EDUCACIÓN-NICARAGUA: Letras para cambiar vidas de mujeres

Lorena Castillo tenía 10 años cuando le dijeron que su papel en la vida era ser buena ama de casa, esposa abnegada y madre ejemplar. Nada de eso se enseñaba en la escuela, le dijo su padre cuando ella pidió que la dejase ir con sus hermanos a la que había en la zona rural donde vivían.

Elba Rivera con algunas de sus alumnas Crédito: Alejandro Sánchez/IPS
Elba Rivera con algunas de sus alumnas Crédito: Alejandro Sánchez/IPS
Originaria del municipio de Chontales, a 139 kilómetros al noroeste de la capital, Castillo nació en un ambiente patriarcal donde el padre regía el destino de hijos e hijas.

Tres décadas después Castillo supo que existía otro mundo y que la vida habría sido distinta para ella, si sólo hubiera podido aprender a leer y escribir cuando era una niña que soñaba con ser maestra.

Ahora acaba de cumplir 40 años y de concluir el curso de alfabetización bajo la guía de una joven voluntaria de 21 años, que llegó desde Managua a enseñarle muchas cosas que ella desconocía y apenas sospechaba.

"Ya escribí mi primera carta a mi hijo y puedo entender algunas noticias", dijo orgullosa a IPS esta mujer que ha sobrevivido realizando labores domésticas los últimos 30 años.
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Como Lorena Castillo, en Nicaragua hay miles de mujeres que apenas ahora descubren la luz de conocimiento que dan las letras.

Una ambiciosa campaña de alfabetización promovida por el gobierno sandinista pretende enseñar a leer y escribir a más de 400.000 mujeres nicaragüenses este año, mientras sectores feministas ven con suspicacia la iniciativa y dudan de la calidad de la enseñanza respecto al tema de género.

El ministro de Educación, Miguel De Castilla, informó a IPS que el gobierno que preside Daniel Ortega trabaja desde su inicio en 2007 en una masiva campaña de alfabetización, con la meta de declarar al país libre de iletrados el próximo 19 de julio.

En esa fecha se cumplen 30 años desde que las izquierdistas guerrillas sandinistas derrocaron a la dictadura derechista de la familia Somoza, que gobernó este país centroamericano por 43 años a sangre y fuego.

Como parte de las celebraciones, el gobierno espera concluir la Campaña Nacional de Alfabetización de Martí a Fidel, cuya meta es que 772.025 personas iletradas mayores de 15 años completen la educación básica. De ese total, 52 por ciento son mujeres.

No es la primera vez que el gobierno sandinista busca vencer la ignorancia académica. En 1980, un año después del triunfo de la llamada Revolución Popular Sandinista, se inició la Cruzada Nacional de Alfabetización, que redujo el analfabetismo de 52 por ciento a 12,9 por ciento en un año.

Según cifras oficiales del Instituto Nacional de Información de Desarrollo, en el año 2005 la cifra de analfabetismo alcanzó a más de medio millón de nicaragüenses, de una población que entonces se calculaba en 5,3 millones de habitantes.

Ahora, la meta es reducir la proporción a menos de cinco por ciento de iletrados. Ese es el porcentaje que fija la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para declarar a un país libre de analfabetismo.

Para ello, dijo De Castilla, se cuenta con 54.000 voluntarios, de los cuales 95 por ciento son jóvenes menores de 30 años y cerca de 60 por ciento son mujeres, que ya han alfabetizado a 433.734 personas.

Con la campaña de acceso al sistema educativo, el gobierno pretende avanzar en los primeros tres Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que la comunidad mundial se ha trazado para 2015: erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal y promover la equidad de género y el empoderamiento de la mujer.

Esos objetivos y otros cinco más fueron adoptados en 2000 por los 189 países de la Organización de las Naciones Unidas, con el fin de combatir la pobreza y las desigualdades, y mejorar el desarrollo humano en todo el mundo.

Para cumplir con el segundo de los ODM, Nicaragua debería llegar a 2015 con una cobertura de 100 por ciento de la educación primaria, partiendo de una base de 75 por ciento de niños y niñas matriculados en 1998.

"La idea no es solo enseñar a hombres y mujeres a leer y escribir, sino formarlos y enseñarles a pensar de una manera diferente. Una persona letrada tiene más posibilidades de salir de la pobreza que una analfabeta", explicó el ministro.

