¿La campaña por una jefa de la ONU es un intento alcanzable o una causa perdida?

NACIONES UNIDAS – Las negociaciones para la próxima elección —o reelección— de un secretario general de la ONU cobran impulso mientras un hecho innegable se cierne sobre la decisión final: la elección de los jefes del organismo mundial parece, en definitiva, un derecho natural de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

Todos los demás, incluyendo la Asamblea General (AG) y las organizaciones de la sociedad civil (OSC), siguen siendo actores secundarios en el drama político que se desarrolla actualmente en un organismo mundial que ha permanecido físicamente cerrado, desde marzo de 2020, al estallar la pandemia de covid-19.

La Asamblea General de 193 miembros, el máximo órgano de formulación de políticas de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), sigue y seguirá siendo una “no-entidad” política que no desempeña más que un papel técnico subordinado al Consejo de Seguridad.

Las reglas están grabadas en piedra: El secretario general será designado por la Asamblea General por recomendación del Consejo de Seguridad, con el peso determinante de China, Estados Unidos, Francia, Japón, Reino Unido y Rusia, sus cinco miembros permanentes y con poder de veto, conocidos como P5.

Quizás la única tarea de la AG sea aprobar la decisión tomada por las grandes potencias —como lo ha hecho durante los últimos 76 años—, a pesar de que tiene el derecho, y los votos abrumadores, de rechazar a cualquiera de los candidatos designados por el Consejo de Seguridad.

Pero hasta ahora no lo ha hecho.

Así las cosas, ¿cuán eficaz o ineficaz es la campaña, en su mayoría de organizaciones de la sociedad civil y activistas por los derechos de las mujeres, para que la ONU tenga una primera secretaria general?

Sin el apoyo público de ninguna de las potencias del P5, la demanda de dar un gran paso en el empoderamiento de género con el nombramiento de una jefa de la ONU puede eventualmente ser un buen intento en una causa perdida.

A pesar de la campaña de la ONU para el empoderamiento de género, tanto a nivel mundial como dentro del organismo, el organismo hasta ahora ha elegido solo a cuatro mujeres – en contraste con 71 hombres – como presidentes de la Asamblea General en sus 76 años de historia, además de no haber tenido nunca una secretaria general.

Mavic Cabrera-Balleza, fundadora y directora general de la Red Global de Mujeres Constructoras de la Paz (GNWP, en inglés), una coalición de más de 100 organizaciones de derechos de las mujeres de más de 40 países, dijo a IPS que una verdadera reforma de la ONU debería abordar el dominio continuo del P5 en la selección del secretario general.

“Este es el siglo XXI. Pensé que el colonialismo había terminado. Si fuera miembro de la Asamblea General, el mayor órgano de la ONU, que se enorgullece de su política de un país un voto, me sentiría insultada”, dijo.

Mientras tanto, los autores de un histórico estudio publicado en 1996 sobre las reformas de la ONU, Brian Urquhart y Erskine Childers, ambos altos funcionarios de la ONU, dijeron que la selección del secretario general es literalmente parte de una «red de viejos muchachos» orientada hacia los hombres.

Titulado «Un mundo que necesita liderazgo: las Naciones Unidas del mañana», el informe, copatrocinado por la Fundación Ford y la Fundación Dag Hammarskjold, pedía «una política estándar de mandatos no renovables y un único período de siete años” tanto para el secretario general como para todos los altos funcionarios en todo el sistema de las Naciones Unidas.

Pero eso nunca se llevó a la práctica.

Tal como están las cosas, el actual secretario general,  el diplomático y político portugués António Guterres, se encamina a un segundo mandato de cinco años, que comenzaría el primer día de 2022, a menos que se enfrente a alguno de los P5, incluso si es en el minuto 59 de la undécima hora.

