Aunque el plan del gobierno de México de retirar la comida «chatarra» de las escuelas es un avance, organizaciones de consumidores y expertos advierten que no alcanzará para detener la tendencia creciente al sobrepeso y la obesidad de la población de este país.
"Se necesitan también otras medidas, como regular la publicidad dirigida a los niños, orientar a los padres sobre la lectura de las etiquetas de los productos y la promoción de la dieta tradicional mexicana", dijo a IPS Alejandro Calvillo, director del no gubernamental El Poder del Consumidor (EPC).
Las secretarías (ministerios) de Educación y de Salud Pública decidieron tomar por los cuernos al toro agresivo del sobrepeso y la obesidad entre infantes y jóvenes a partir del nuevo ciclo escolar, que comenzará en agosto.
Las disposiciones, que todavía deben ser aprobadas por la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer), sacan de las tiendas de alimentos de 220.000 centros educativos primarios y secundarios productos como los refrescos, los jugos industrializados, las frituras y algunos bocadillos que contengan más de 400 calorías.
El plan se completará en tres años, para que la industria alimentaria pueda revisar y modificar la fabricación de unos 20.000 productos con alto contenido calórico.
[related_articles]
México encabeza la lista de países con obesidad infantil y ocupa el segundo lugar en el caso de adultos después de Estados Unidos. Unos 4,5 millones de niños y niñas de entre cinco y 11 años de este país padecen la epidemia, que está detrás de dolencias como la diabetes, la hipertensión y las afecciones cardiovasculares.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los dulces, hamburguesas, cereales azucarados y afines, más conocidos como comida rápida o chatarra, promueven la obesidad que afecta a más de 20 por ciento de los mayores de cinco años en América Latina.
Este tipo de consumo alimenticio y una escasa ingesta de frutas y hortalizas llevan al exceso de peso u obesidad, principal factor de riesgo, junto a la poca actividad física y al tabaquismo en los adultos, para contraer enfermedades no transmisibles, responsables de 60 por ciento de las muertes en el mundo, según la OMS.
Julieta Ponce, nutricionista del no gubernamental Centro de Orientación Alimentaria, cuestionó el acento que pone el plan gubernamental en las calorías cuando "la nutrición no es sólo eso". "Los lineamientos son muy pobres en cuanto a la promoción de la dieta tradicional", comentó la experta a IPS.
Cada año la televisión mexicana transmite 20.000 piezas publicitarias dirigidas a la niñez, 8.000 de las cuales alientan al consumo de productos que contienen altas dosis de calorías.
El gobierno de Felipe Calderón lanzó en enero el llamado Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria y la Estrategia contra el Sobrepeso y la Obesidad, en busca de reducir la incidencia del sobrepeso en la niñez de dos a cinco años, la reversión del exceso de peso en los adolescentes y la disminución de la talla en los adultos.
Durante los recreos, los alumnos consumen más de 500 calorías. El objetivo planteado es que consuman entre 217 y 240 calorías diarias los menores de seis años, del nivel preescolar, entre 275 a 290 los estudiantes de primaria que van de seis a 12 años y entre 362 a 400 calorías los de la enseñanza secundaria, según el ministro de Salud Pública, Ángel Córdova.
Una investigación del estatal Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición de 2004 concluyó que los infantes gastan unos 1.500 millones de dólares anuales en las tiendas escolares en la adquisición de dulces, refrescos y frituras.
"Es importante modificar los actuales hábitos alimenticios de la población afectada, lo que exige medidas de cobertura poblacional que cambien conductas. También hay que centrar las medidas en la dieta más que en sus componentes aislados", planteó a IPS Héctor Borges, investigador del Instituto Nacional de Nutrición.
El tratamiento de la obesidad le cuesta al erario público más de 5.000 millones de dólares anuales. Para 2015, ese gasto escalaría a unos 7.600 millones, según estimaciones oficiales.
La vigilancia del cumplimiento de las disposiciones estará a cargo de consejos integrados por autoridades escolares y padres de familia, pero aún no está claro cómo lo supervisarán y qué ocurrirá con los planteles de educadores que no se apeguen a la nueva normativa.
Hasta ahora, la industria de alimentos y bebidas procesadas se ha opuesto a regulaciones obligatorias y uno de los temores de las organizaciones no gubernamentales es que ejerzan presión ante la Cofemer para modificar la propuesta gubernamental.
"Este proyecto es un avance muy importante, porque las escuelas se han convertido en una fábrica de obesos. Pero todavía no se habla de alimentos buenos o sanos", resaltó Calvillo.
Productos como los jugos de soja, la leche para preparar bebidas en polvo, el pan dulce, los yogures sólidos y las bebidas lácteas adicionadas con azúcar no podrán entrar en los patios escolares, según lo explicó Xaviera Cabada, nutrióloga de EPC, que junto a otras organizaciones ha emprendido una campaña contra la comida chatarra.
"Finalmente, los padres van a tener elementos jurídicos para exigir el cumplimiento de estas regulaciones. Pero la comunidad debe tener un proceso de participación en ese cumplimiento", planteó Ponce.
La industria de alimentos y bebidas preenvasados tendrá que cambiar este año las etiquetas de sus productos y garantizar que contengan toda la información relacionada con sus propiedades nutricionales, según lo dispuso la oficial Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.
"Tenemos un panorama muy complejo, tenemos un problema de salud de gran y creciente magnitud que aparece cada vez más temprano", refirió Borges.
La Cámara de Diputados aprobó en abril reformas a la ley General de Salud para eliminar la comida chatarra de las escuelas y hacer obligatorio el ejercicio físico. Esas variantes están ahora en manos del Senado para su discusión y eventual aval.
En 18 de los 32 estados del país los congresos legislativos locales han normado la venta de alimentos altos en grasas y calorías en las tiendas escolares.