MEDIO ORIENTE: Resignación árabe en otra era Netanyahu

Muchos árabes ven la resurrección del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu como el beso de la muerte para el ya agónico proceso de paz en Medio Oriente.

Crédito: MRREE de Israel
Crédito: MRREE de Israel
"Un gobierno de Netanyahu dificultará, seguramente, todos y cada uno de los esfuerzos de paz", dijo a IPS el coordinador de estudios israelíes de la Universidad de El Cairo, Abdelaziz Shadi.

"Este gobierno, que incluye a nacionalistas extremistas y elementos religiosos, rechazará toda presión —internacional o la que fuera— por concesiones a los palestinos", advirtió.

Netanyahu, líder del derechista partido Likud, reemplazó el 31 de marzo al Ehud Olmert, del centroderechista partido Kadima, quien en sus tres años de gobierno lanzó grandes ataques contra Líbano y la franja de Gaza pero también afrontó inconclusas y fallidas conversaciones de paz.

Las negociaciones patrocinadas por Estados Unidos con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, no habían logrado ningún avance antes de interrumpirse abruptamente en diciembre, cuando comenzó la operación israelí de tres semanas contra Gaza.
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Netanyahu, primer ministro también entre 1996 y 1999, se ha opuesto a estas deliberaciones tanto como a la creación de un estado palestino que conviva junto con Israel.

En lugar de la "solución de dos estados", el líder del Likud ofrece a la ANP una "paz económica" basada sobre inversiones en territorio palestino.

Pero el primer ministro israelí también ha defendido la construcción masiva de asentamientos judíos en Cisjordania, y al parecer mantendrá esa política en su nuevo mandato pues, según informó la prensa, ésa fue la condición para que se incorporaran los partidos ultranacionalistas a su coalición de gobierno.

"Aunque Netanyahu converse con los palestinos y los árabes, las negociaciones no servirán de mucho", consideró el analista Fayez Rasheed en su columna para el diario Al-Watan, de Omán.

"Mientras acusa a los palestinos de impedir la paz, Netanyahu no dudará en mantener la construcción de asentamientos judíos, de proseguir con la judaización de Jerusalén, atacar a diario a los palestinos y negarles todos los derechos", afirmó.

El primer ministro israelí también considera un "objetivo estratégico" la eliminación en Gaza del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), el partido que ganó las elecciones legislativas palestinas en enero de 2006 y que tiene ese territorio bajo su control.

Y cree que la operación de diciembre y enero contra Gaza, en la que murieron 1.400 palestinos, en su enorme mayoría civiles, acabó prematuramente.

Sin contradicciones con sus adversarios "centristas", Netanyahu se niega también a descartar un ataque israelí contra Irán, al que acusa de tener intenciones de desarrollar armas nucleares.

"Acéptenlo: Netanyahu ya llegó", escribió el analista Abdel-Rahman Al-Rashed en su columna para el diario Al-Sharq Al-Awsat, de Londres. "La gran pregunta es: ¿a dónde conducirá Netanyahu a la región? ¿Acaso esta era quedará marcada por más guerras y masacres en Gaza y Cisjordania, o incluso en Irán?"

Lo más controvertido quizás haya sido el nombramiento como canciller de Avigdor Lieberman, líder del partido ultranacionalista Israel Beitenu.

Lieberman, quien ha propuesto obligar a los ciudadanos árabes-israelíes a jurar fidelidad al estado de Israel, es célebre en el mundo árabe por sus declaraciones y amenazas radicales. En 2001, llamó a bombardear una represa en Egipto. A fines del año pasado, dijo que el presidente egipcio Hosni Mubarak podría "irse al infierno" por negarse a visitar Israel.

Al asumir su actual cargo, Lieberman dijo a la prensa que el proceso de negociaciones iniciado hace dos años en Annapolis, Estados Unidos, "no tiene validez".

"Este gobierno quiere cambiar el mero significado de la paz, de una solución de 'dos estados' a una vagamente definida 'paz económica'", dijo Shadi. Bajo estas circunstancias, la onda expansiva afectaría incluso el víncul con Egipto e Israel, los países árabes "moderados" que tienen relaciones diplomáticas con Israel.

"Esas fricciones, y la posibilidad de un nuevo ataque contra Gaza, podrían iniciar fácilmente un incendio en toda la región", alertó.

"Lo más preocupante es que, al contrario que su predecesor, Netanyahu desdeñará los esfuerzos de Egipto por un cese del fuego en caso de que ocurra otro conflicto", pronosticó Shadi. "Amenaza con neutralizar el rol histórico de El Cairo como mediador en el proceso de paz."

Incluso el canciller egipcio Ahmed Aboul-Gheit indicó que la consagración de Netanyahu era "difícilmente causa de optimismo".

"Hasta ahora, no hemos escuchado ninguna declaración alentadora de ninguna de las figuras que integrarían el nuevo gabinete", dijo Aboul-Gheit el 29 de marzo. "De todos modos, trataremos con este gobierno pues es el gobierno de Israel, no basándonos sobre los individuos, con la intención de defender nuestros intereses."

El centroizquierdista Partido Laborista, liderado por el ex primer ministro y actual ministro de Defensa Ehud Barak, se incorporó al gabinete, en un giro que alentó el muchos la esperanza de cierta moderación.

"Barak no tendrá gran influencia en la toma de decisiones porque su partido sólo tiene 13 escaños en el parlamento", dijo Shadi. "Además, representa el ala derecha del autodenominado campo moderado israelí. Después de todo, fue Barak quien condujo la masacre en Gaza."

Desde el asesinato del entonces primer ministro Isaac Rabin en 1995, la opinión pública israelí se ha dirigido cada vez más a la derecha, según el experto egipcio. "Por lo tanto, para mantenerse en el gobierno, el Partido Laborista se verá obligado a asumir posiciones cada vez más derechistas."

Shadi, incluso, bajó a tierra las esperanzas de que Estados Unidos pueda, bajo la presidencia de Barack Obama, moderar las actitudes de su belicoso aliado.

"Obama podría presionar a Netanyahu para alcanzar un acuerdo con palestinos y sirios, pero eso sólo ocurrirá si no hay interferencias del todopoderoso 'lobby' proisraelí estadounidense, que hoy domina la Casa Blanca, el Congreso legislativo y la gran prensa", dijo.

"La comunidad internacional siempre prende las alarmas por los países musulmanes con armas nucleares", agregó. "Ahora hay en Israel, que tiene un enorme arsenal nuclear, un gobierno extremista, con un ministro como Lieberman, que ha amenazado en reiteradas ocasiones con usarlo contra países vecinos."

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