De hecho, el máximo jefe de la ONU que tuvo una batalla continúa con Estados Unidos, el egipcio Boutros Boutros-Ghali (1992-1996), fue el único secretario general al que se le negó un segundo mandato a pesar de que obtuvo 14 de los 15 votos en el Consejo de Seguridad. Eso sucedió porque Estados Unidos ejerció su poder de veto en contra.

Dos mujeres aspiran, pero…

Arora Akanksha, integrante del personal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y que se ha autoproclamado como candidata rival de Guterres, dice: “La ONU predica la democracia al mundo, pero no puede organizar elecciones competitivas en su propio patio trasero. Es una farsa hipócrita”.

«La ausencia de mujeres, personas de color o jóvenes en la carrera (a la Secretaría General)  debería hacer sonar las alarmas para cualquiera que se preocupe por la democracia, la justicia o la igualdad», añade.

Pero la suya puede ser una voz en el desierto porque ni un solo país del P5 ha indicado su voluntad de apoyar su candidatura, al menos hasta ahora.

Tampoco cuenta con el patrocinio de India o Canadá, su patria y su país de adopción respectivamente.

Akanksha dijo, respecto al avance de sus aspiraciones que “me he comunicado con los 193 Estados miembros. Me he reunido con cinco países hasta ahora. Los países temen nominarme debido a las represalias de los miembros del Consejo de Seguridad y de la Unión Europea».

La otra posible candidata es Rosalía Arteaga,  expresidenta de Ecuador, que está siendo apoyada oficialmente por su país y quiere erigirse como la candidata las OSC, según un informe de PassBlue, un sitio digital independiente, sin fines de lucro, dirigido por mujeres y popular dentro de la comunidad de la ONU.

Anwarul K. Chowdhury, ex secretario general adjunto de la ONU y exembajador de Bangladesh ante la ONU, dijo a IPS que es interesante descubrir que la elección de secretario general de este año está recibiendo toda la atención por la candidatura de personalidades que muestran interés en el puesto.

Entre ellos, el alcance de Akanksha en los medios, tanto digitales como tradicionales, parece bastante amplio. “Apoyo plenamente el enfoque de su campaña para que una mujer sea la próxima secretaria general, como he estado promoviendo durante años”, planteó.

Pero el punto sobre la ausencia de «personas de color» no es fáctico, ya que sabemos que de nueve secretarios generales, cinco no eran blancos, dijo Chowdhury, que fue presidente del Consejo de Seguridad de la ONU en junio de 2001 y lideró el proceso para un segundo mandato del secretario general Kofi Annan, de Ghana (1997-2006).

Además, puntualizó, “estoy seguro de que Akanksha entiende cuando dice ‘La ONU predica la democracia al mundo…’ que el funcionamiento de la Organización no es democrático, ya que los fundadores de la ONU incluyeron en la Carta de la ONU la creación de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad cuyos cargos finalmente deciden la elección del secretario general”.

El punto básico que Akanksha resaltó en su reciente comunicado de prensa es que “su candidatura es legalmente válida según las reglas establecidas por la ONU en 2015” de acuerdo con la resolución 61/321 de la Asamblea General de la ONU.

Para lograr credibilidad en su candidatura, “Akanksha debería esforzarse por obtener el respaldo de un Estado Miembro para presentar su nombre como candidata”, dijo Chowdhury.

“Eso le daría a su candidatura una credibilidad muy necesaria y la elevaría a una formal de acuerdo con la decisión existente de la Asamblea General. Sin eso, sus pronunciamientos en su declaración de principios quedarían vacíos y serían simplemente una lista de áreas y temas de preocupación que han sido planteados por muchos a lo largo de los años”, explicó.

Saber Azam, exfuncionario de la ONU y autor de dos libros sobre Afganistán y Liberia, dijo a IPS que la ONU se encuentra en un momento muy crítico de su historia y que necsita una reforma profunda.

«El presidente de la Asamblea General no puede ni debe ignorar la candidatura de  Arora Akanksha o cualquier otra persona que se presente», analizó.

