han sido resueltos.

La policía está preocupada por el creciente número de asesinatos políticos no resueltos. Una fuente policial confiable estimó tales casos en 50, sólo en Lagos.

El incremento de estos homicidios es acompañado por un nuevo fenómeno. Los barrios marginales de las ciudades, que por años fueron frecuentados por agentes del mercado negro de cambio, vendedores de cocaína y mercaderías de contrabando, son ahora visitados por sicarios que ofrecen sus servicios por sumas irrisorias.

Testigos de asesinatos y robos armados aseguran que los asaltantes son generalmente pandillas de jóvenes, hombres y mujeres, armados con armas mucho más sofisticadas que las empleadas usualmente por la policía.

"La creciente ola de asaltos a bancos, instituciones y hogares es culpa de la sociedad. Esta forma a los criminales, que a la vez desahogan sus frustraciones contra ella", dijo a IPS Olu, un profesor universitario que solicitó ser identificado sólo por su nombre de pila.

El hecho de que los autores de ataques armados sean jóvenes sugiere que este sector de la sociedad nigeriana está descubriendo que no tiene futuro, observó Olu, y agregó que "a menos que se tome alguna medida drástica, el país estará en problemas".

La policía, por otra parte, afirma que hace todo lo posible por salvaguardar la vida y las propiedades de los ciudadanos, así como para rastrear a los criminales, pero reconoció su impotencia al publicar un documento de ocho páginas en el que solicita ayuda para "Combatir el terrorismo en Nigeria".

El documento menciona 13 "ataques terroristas" y atentados con bomba ocurridos entre octubre de 1993 y el pasado mes, y agrega que se trata sólo de "algunos ejemplos de actos del terrorismo desatado en Nigeria por grupos aún no identificados". (FIN/IPS/tra-en/ro/kb/ml/ip/96)

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