La diplomacia cubana activa todos sus resortes para lograr una nueva condena del embargo en la Asamblea General de la ONU, un ejercicio que repite desde 1992 y que en esa ocasión lo ha precedido el estreno en ese escenario de Miguel Díaz-Canel, presidente del país desde abril.
Nacido el 20 de abril de 1960, el actual gobernante cubano tenía apenas cinco meses cuando el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro (1926-2016), pronunció su maratónico discurso de unas cinco horas (26 de septiembre de 1960) en el 15 Periodo de Sesiones de la Asamblea de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Castro era entonces primer ministro y el bloqueo, como se llama en Cuba, fue implantado en febrero de 1962. Ocupó el podio de Naciones Unidas en otras tres ocasiones: en 1979, en 1995 y en 2000. Raúl Castro, su hermano menor y sucesor en la jefatura del Estado y de gobierno (2008- abril de 2018), habló desde esa misma tribuna el 28 de septiembre de 2015.
En esa ocasión, Raúl Castro advirtió que al restablecimiento de lazos diplomáticos entre su país y Estados Unidos, en julio de ese año, seguía un largo y complejo proceso hacia la normalización de las relaciones que se alcanzará cuando se ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba…”.
“Mientras persista, continuaremos presentando el proyecto de resolución titulado: ‘Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba’”, sentenció. En 2016, Estados Unidos, acompañado de Israel, su más fiel aliado, cambió por la abstención su tradicional voto en contra esa iniciativa.
La llegada a la Casa Blanca, en enero de 2017, del republicano Donald Trump, frenó el deshielo comenzado el 14 de diciembre de 2014 por Castro y el presidente Barack Obama (2009-2017), que dio lugar a la restauración de relaciones diplomáticas y a la firma de una veintena de acuerdos bilaterales encargados de poner en práctica el acercamiento.
El documento que será sometido a votación ante la 73 Asamblea General de la ONU el próximo 31 de octubre, detalla que desde abril de 2017 hasta marzo de 2018 la política de bloqueo se ha recrudecido y continúa aplicándose con todo rigor, con perjuicios en ese período estimados en 4.321.200 millones de dólares.
Menciona como parte del aumento de las sanciones aplicadas a Cuba bajo el actual gobierno estadounidense, a partir del “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de Estados Unidos hacia Cuba”, firmado por Trump el 16 de junio de 2017.
La política de “recongelamiento” de Trump con Cuba mantiene los lazos bilaterales en su más bajo nivel, con las dos embajadas con una mínima dotación, imposibilitados de atender sus tareas consulares y de negocios. También se han limitado los viajes de estadounidenses a la isla, con fuertes pérdidas para el sector dedicado al turismo, incluidos los operadores privados.
En casi seis décadas de aplicación, el embargo ha causado daños por más de 134.499.800 millones de dólares, añade el proyecto, que detalla por sectores el costo económico y social de lo que el gobierno cubano considera “el sistema de sanciones unilaterales más injusto, severo y prolongado que se ha aplicado contra país alguno”.
Cuba alega que la administración Trump ha acentuado la aplicación extraterritorial del bloqueo, con marcada incidencia en las relaciones financieras y crediticias internacionales, lo cual ha causado graves daños a la economía del país. Instituciones financieras, empresas y proveedores estadounidenses temen ser penalizados si se relacionan con la isla caribeña.
Durante una extensa entrevista concedida a la cadena televisiva Telesur en días previos a su viaje a Nueva York, Díaz-Canel advirtió que el bloqueo es una “práctica brutal” y el principal obstáculo para el desarrollo del país, lo que “más golpea la vida cotidiana de cubanos y cubanas y también la vida económica y social” de este país.
Señaló sin embargo que su país sigue empeñado en sus planes de desarrollo. “Que se levante el bloqueo no depende de nosotros…Por lo tanto nosotros no podemos subordinar nuestro afán de realizaciones, nuestro afán de justicia social, de prosperidad a lo que pueda ejercer como política un gobierno extranjero,” planteó.
“Nosotros estamos conscientes de que dependemos de nuestra propia fuerza, de nuestro empeño, de nuestra voluntad y de nuestro esfuerzo…. Nos preparamos y tratamos de hacer mejor las cosas en el peor de los escenarios, que es en el escenario del bloqueo”, indicó.
Que Cuba dé pasos en ese sentido resulta clave. “El país debe ser más eficiente, avanzar en propuestas pendientes de aprobación e incrementar la inversión extranjera”, pues “en el corto plazo, de un año a un año y medio, no se debe esperar un levantamiento del bloqueo”, comentó a IPS el economista cubano Luis René Fernández.[related_articles]
En su opinión, si en 2019 Cuba lograra mejorar su economía, en términos administrativos, incremento de algunas producciones, de los salarios, avanzara en la reunificación monetaria y cambiaria, la tendencia sería hacia el retorno de una perspectiva más realista en Washington.
Debido a su codificación en leyes como la Torricelli (1992) y Helms-Burton (1996), la política de embargo solo puede ser desmontada por el legislativo Congreso estadounidense, en tanto las sucesivas condenas y llamados al cese del bloqueo en la ONU no son vinculantes y no comprometen a Washington.
La agenda de Díaz-Canel tras su llegada el domingo 23 a Nueva York incluyó el lunes un encuentro en la sede de la misión cubana en la ONU con congresistas demócratas y republicanos a quienes agradeció sus esfuerzos para facilitar un clima de acercamiento y reiteró la voluntad de Cuba de promover el avance de las relaciones entre los dos países.
Varios legisladores estadounidenses visitaron La Habana este año y se han entrevistado con el mandatario cubano, entre ellos el senador republicano Jeff Flake y el congresista republicano por Tennessee, Robert Corker, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Estos intercambios coinciden con diversas iniciativas legislativas en Estados Unidos que promueven el avance de las relaciones de comercio y la cooperación entre ambos países.
Analistas cubanos concentrados en el viaje de Diaz-Canel interpretan que es cada vez más creciente el interés de empresas y asociaciones por ampliar los vínculos económicos con Cuba.
Uno de los más activos es el sector agrícola. Directivos de la Asociación Nacional de Departamentos Estatales de Agricultura de Estados Unidos que visitaron La Habana en junio pasado estimaron que el cese del embargo aumentaría los intercambios bilaterales del sector agrícola de los 250 millones actuales hasta 1.000 millones de dólares anuales.
Edición: Estrella Gutiérrez