La región Asia-Pacífico necesita un nuevo “contrato social”, que proteja a los más vulnerables “sin dejar a nadie atrás” para superar el choque de la covid-19, expuso un informe en el área del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) divulgado este miércoles 29.
El informe expone impactos de la pandemia en la región, examina tres posibles escenarios globales causados por la enfermedad y por cómo los países la afrontan, y presenta algunas de las medidas tomadas en Asia ante la emergencia.
La covid-19 trajo “interrupciones masivas en la producción”, lo que ha llevado a una menor oferta de bienes y servicios, y las perspectivas económicas forman una espiral descendente “viciosa”, que llega al sector financiero en forma de crisis de liquidez y disponibilidad de crédito disminuida.
El Banco Asiático de Desarrollo (BAD) ya alertó que la región perderá más de la mitad de su crecimiento este año, pues el producto ascenderá 2,2 por ciento en vez de 5,5 por ciento como se previó en 2019, y los 40 países menos favorecidos crecerán en conjunto 2,4 puntos porcentuales en vez del previsto 5,7 por ciento.
La merma impacta sobre todo a las pequeñas y medianas empresas y a los 1300 millones de trabajadores informales en el mundo. Dos tercios de ellos están en Asia.
Ya hay 100 millones de trabajadores migrantes en India que están en movimiento en busca de seguridad y sustento básico, desafiando la cuarentena nacional impuesta por las autoridades, dijo el PNUD.
La Organización Internacional del Trabajo calculó que este trimestre se perderá 6,7 por ciento de las horas de trabajo, equivalentes a la labor de a tiempo completo de 195 millones de trabajadores, de los cuales 125 millones son de Asia.
El trabajo del PNUD considera tres posibles escenarios, según el éxito en la lucha global contra la pandemia. El primero, optimista, contempla que la sociedad controle la covid-19 desde este mayo y su virulencia se debilite progresiva y rápidamente.
Entonces se abrirían fronteras progresivamente, se activaría la asistencia internacional, los líderes de todo el mundo fortalecen la cooperación, se busca la creación de empleos decentes y se retoma el crecimiento económico en 2021 buscando el camino de un desarrollo bajo en carbono.
En el escenario intermedio, sigue la lucha en el hemisferio norte por aplanar la curva de infecciones y el virus avanza en países del sur bajo una atención poco coordinada. Las economías se recuperan parcialmente aunque con costos más elevados, la pérdida de millones de empleos y un crecimiento de la pobreza.
En el tercer y crítico escenario, los países no pueden contener la pandemia, el virus muta y gana velocidad y fuerza, fallan las vacunas, la rápida reapertura de las economías relaja las defensas y se produce una segunda ola de la pandemia.
En este caso, además de las pérdidas de vidas ante sistemas de salud abrumados, se estanca la producción, se marchita el comercio, la salud se limita en favor de las élites, las pérdidas de empleos y escasez de alimentos provocan migraciones masivas, colapsan los servicios públicos y se registran desórdenes políticos.
Antes de que puedan presentarse los escenarios, el PNUD plantea la necesidad de respuestas urgentes, diferenciadas por género pues la crisis cargó más peso sobre las mujeres, con base en una rápida reasignación de los recursos de los Estados para poder atender la emergencia y a los más vulnerables.
La pandemia “ha expuesto vulnerabilidades e insuficiencias inherentes a los sistemas actuales”, y después de ella “se necesitará un nuevo contrato social”, con desigualdades reducidas para que haya resistencia a los choques económicos y de desastres, así como protección de los derechos humanos.
La covid-19 “viene contra el telón de fondo de una crisis climática en aumento, rápida urbanización e insostenible uso de la tierra” y la respuesta debe traer “una estrategia para reconstruir mejor”, con más cooperación entre Estados.
Entre las experiencias que la región ha ensayado con éxito, el PNUD muestra la de acceso gratuito o a muy bajo costo para las pruebas de covid-19, y el rápido desvío de recursos hacia los sistemas de salud en países del sureste asiático, como Camboya, Laos y Vietnam, sin fallecidos por la pandemia hasta este miércoles 29.
En cuanto a la asistencia financiera, varios países incrementaron las prestaciones por desempleo a trabajadores cesantes, otros inyectan más recursos a las pequeñas y medianas empresas o les otorgan exenciones fiscales.
El BAD aprobó un paquete de 20 000 millones de dólares para ayudar a los países en desarrollo de la región a superar los impactos de la covid-19 y el PNUD retomó la propuesta de que, al menos temporalmente, se proporciones a todos los ciudadanos de Asia una remuneración básica universal.
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