Libertad para periodismo en Zimbabue da un paso adelante y tres atrás

El periodista Jeffery Moyo (D), con uno de sus abogados, Doug Coltart, frente al Tribunal de Primera Instancia de Bulawayo, en Zimbabue. Moyo enfrenta cargos por violar la Ley de Inmigración y falsificar documentos. La sentencia, que podría condenarlo a 10 años de prisión, está prevista para el 31 de mayo. Foto: Busani Bafana / IPS

BULAWAYO, Zimbabue – Para el periodista  Jeffery Moyo, hacer su trabajo de corresponsal internacional podría llevarle a la cárcel si las autoridades de Zimbabue se salen con la suya.

“El periodismo es un delito en Zimbabue, y el régimen reacciona ante el periodismo independiente”, dice Moyo, corresponsal internacional de The New York Times y del Inter Press Service (IPS) en este país del sur de África.

Criminalizar el periodismo

Moyo, de 37 años, está acusado de violar la Sección 36 de la Ley de Inmigración, basándose en las acusaciones de que hizo una declaración falsa a los funcionarios de inmigración.

Esto se basa en la acusación de que supuestamente obtuvo la acreditación de medios de comunicación para dos de sus colegas, Christina Goldbaum y Joao Silva, de diario neoyorquino. Se enfrenta a una condena de 10 años de prisión si es declarado culpable de infringir la Ley de Inmigración de Zimbabue por ayudar a los dos periodistas a trabajar en el país.

Detenido en mayo de 2021 y recluido durante 21 días en la prisión de Bulawayo, la segunda ciudad del país,  antes de ser puesto en libertad, a Moyo se le denegó inicialmente la libertad bajo fianza por considerar que era una amenaza para la seguridad nacional.

“Vivo con un miedo perpetuo porque no sé lo que el régimen está tramando contra mí”, dijo Moyo en una entrevista a IPS antes de su comparecencia ante el tribunal de Bulawayo.  “Si eres un periodista independiente en Zimbabue, debes vigilar siempre tu espalda porque alguien puede estar siguiéndote con la intención de hacerte daño por tu trabajo», afirmó.

Moyo se lamentó de que su continuo calvario judicial, que ya dura un año, le ha hecho pasar poco tiempo productivo en su trabajo, lo que supone una pérdida de ingresos.

“Cualquier régimen que se proyecte de esta manera tiene esqueletos en su armario. Temo que en algún momento puedan perjudicarme en un momento en que el mundo se haya olvidado de mí, porque este es un régimen que ve sombras por todas partes a su alrededor”, añadió Moyo.

El juicio al periodista se reanudó a comienzos de mayo en el Tribunal de Magistrados de Bulawayo, después de que el Estado rechazara una solicitud de sobreseimiento de su caso a principios de año. El juicio comenzó precisamente en la semana en que se conmemoraba el Día Mundial de la Libertad de Prensa, el 3 de mayo.

La acusación contra Moyo es que infringió un artículo de la Ley de Inmigración y de haber elaborado falsas tarjetas de acreditación de medios de comunicación para los periodistas de The New York Times, llegados al país para una investigación especial sobre la situación interna.

La defensa había solicitado el sobreseimiento de la causa, con el argumento de la endeblez de los indicios contra el periodista,  pero un magistrado de Bulawayo dictaminó que el Estado tenía pruebas suficientes para enjuiciarlo. El tribunal trató de interrogar a Moyo, y este optó por guardar silencio.

La abogada de Moyo, Beatrice Mtetwa, dijo al tribunal que su cliente había optado por guardar silencio porque el magistrado ya había determinado que las tarjetas de acreditación eran falsas sin referirse a ninguna prueba en la que se basara la solicitud de desestimación.

Mtetwa comentó que, independientemente de que Moyo testificara o no, el magistrado había decidido que las tarjetas de acreditación que Moyo supuestamente obtuvo para dos periodistas extranjeros eran falsas y quería que Moyo se implicara, lo cual es contrario a la ley.

“Él no tenía ninguna obligación de declarar, y la Constitución dice que uno tiene derecho a permanecer en silencio e incluso el intento de hacer preguntas a alguien que ha dicho que desea permanecer en silencio, para mí, es un ejercicio inútil”, dijo la abogada a IPS.

“Si quiere declararlo culpable, que lo haga sobre la base de las pruebas que el Estado ha aportado y que él (el magistrado) ha ignorado por completo en su fallo”, planteó.

Moyo se ha declarado inocente y ahora espera la sentencia que debe dictarse el 31 de mayo.

Zimbabue, también conocido como Zimbabwe, ha consagrado la libertad de expresión y de prensa en su Constitución, pero los grupos de defensa de los medios de comunicación afirman que la libertad no está garantizada.