“Los tiempos han cambiado desde la creación de las Naciones Unidas hace 76 años, señaló, y el mundo tiene nuevas realidades. Las facultades de toma de decisiones deben garantizar que el proceso sea transparente, inclusivo, con equilibrio de género y geográficamente justo. “La ONU da la bienvenida a candidatas para todos los puestos; ¿por qué no el de Secretario General?”, preguntó.

Sanam Naraghi-Anderlini, fundadora y directora general de la Red de Acción de la Sociedad Civil Internacional (ICAN, en inglés) dijo a IPS que este es uno de los trabajos más difíciles e importantes del mundo.

“Requiere sabiduría, astucia política, experiencia y una profunda humanidad, una cualidad que a menudo se subestima”, planteó.

Dado que la ONU lleva 76 años como institución y tiene dificultades para entrar en el siglo XXI, ha surgido una necesidad urgente de un secretario general que tenga visión, imaginación, empatía por los marginados y la energía necesaria para cambiar de rumbo y renovar la cultura y las prácticas del sistema, argumentó.

“Por lo menos, sería bueno ver una descripción del trabajo que determine los criterios de elegibilidad. También sería bueno ver que los agentes del poder de la institución, en particular los estados miembros, respeten las reglas existentes”, dijo.

Por ejemplo, se preguntó Naraghi-Anderlini , “si la edad de jubilación del personal de la ONU es de 65 años, ¿no debería aplicarse la misma regla a sus altos directivos y enviados especiales? En cambio, parece que un conjunto diferente de reglas entra en juego por encima del piso 37”, donde están los despachos de las máximas instancias del organismo, en su acristalada sede en Nueva York.

Añadió una segunda pregunta: “Si la ONU defiende principios de buena gobernanza, incluida la transparencia, ¿no debería practicar estos principios en su propia casa?”

“Si el sistema se toma en serio la igualdad de género y de oportunidades, ¿no debería dar a las candidatas una oportunidad realmente justa? Y, finalmente, si la ONU es nuestra oportunidad de dar forma a un futuro mejor para las generaciones futuras, ¿por qué no considerar tener una persona más joven al timón, alguien que tenga un interés genuino en el futuro y que se encuentre al menos entre 87 % de la población mundial que tiene menos de 65 años?”, siguió inquiriendo.

Pero no se está considerando ninguno de estos factores.

En cambio, habrá una pequeña oleada de ONG y organizaciones de mujeres, y un puñado de valientes candidatos alternativos, pero en realidad, la suerte está echada. Los negocios como siempre prevalecerán en detrimento de los valores originales y la visión que llevaron a la creación de la ONU hace 76 años, declaró Naraghi-Anderlini.

Al explicar el proceso, el embajador Chowdhury sostuvo, por su parte que “el cargo de secretario general es uno de gran importancia que requiere los más altos estándares de eficiencia, competencia e integridad, y un firme compromiso con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”.

“El presidente de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad invita a que se presenten candidatos con probada capacidad de liderazgo y gestión, amplia experiencia en relaciones internacionales y sólidas habilidades diplomáticas, de comunicación y multilingües. Se invita a los Estados miembros a presentar candidatos en una carta al Presidente de la Asamblea General y al Presidente del Consejo de Seguridad”, agregó.

Cabrera-Balleza, de la Red Global de Mujeres, destacó que “me resulta problemático que la sociedad civil continúe al margen en este proceso de selección”.

“¿Cuántas resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad han elogiado el papel fundamental de la sociedad civil en la implementación de los mandatos de la ONU?”, preguntó.

“Por eso aplaudo y apoyo firmemente los diversos esfuerzos de los demás actores de la sociedad civil para exigir transparencia e inclusión en la selección del secretario general, como la ‘Campaña para Elegir una Secretaria General Mujer (WomanSG)’, 1 por 7 mil  millones y #Forward”, sentenció.

T: MLM / ED: EG

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