UNA ALFABETIZADA QUE VIVE PARA ALFABETIZAR

La profesora Elba Rivera sabe mejor que nadie el significado de lo que dice De Castilla sobre educación y pobreza. Ella fue alfabetizada en 1980, en la primera campaña educativa nacional, y gracias a ello pudo salir de la pobreza rural. Logró también completar estudios universitarios y de posgrado en Alemania.

Al igual que Lorena Castillo, Rivera fue condenada a no estudiar por los prejuicios culturales y machistas de su padre sobre el destino de las mujeres en el campo. Tenía ya 17 años cuando tomó por primera vez un lápiz y un cuaderno para aprender a escribir su nombre.

Actualmente Rivera es profesora, directora y fundadora de la escuela Jan Amus Comenius, en el rural departamento de Nueva Guinea, a 283 kilómetros al suroeste de Managua.

"Me di cuenta que la mejor manera para contribuir a sacar adelante a un país es educando a su gente, y por ello me esfuerzo en enseñar cada día a niños y niñas, a hombres y mujeres, que todos somos iguales y tenemos el mismo derecho y valor humano", dijo a IPS.

Más de 10.000 campesinas de todas las edades se han beneficiado de la misión de Rivera, que se ha ganado así la oportunidad de explicar sus ideas sobre educación, salud y pobreza en el Sur en desarrollo a los representantes del Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo, el G-8, en su cita anual de julio próximo.

Junto a ella hablarán ante los líderes mundiales Rokeya Kabir (Bangladesh), Miranda Akhvlediani (Georgia), Leonor Magtolis Briones (Filipinas), Sandhya Venkateswaran (India), Dorothy Ngoma (Malawi) y Kadiatou Baby Maiga (Malí) y Jiraporn Limpananont (Tailandia). Todas cambiaron la vida de miles de mujeres con iniciativas innovadoras.

Rivera apoya la campaña que enseñará a leer a más de 400.000 mujeres, pero aclaró que falta mucho más por hacer para establecer una sociedad con equidad de género.

"No hay dudas que la alfabetización cambia las vidas de las mujeres. En mi comunidad siempre se decía que las mujeres no debían ir a las escuelas porque la misión era atender a los maridos. Eso ha cambiado y es un gran logro", relató Rivera.

"Es un esfuerzo positivo de este gobierno enseñar a miles de mujeres a leer y conocer sus derechos, pero creo que hace falta más visión para superar la percepción machista de que las mujeres aprenden a leer para ayudar a sus hijos a hacer las tareas", dijo.

"Es bueno alfabetizar, es excelente idea, pero no basta solo enseñar a leer y escribir, hay que cambiar los métodos y la reproducción machista de conceptos en la educación, aquí todavía hay maestros que exaltan a las mujeres como el sexo débil", se quejó.

Para Juanita Jiménez, dirigente del Movimiento Autónomo de Mujeres de Nicaragua (MAM), la idea de una campaña de alfabetización es positiva, pero no es suficiente para cumplir los compromisos del país en la lucha contra las desigualdades de género.

"Una cosa es enseñar a leer y escribir, y otra promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer. En ese sentido, de nada vale una campaña de alfabetización, si por otra parte el mismo gobierno pisotea los derechos de las mujeres", observó a IPS.

SOMBRAS EN LOS DERECHOS FEMENINOS

Según Jiménez, el gobierno por una parte exalta y publicita sus avances en materia de educación a la población femenina, pero por otra parte persigue al movimiento feminista y "coarta el derecho de las mujeres a su salud y a la vida al derogar el aborto terapéutico".

El gobierno emprendió en 2008 una campaña de persecución contra organizaciones feministas, incluido el MAM, por sus críticas a actuaciones de Ortega desde que era líder opositor, como cuando en 2006 facilitó con los votos sandinistas la derogación de la ley del aborto terapéutico, una medida que las feministas luchan por revertir.

La persecución, que incluye intervención de sedes de algunas organizaciones, es vista también como una reacción al papel que jugaron las feministas para que el ahora presidente se sometiese a la justicia ante las denuncias en su contra de abusos sexuales.

