DARFUR: Trabajadores humanitarios bajo amenaza

La muerte de dos trabajadores humanitarios a causa de una mina antipersonal en Darfur y la lenta respuesta de la comunidad internacional para poner fin al conflicto agravaron la crisis humanitaria en esa región de Sudán, advirtió la ONU.

Durante meses, organizaciones humanitarias y otras instituciones han exigido sin mayor éxito a la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y a los países más poderosos que intervengan para poner fin a los ataques de milicias árabes contra comunidades negras de la región.

”Es una tragedia que civiles, incluidos trabajadores humanitarios, pierdan sus vidas tratando de ayudar a quienes sufren condiciones deplorables”, dijo a IPS la portavoz de la filial estadounidense de la organización católica Oxfam, Coco McCabe.

La muerte esta semana de dos miembros de la organización Save the Children, un británico y un sudanés, cayó como un balde de agua fría sobre todos los activistas de Oxfam, agregó McCabe. Un tercer activista resultó herido.

”El incidente no afectará nuestros programas en el norte de Darfur. Oxfam está trabajando activamente en el área donde ocurrió la explosión. De todos modos, la tragedia revela los riesgos reales que afrontan todas las agencias que allí trabajan”, consideró la activista.

El Servicio Mundial de Iglesias (CWS) y Acción por Iglesias Unidas/Caritas Internacional, redes de organizaciones humanitarias que trabajan en Darfur, consideran que algunos de los últimos incidentes afectaron su trabajo.

Entre los últimos ataques hubo uno en el campamento Bashum ”donde tenemos servicios de salud y alimentos”, dijo a IPS el director del programa de respuestas de emergencia de CWS, Rick Augsburger.

”La investigación de las muertes de los activistas de Save the Children arrojó la necesidad de extremar las medidas de seguridad en algunos lugares. De todos modos, nuestro trabajo continúa”, agregó.

La ONU desaconsejó los viajes al área. La portavoz del foro mundial Radhia Achouri declaró que las condiciones de seguridad habían empeorado, con violaciones del cese del fuego y una creciente ola de violaciones y de secuestros.

El Programa Mundial de Alimentación de la ONU (PMA) declaró el jueves que la seguridad en la región es tan ”volátil” que pone en peligro la distribución y entrega de ayuda alimentaria a los desplazados.

La recomendación de la ONU sobre los viajes a la zona implica que unas 50.000 personas, la mayoría desplazados, no recibirán asistencia, lo cual impedirá alcanzar el objetivo de ayudar a dos millones de personas en Darfur todos los meses a fines de año.

La ONU calculó que unos 70.000 negros de Darfur fueron asesinados y 1,5 millones obligados a abandonar sus hogares por las milicias árabes Janjaweed. Doscientos mil debieron refugiarse en el vecino Chad.

El gobierno sudanés fue acusado no solo de crear esas milicias, sino también de haber ignorado las continuas matanzas.

La Unión Africana informó este viernes que desplegará 4.000 soldados más en Darfur este fin de semana. Hoy, tiene apenas 350.

Pero ha sido pobre la respuesta al llamado del secretario general de la ONU, Kofi Annan, a aumentar la cooperación con fondos, equipos y apoyo logístico a la fuerza de la Unión Africana.

El apoyo dado por gobiernos tradicionalmente cooperativos como España, Francia, Italia y Japón ha sido inadecuado, según McCabe.

El representante especial de la ONU para Sudán, Jan Pronk, dijo al Consejo de Seguridad el mes pasado que los recursos debían ser, por lo menos, duplicados. En ese sentido, solicitó 250 millones de dólares en asistencia humanitaria para Darfur hasta fin de año.

Annan advirtió el jueves en Irlanda que Occidente ha sido lento en responder a las demandas de la Unión Africana sobre Darfur, pero también a los pedidos de más soldados para las misiones de paz de la ONU.

Menos de un décimo de todos los soldados de las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU proceden de la Unión Europea, y en las misiones en Africa esa proporción cae a cinco por ciento.

Los problemas de Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzaron en los años 70 como una disputa por las tierras de pastoreo entre nómadas árabes y agricultores indígenas negros. Ambas comunidades étnicas comparten la fe islámica.

Pero la tensión se transformó en una guerra civil en febrero de 2003, cuando guerrilleros negros respondieron con violencia al hostigamiento de las milicias Janjaweed.

Los Janjaweed son acusados de llevar adelante una campaña de limpieza étnica contra tres tribus negras que respaldan a las organizaciones guerrilleras Ejército para la Liberación de Sudán (SLA) y Movimiento por la Justicia y la Igualdad (JEM).

Se presume que las milicias árabes tienen apoyo de Jartum, o que éste hace la vista gorda ante sus crímenes.

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