El grupo de defensa de los derechos de los medios de comunicación, el capítulo de Zimbabue, el Instituto de Medios de África del Sur (Misa, en inglés), registró al menos 27 violaciones en 2021, un descenso respecto a las 52 del año anterior.

“Cuando se viola la Constitución, sobre todo por parte de la policía, que se supone que debe hacer cumplir la ley, se plantea un reto para defender la Constitución”, dijo Tabani Moyo, director ejecutivo de Misa Zimbabue.

Añadió que es necesario seguir consultando a los organismos encargados de hacer cumplir la ley en Zimbabue para idear intervenciones viables que impidan el acoso a los periodistas.

Más retórica, menos reformas

A pesar del compromiso del gobierno de promover la libertad de prensa y la libertad de expresión, el continuo acoso a los periodistas y el amordazamiento de los críticos es una historia diferente.

El arsenal de leyes punitivas destinadas a restringir los derechos fundamentales de libertad de expresión y asociación apuntan a la represión más que a la libertad que el gobierno de Zimbabue propugna.

Por ejemplo, Zimbabue derogó la draconiana Ley de Acceso a la Información y la Privacidad (AIPPA, en inglés). Sin embargo, los periodistas siguen siendo acosados y amenazados, lo que ensombrece el compromiso del gobierno de Zimbabue con la libertad de expresión.

“Ya no tenemos casos graves de acoso, paliza o muerte de periodistas en este país. Lo que tenemos es un sólido intercambio de ideas con los periodistas”, declaró el 3 de mayo Kindness Paradza, viceministro de Información, Publicidad y Servicios de Radiodifusión de Zimbabue, en un acto celebrado en Bulawayo  por Día Mundial de la Libertad de Prensa.

A su juicio, “hay mucho que celebrar en Zimbabue porque hemos eliminado la AIPPA, que era una mala ley. En su lugar, hemos puesto la Ley de Libertad de Información y la Ley de la Comisión de Medios de Comunicación de Zimbabue”. Paradza añadió que proyecto de ley sobre los profesionales de los medios de comunicación de Zimbabue también está en marcha.

La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa señala que se ha producido una apertura del panorama mediático en países africanos como Angola, Etiopía y Zimbabue, que ha bajado siete puntos en la clasificación del Índice, pasando de 130 en 2021 a 137 en 2022.

“La situación de los medios de comunicación en Zimbabue ha mejorado ligeramente desde el derrocamiento del dictador Robert Mugabe en 2017. El acceso a la información ha aumentado y la autocensura ha disminuido”, según observó el Índice en un análisis de la prensa de Zimbabue.

El Índice señaló que, los niveles de violencia contra los periodistas han disminuido significativamente bajo la presidencia de Emmerson Mnangagwa, pero “siguen siendo alarmantemente altos”, y la autocensura se practica de forma rutinaria para evitar represalias.

Los actos de intimidación, las agresiones verbales y las amenazas (especialmente en las redes sociales) siguen siendo prácticas habituales. Sin embargo, los casos de periodistas encarcelados y procesados son ahora más raros, siendo el caso más notable el de Hopewell Chin ono, periodista de investigación que pasó  un mes y medio en prisión en 2020, según la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa.

“Siguen en vigor leyes extremadamente duras y, cuando se han adoptado nuevas leyes, sus disposiciones son tan draconianas como las que han sustituido”, ha señalado la Clasificación, citando que el código penal enmendado, la Ley de Secretos Oficiales y la nueva Ley de Seguridad Cibernética y Protección de Datos siguen obstaculizando el periodismo en Zimbabue.

Sobre la situación de la libertad de prensa en el país, la abogada Mtetwa dijo que el gobierno “indica que va a la derecha pero gira a la izquierda”. Explicó que lo que el gobierno dice sobre el cumplimiento de las sutilezas de la ley y que se vea que cumple con las mejores prácticas internacionales es diferente de lo que ocurre en la realidad.

“Hemos tenido muchos, muchos periodistas detenidos bajo la segunda república. ¿Por qué ocurre esto? Están abusando del sistema de justicia penal para acosar a los periodistas”, planteó la defensora del periodista Moyo.

Detalló que «te detienen y buscan algo en el derecho penal, sabiendo que no hay caso». Eso sucedió con las causas contra Chin ono, asegura. «Dos de los casos contra Chin ono han sido desestimados, pero uno de ellos sigue a la espera de la fecha del juicio. Él niega los cargos», pero la amenaza en su contra se prolonga, con causas sucesivas.

La sentencia en el caso de Moyo será una prueba de la salud real de la libertad de expresión y de prensa en Zimbabue, al igual que el alargado caso contra Chin ono.

T: MF / ED: EG

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