La hijastra de Ortega, Zoilámerica Narváez, lo acusó en 1998 de haberla agredido sexualmente desde 1978, cuando tenía 11 años, hasta que terminó su primer mandato (1985-1990). Finalmente, Ortega renunció a su inmunidad como legislador a fines de 2001, pero un tribunal declaró entonces prescrito el presunto delito, en una actuación que facilitó su retorno al poder en 2007.

"Por una parte apresan y persiguen a mujeres, quieren aplastar al feminismo, aplican medidas religiosas medievales y por otra enseñan a leer a las mujeres, eso es contradictorio", dijo Jiménez.

Recordó que las redes solidarias del movimiento feminista enseñaron a leer y escribir a más de 15.000 mujeres víctimas de violencia intrafamiliar desde 1990, cuando el gobierno sandinista dejó el poder la primera vez después de 10 años de conflicto armado con las guerrillas financiadas por Estados Unidos, conocidas como "Contras".

Para la líder feminista, si bien las metas de alfabetización de mujeres son loables en un país lleno de prejuicios machistas, la pobreza y la falta de recursos no permitirán el cumplimiento de los ODM en 2015.

"Las cifras de acceso se mantienen, pero los datos de deserción escolar y sobrevivencia de las niñas a la escuela primaria indican que andamos mal", dijo ella.

Un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2006 reveló que por cada 10 niños y niñas que ingresaban a la educación primaria o básica, sólo cuatro lograban completarla seis años después.

Datos del Ministerio de Educación y del no gubernamental Foro de Educación y Desarrollo Humano, indican que en este año 700.000 menores quedaron fuera del sistema educativo.

Unos 200.000 niños y niñas en edad escolar interrumpieron sus estudios y 500.000 no llegaron a matricularse en 2009, en un país en que la educación es universal y gratuita, pero no obligatoria en ninguno de sus ciclos.

Estadísticas oficiales sobre la deserción escolar vinculada a la pobreza indican que las niñas son menos afectadas por el fenómeno que los niños. Un 55 por ciento de las alumnas completan la educación primaria, contra 45 por ciento de los varones, que son retirados antes por sus familias para incorporarlos al trabajo informal.

El gobierno asegura que la gratuidad de la matriculación y de la colegiatura cubre 80 por ciento de la población estudiantil, desde la primaria a la universidad, lo que coincide con las cifras del estudio del PNUD.

Sin embargo, admite que las condiciones de pobreza no ofrecen las mejores condiciones a los estudiantes y que el Ministerio de Educación no cuenta con suficientes escuelas públicas ni plazas de educadores.

Esa institución reconoció un déficit nacional de 57 por ciento en instalaciones educativas. De las 27.854 aulas existentes, sólo 12.181 están en buen estado. Además, apenas fueron cubiertas este año 2.500 de las 10.000 plazas docentes requeridas.

Nicaragua tiene una población de 5,7 millones de personas, de las que 47 por ciento viven con menos de dos dólares diarios. Es el país más pobre de América Central y uno de los paupérrimos de América.

"No basta el acceso a la educación. Falta cambiar los modelos de enseñanza, los modelos siguen reproduciendo desigualdad", insistió Jiménez, quien citó cifras de violencia contra las niñas para argumentar que "siguen reforzando los patrones educativos machistas en cuanto no logran romper ese cerco de las diferencias".

Este mes, el Fondo de Población de Naciones Unidas reveló en Managua que 1.400 niñas menores de 14 años fueron abusadas sexualmente en el país entre 2007 y 2008. "Eso indica que la cultura de violencia y discriminación contra las mujeres no ha variado, y que faltan cambios culturales en los modelos educativos", señaló Jiménez.

Pese a las graves deficiencias de las condiciones educativas y a la difícil situación de las mujeres nicaragüenses, para Marisol Jarquín lo más importante es avanzar en la alfabetización femenina.

Oriunda de San Carlos, en la frontera sur de Nicaragua y a unos 300 kilómetros de Managua, para esta alfabetizadora voluntaria no hay mayor alegría que leer las cartas que le escriben sus alumnas campesinas cuando concluyen el curso de educación básica.

"Pobreza, violencia, lo que sea, pero una mujer cambia su vida cuando empieza a leer y es mi mejor aporte al país para eliminar la violencia y la pobreza", dijo Jarquín con la convicción de lo que percibe cada día en su labor.

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