AFGANISTÁN: Condena mundial por asesinato de periodista

El movimiento islamista afgano Talibán justificó la ejecución del joven periodista Ajmal Naqshbandí en la negativa del gobierno de Hamid Karzai a negociar directamente con su líder, mulá Mohammad Dadullah.

Naqshbandí, de 25 años, fue asesinado el domingo a las 12 hora GMT por el grupo comandado por Dadullah, según su portavoz, Shahbuddin Atal, quien añadió que el cuerpo yacía en el área de Loya Wala del distrito Hazarjusft, en la sureña provincia de Helmand, informó la agencia independiente Pajhwok Afghan News (PAN).

"No supo dar explicación alguna acerca de por qué lo mataron 48 horas antes de que expirase el plazo" dado al gobierno afgano de Karzai para iniciar tratativas, agregó PAN.

Naqshbandí había sido apresado en el sur de su país el 5 de marzo junto con su colega italiano con quien trabajaba como intérprete, Daniele Mastrogiacomo, del diario La Repubblica, y su chofer, Sayed Agha.

Dadullah informó que los tres habían sido "arrestados por entrar en nuestro territorio sin autorización" y para "interrogarlos" bajo la sospecha de ser espías al servicio de las fuerzas militares británicas, empeñadas en una ofensiva contra el movimiento islamista, que controla la sureña provincia de Helmand.
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Con ese lenguaje, el Talibán, que gobernó la mayor parte de Afganistán de 1996 a 2001, se proponía nuevamente como un poder político y militar con el cual negociar directamente.

Ello introdujo un elemento nuevo desde que el gobierno de este grupo fue derrocado tras la invasión de las fuerzas lideradas por Estados Unidos, lanzada dos meses después del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington.

La invasión fue decidida por el gobierno estadounidense de George W. Bush con la excusa de capturar a Osama bin Laden, líder de la organización acusada del atentado, Al Qaeda, quien residía en Afganistán.

La posterior insurgencia talibán se afirmó el año pasado, combinando en el sur del país la guerra de guerrillas contra los 40.000 soldados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) estacionados en ese país, la ocupación de territorio y la actividad terrorista en varias ciudades.

Agha fue decapitado el 13 de marzo y Mastrogiacomo liberado seis días después a cambio de la libertad de cinco altos dirigentes del Talibán que estaban en la cárcel de Kabul, pero el comandante del grupo secuestrador decidió retener a Naqshbandí, reclamando posteriormente que el gobierno liberase a otros tres insurgentes.

El lunes 2 de este mes Dadullah dio un ultimátum de una semana, que debería haberse cumplido este martes.

El miércoles pasado, los periodistas afganos e italianos dirigieron una petición conjunta "al Talibán, y en particular al comandante Dadullah, quien retiene a nuestro joven colega", para que lo liberase "inmediatamente" porque Naqshbandí "no es un prisionero de guerra", agregando que "nuestra misión es informar objetivamente sobre el proceso afgano".

En la mañana del día siguiente, el portavoz Atal se comunicó con la agencia PAN para manifestar que la petición había sido recibida positivamente, que Dadullah distribuiría un mensaje grabado y que luego liberaría al periodista, según informó a IPS el director de esa agencia, Danish Karokhel.

Poco después, Atal volvió a comunicarse con PAN para transmitir un mensaje que contradecía el precedente, diciendo que el comandante Dadullah aún debía decidir qué hacer con Naqshbandí.

Mastrogiacomo dirigió en la víspera un mensaje personal a Dadullah, difundido a través de la radio británica BBC.

"En nombre del Dios sobre el que tanto hemos discutido, apelo a su sensibilidad de musulmán y le pido dejar con vida a mi amigo Ajmal. Es un periodista como yo. Hemos ido pacíficamente, munidos solamente de anotadores y bolígrafos", dijo el periodista según el texto publicado por el diario italiano La Repubblica.

"Hemos sido arrestados, hechos prisioneros y mantenidos en vuestras tierras como rehenes sin haber hecho nada malo", agregó Mastrogiacomo, respetando el lenguaje político utilizado por el comandante talibán.

"Cuando nos hemos despedido ustedes me dijeron que seríamos liberados los dos", dijo Mastrogiacomo en su mensaje, refiriéndose a Naqshbandí y sugiriendo que Dadullah no cumplió con su palabra.

El periodista italiano fue liberado después de que las negociaciones iniciadas por el gobierno italiano del primer ministro Romano Prodi condujesen a que Karzai aceptase dejar en libertad a los dirigentes talibán reclamados por Dadullah.

La gestión fue facilitada por la intermediación de Gino Strada, presidente de la organización italiana Emergency, que tiene tres hospitales y decenas de clínicas en Afganistán, y por Rahmatullah Hanefi, responsable del hospital en Lashkargah, cerca de Kandahar.

Hanefi fue detenido por el servicio de inteligencia afgano en la madrugada del 20 de marzo, un día después de la liberación de Mastrogiacomo, y desde entonces ni siquiera sus familiares han podido verlo.

También Strada se dirigió el sábado a Dadullah. "Emergency y yo personalmente apelamos a tu humanidad y a tus profundos sentimientos religiosos al pedirte que ahorres la vida de Ajmal Naqshbandí. Su liberación sería un importante gesto de humanidad y compasión", dijo el médico, según el texto publicado el domingo en La Repubblica.

La liberación de los dirigentes del Talibán fue inmediatamente criticada por políticos y parlamentarios locales, así como por el gobierno de Estados Unidos, aunque nadie lo hizo mientras la negociación estaba en curso.

La semana pasada, interrogado al respecto el ministro de Relaciones Exteriores de Afganistán, Rangin Spanta, manifestó que él "jamás habría aceptado negociar con el Talibán para soltar a terroristas encarcelados".

El sábado pasado, miembros de la cámara de diputados afgana criticaron al gobierno por su "indiferencia" en asegurar la liberación con vida de Naqshbandi.

Un observador en Kabul que pidió quedar en el anonimato dijo a IPS que la decisión de Dadullah "confirma que no es confiable y que no está a la altura de lenguaje político que decidió utilizar" e interpreta que "haber asesinado a un periodista afgano dañará la imagen talibana" y le creará problemas internos al mismo Dadullah, "victima de su afán de protagonismo y de conquistar liderazgo dentro de Talibán".

Al condenar "sin atenuantes este asesinato sin sentido", el representante del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas en el país, Tom Koenigs, dijo que Naqshbandí "representaba lo mejor del Afganistán de hoy".

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